En el Pulso Nº 162 cometí un error que afortunadamente no pasó desapercibido.
Por
eso quiero iniciar saludando el correo del compañero J. Cámara quien me
clarificó, la fecha de la elección universal de la Central Única,
proceso electoral en el que fue elegido, cuando era un joven
sindicalista, en representación del MAPU.
En
efecto, fue 1972 - y no 1971 como erróneamente informe - el año en que
se realizaron las elecciones de la CUT, ocasión en la que participaron
decenas de miles de trabajadores en todo el país.
Lo
principal, y que se mantiene inmutable, es que no solo es posible sino
que mas necesario que nunca, seguir bregando porque los trabajadores
elijan a sus representantes en todas las estructuras de la organización
sindical.
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Poco, muy poco hay para rescatar en estas fechas.
Fechas en que el espacio comunicacional está cubierto con las diversas expresiones de lo que livianamente llaman “chilenidad”.
Harto
huaso y china, ponchos, vestidos y sombreros carísimos, espuelas y
demás aperos se pueden ver en cuerpos descansados, que se exhiben aquí y
allá en hermosos animales preparados para la ocasión.
Los
trabajadores cada vez se alejan más de lo que en su tiempo fue toda una
tradición. Las fiestas patrias y también las de fin de año, eran
momentos de convivencia con las familias, de evaluación de un período,
de premio y estimulo a los que mas se habían destacado en el trabajo
diario.
En
los barrios se jugaba al trompo y los volantines, miles de niños lucían
las pintas dieciocheras con las que les agasajaban sus padres,
cualquier lugar era el indicado para el picnic familiar.
La
tarea es recuperar estos espacios para la población, quitárselos al
consumo exagerado de alcohol, reemplazar las riñas por la armonía
familiar, enseñar que es un momento de descanso que debe servir para
fortalecer los lazos familiares.
Hace
107 años un gran líder sindical levantó su voz para referirse a las
celebraciones del 18 de septiembre, Y lo hizo en su estilo. Claro y
buscando educar a los mas dejados de lado, golpeando como se debe hacer
siempre a los poderosos.
“Muchas
veces nos hemos preguntado: ¿qué cosa celebra el pueblo en los días
llamados del 18 de septiembre? Algunos y sobre todos los burgueses, nos
dicen: “celebramos nuestra emancipación política, nuestra independencia
como república”. Mas en realidad de verdad, la clase proletaria no tiene
ninguna libertad ganada con el cambio operado en Chile el 18 de
Septiembre de 1810. Si alguna libertad tiene el trabajador, ella es, la
de morirse de hambre, vivir en la miseria o pasar toda su vida en el
presidio.
Para
que veamos bien estas cosas, para analizar su realidad, debemos
alejarnos un poco del fanatismo que nos empuja a creernos emancipados y a
considerar como nuestra la independencia de la República.
Nada,
pero nada, tiene que celebrar el pueblo proletario en esta fecha,
porque su libertad aún no la ha conquistado. Los que verdaderamente se
emanciparon del yugo español fueron los ricos, pero no por sus
esfuerzos, sino por los esfuerzos y sangre de los pobres. Los pobres
eran pobres bajo el yugo de la monarquía española, y pobres son todavía,
bajo el yugo de la monarquía chilena, llamada por sarcasmo república
libre.
Entonces, ¿ qué celebran los pobres ? ¿la emancipación de los ricos chilenos sobre los ricos españoles?
Abre tus ojos, pueblo, y verás la verdad. La libertad no la tienes y debes prepararte para conquistarla.
Lo
que hay de verdad, miradas las cosas sin pasión, es que un grupo de
ambiciosos de poder y de dinero y que hoy son llamados “ padres de la
patria”, armaron a los esclavos de la colonia para hacer la revolución y
una vez vencedores ellos se apoderaron de la dirección de los pueblos y
del dinero.
Desde
que se proclamó la república, los impuestos y las contribuciones han
ido aumentando asombrosamente hasta llegar a formar hoy día una renta de
más de ciento cincuenta millones de pesos anuales, que se la roban y la
malgastan entre los favorecidos y los ricos.
¿Qué toca al pueblo de toda esa renta creada en esta república independiente?
La
metralla y los sables, el patíbulo y las cárceles que con ese mismo
dinero, arrancado a su trabajo, se le tiene preparado como premio,
cuando intente reclamar justicia. Los proletarios que se precien de
serios, estudiosos y amantes de la emancipación del pueblo, deben
comprender que es sumamente pernicioso contribuir a celebrar una fiesta
que marca una nueva jornada de esclavitud para el pueblo.
Es
pernicioso porque la ignorancia hace creer al pueblo que en esos
momentos se olvidan las diferencias entre ricos y pobres, que al rico le
conviene porque así narcotiza por algún tiempo al pueblo; pero los
trabajadores pierden porque al calor de esos momentos los ricos apretan
más las cadenas con que nos oprimen.
¿Qué patria tenemos nosotros que no poseemos un solo pedazo de suelo, ni un techo donde descansar?
¿Qué libertad tenemos nosotros que no podemos andar, comer, gozar, ni trabajar sino bajo el peso de leyes abrumadoras y pesadas?
¿Qué celebramos entonces?…”
Serrano Publicado en “El Proletario” de Tocopilla, 16 de Septiembre de 1905.
Como siempre, Don Reca da en el clavo.
Mientras
los poderosos celebran, se mantienen y acrecientan las diferencias
entre los que nada tienen y los dueños del capital. Lo dramático es que
muchas voces los más golpeados parecen no constatar lo que sucede en su
entorno.
Gran tarea tenemos entre las manos.
Educar a nuestro pueblo contra viento y marea, sin desfallecer cuando se presenten dificultades e incomprensiones.
MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente C.G.T CHILE