Como ya es costumbre nos vemos
bombardeados en televisión, prensa escrita, Internet, las calles se
llenan de letreros, los autos pintan su vidrio trasero, y de un minuto a
otro todo Chile se coloca la camiseta que dice: yo soy solidario.
Se acerca en las próximas semanas el
show televisivo y la vulneración de derechos de las personas en
situación de discapacidad más grande que se ha conocido los medios de
comunicación, la famosa Teletón.
Hace un par de semanas atrás la
Organización de las Naciones Unidas hizo un llamado que muchas de las
personas en situación de discapacidad, familias, parejas y amigos
estábamos esperando. El llamado de la ONU fue claro, preciso y al hueso:
“Promueve estereotipos de las personas con discapacidad como objetos de
caridad y no como sujetos de derecho”…
El mensaje está claro, y lo he mencionado en reiteradas ocasiones:
Dejo en claro que me refiero al show televisivo, el Instituto de Rehabilitación es otra cosa.
El show televisivo de estas 27 horas de
amor es la visualización más asistencialista, dramática, compasiva e
irrespetuosa que puede existir hacia las personas en situación de
discapacidad.
Todo el mundo se llena la boca con la
palabra inclusión, que, por supuesto, ya está de moda. Analicemos la
campaña televisiva antes mencionada:
En ninguna parte de las 27 horas existe
la interpretación de la lengua de señas, que bajo la Ley 20.422 está
escrito como: el lenguaje universal de la comunidad sorda.
Tampoco tiene parámetro educativo, me
refiero a mostrar en pantalla a un profesional de la institución ya sea
kinesiólogo, terapeuta ocupacional, fisiatra, que enseñe a esta
población de 17 millones de personas de qué manera pueden ellos apoyar a
una persona que esté en silla de ruedas en su traspaso ya sea a un
auto, un sillón, o alguna necesidad especial que ésta requiera.
¿En qué parte de la campaña televisiva
se ve a un testimonio conversando que las personas en situación de
discapacidad tenemos vida sexual activa como cualquier otra persona? No
somos seres asexuados.
Desde hace 20 años Doris Gildemeister
trabaja de manera constante por el deporte chileno Paralímpico, y con su
dedicación ha sacado grandes deportistas adelante. Deportistas que han
sido rehabilitados en esta institución, por sólo mencionar algunos de
ellos, grandes amigos como lo son Robinson Méndez, Francisco Cayulef.
Ellos son parte de la elite del deporte nacional, mojando la camiseta
por Chile, orgullosos por sus muy merecidas medallas y Doris
Gildemeister ha trabajado con ellos siempre y jamás ha sido reconocida
dentro de estas 27 horas. Lo digo con propiedad porque fue mi
entrenadora durante más de tres años y es la persona que trajo el tenis
en silla de ruedas a Chile.
La inclusión tiene muchas áreas y una de
ellas, sin duda, es la inclusión laboral. En este país sólo el 1% de
las personas en situación de discapacidad tiene contrato laboral, según
la última encuesta desarrollada en el año 2004 ENDISC, el 78% de las
personas con discapacidad NO trabaja.
Los empresarios ven la inclusión laboral
“como un favor”. Si desde el año 1978 somos vistos como seres
compasivos, en las cuales el país entero llora, aplaude, nos consideran
“angelitos” y lo que es peor aún, piden, a través de la pantalla, que la
gente “se coloque la mano en el corazón”. ¿Cómo los empresarios van a
abrir puestos de trabajo si somos vistos como seres de caridad que
prácticamente dependemos de la voluntad ajena?
Señoras y señores, para ustedes que
están leyendo esta columna les cuento que yo soy persona en situación de
discapacidad física, pasé por un período de rehabilitación durante más
de un año y medio, por lo tanto, tengo toda la autoridad y el
conocimiento para decir: La rehabilitación bajo la ley 20.422 que entró
en vigencia el 10 de febrero del año 2010 que establece normas de
igualdad e inclusión social para personas con discapacidad, dice en su
párrafo dedicado a la rehabilitación: “La prevención y la rehabilitación
es un deber del Estado”. Por lo tanto, este show televisivo, dramático y
asistencialista no debería existir.
Que el Estado se haga cargo de la rehabilitación no es un favor, es un deber.
Chile ratificó ante la ONU, en el año
2008, la Convención Internacional de los Derechos de las Personas en
situación de Discapacidad, y también existe la ley 20.422 y antes de la
ley anteriormente mencionada está la ley 19.284, todo lo mencionado
está a disposición de los chilenos para que estén en conocimiento de
los derechos y deberes que tenemos como personas en situación de
discapacidad y, también, la obligación que compromete al Estado en este
ejercicio.
Por favor, si tienen tiempo para revisar
los diarios, Facebook, Twitter, ver televisión, también entérense de la
manipulación emocional tremenda que se gesta a través de este
espectáculo televisivo, el lavado de imagen de parte de las empresas es
lo mejor que le puede suceder en estas 27 horas, me pregunto: ¿Qué
porcentaje de personas en situación de discapacidad trabajan en todas
las empresas que están asociadas a la Teletón? ¿Por qué no realizan las
donaciones al Instituto de rehabilitación de manera anónima una vez al
año y evitan este show farandulero?
Continuaré educando respecto de nuestros
derechos y deberes como docente de la Facultad de Medicina en la
Universidad de Chile, continuaré dando a conocer a nivel público a
través de mi programa “Saliendo a Flote” todo lo que concierne a los
principales actores de esta película, que somos las personas en
situación de discapacidad, dignificando por sobre todo nuestra vida y
cada una de las instituciones, corporaciones, asociaciones y fundaciones
que trabajan por esto. Y por sobre todo soy una detractora acérrima al
show televisivo de la Teletón y mientras pueda continuar alzando mi voz
lo haré hasta que nuestros derechos y deberes sean respetados y
fiscalizados a cabalidad.
Porque somos sujetos de derecho, dignos, y por sobre todo seres humanos… Yo digo NO a la Teletón.
Carolina Pérez
Vía: Radio UChile
Fuente El Ciudadano