El 21 de
septiembre de 1974 fueron detenidos por agentes de la DINA en Santiago los
cónyuges Lumi VIDELA MOYA y Sergio PEREZ MOLINA, ambos militantes del MIR. Numerosos testigos dieron cuenta de su
permanencia en el recinto de José Domingo Cañas.
El 3 de noviembre Lumi Videla murió en una sesión de tortura
a la que era sometida en el recinto de José Domingo Cañas. Según el informe de
autopsia, la causa precisa de la muerte fue la asfixia producto de una
obstrucción de la boca y la nariz estando el cuerpo de cúbito ventral. Sergio
Pérez desapareció desde ese mismo recinto. El 4 de noviembre de 1974 se
encontró el cadáver de Lumi Videla en el lado interior de una pared del jardín
de la embajada de Italia, en la comuna de Providencia.
La prensa de la época informó que habría sido víctima de los
asilados que se encontraban en la embajada, en el marco de una orgía. La
embajada, por su parte, desmintió que Lumi VIDELA se hubiera encontrado asilada
en el recinto.
Carta en respuesta a una misiva que incluyeron en el diario La Tercera en su edición del 1 de septiembre, en defensa de uno de los asesinos de Dagoberto Pérez y Lumi Videla.
El Ciudadano reproduce
en extenso la carta del hijo de Pérez y Videla, que no fue atendida por
el director del diario La Tercera. Los encomillados son textuales de la
misiva publicada en ese medio de comunicación.
Carta de Dago Perez Videla
Señor Director:
En respuesta una carta dirigida a usted, el pasado miércoles y firmada por el Sr. Christian Felipe Jara Brito, en la que, después de describir una serie de tragedias familiares que le acaecen al agente de la Dina Christoph Willeke, pide que por estas razones y por su propia enfermedad, él sea indultado, quiero expresar lo siguiente.
Este agente, entre otros crímenes, fue responsable de la muerte por asfixia de mi amada madre Lumi Videla Moya (en
la foto), cuando ella tenía sólo 24 años y se encontraba secuestrada en
un centro de tortura. Y participó en el encubrimiento del asesinato,
cuando su cuerpo fue lanzado al interior de la Embajada de Italia, en la
madrugada del 3 de noviembre de 1974. Mis padres eran intensamente
buscados por resistir a la dictadura militar impuesta a sangre y fuego.
Dictadura que desató por parte de militares y civiles los actos de
venganza más crueles y llenos de odio hacia el pueblo, en toda la
historia de Chile. Actos con los que todavía sufrimos, los cuales están
bien documentados nacional e internacionalmente y en los que justamente
el señor Willeke, es uno de los protagonistas.
Porque ¿Acaso no es un acto de venganza
permanente los detenidos que están desaparecidos hasta ahora? Más de 30
años de venganza, ¿no es suficiente?, ¿Dónde está mi padre Sr. Willeke?
¿Usted. sabe señor Jara Brito, dónde está mi padre? Mi amado padre se
llama Sergio Pérez Molina (en la
foto) y desapareció en octubre de 1974 y lo he buscado incluso
excavando en un regimiento. ¿Dónde están todos los hombres, mujeres y
niños, desaparecidos?
¿Por qué, Señor Jara Brito, no le pide
al señor Willeke y a los demás agentes de la Dina, que por “razones
humanitarias” digan dónde están todos los desaparecidos?
Vivir en una dictadura sangrienta, es
vivir en un estado de permanente venganza política y militar. Yo pasé
desde los 4 años hasta pasado los 20 viviendo así y cuando terminó la
dictadura de Pinochet, me fue posible empezar a caminar
el camino de la justicia del hombre, porque en la del Todopoderoso no
tengo dudas. Fui a los Tribunales de Justicia, por justicia y retomé el
proceso que mi abuela había iniciado 19 años antes y con el que después
de 14 años más, obtuvimos la llamada “justicia en la medida de lo
posible”.
Que significó condenas bajísimas para un
“secuestro calificado” y “homicidio calificado” con “alevosía”, como
aparece en el fallo. E incluso, que significó que estas condenas fueran
cumplidas en una cárcel cinco estrellas, especialmente construida y
acondicionada para la mayor comodidad de los criminales condenados. Y
tuvimos que aguantarlo.
Si para el señor Jara Brito, es
“venganza política” exigir que por lo menos eso se cumpla sin indultos
políticos, no sé qué le va a parecer lo siguiente: Si llegaran a
indultar a este torturador y asesino o a otro, no duden que los
familiares estaremos haciendo lo que nos corresponde por verdad y
justicia, que es lo realmente “humano y razonable”. Yo no me voy a
cansar de orar y luchar por justicia. Sin justicia no habrá paz para los
verdugos.
La historia humana nos enseña que no hay
paz cuando no hay justicia, porque con justicia se llega a la paz, y no
con indultos políticos que buscan la impunidad total en los crímenes en
contra de la humanidad. La vida es el bien más preciado que el
Todopoderoso nos ha dado y de todo mal debemos preservarla. Así sea.
Dago Emiliano Pérez Videla
2 de septiembre de 2010
Extraído de El Ciudadano