Por José Steinsleger
El llamado "conflicto de Gaza" suele agitar un confuso entrecruzamiento
de prismas, datos, ángulos de mira, obsesiones, disciplinas (o "relatos"
y "lecturas", como se dice ahora) que sutilmente, abrumándonos con la
inquietante presencia del sheriff Woody y el discurso del gran filósofo
sionista Buzz Lightyear, busca remontarnos hasta el infinito… "¡y más
allá!"
Si
el apotegma es válido, habrá que sopesar la cósmica energía de las
mujeres de Gaza que nos interpelan, mirando al cielo con los brazos
abiertos y las ropas empapadas con la sangre de sus hijos. ¿Verdades y
mentiras? El comentarista se resiste a ensayar la cínica y "serena
imparcialidad" de los que renuncian a fijar las verdades y mentiras de
los hechos.
Hacia
finales del siglo XIX, un pensador al que las razones de Occidente
trastornaron sus facultades, dijo: "No hay hechos. Sólo hay
interpretaciones" (Nietzsche). Cosa que neoliberalmente suena
"razonable", pues nos permite permanecer equidistantes (¿cómplices?)
frente al drama de un pueblo que se niega a desaparecer bajo el "fuego
humanitario" de los invasoras que ocupan su tierra desde 1948. El plural
se justifica: sin el respaldo criminal de Estados Unidos y la Unión
Europea, no existiría el enclave neocolonial llamado "Israel".
¿"Árabes"
versus "judíos"? ¿Hamas versus Netanyahu? Simplistas y reduccionistas,
abstenerse. Porque así como las "democracias occidentales" fueron
cómplices junto con Alemania nazi de la suerte de los judíos en Europa
central, ningún Estado "árabe" se muestra hoy apurado en ayudar a
Palestina. Con excepción de Irán, país islámico, pero no "árabe" que,
cuando se llamaba Persia, salvó a los judíos en dos ocasiones: con Ciro
II (Libro de Esdrás), y Jerjes I (Libro de Ester).
La
Biblia guarda inconmensurable valor literario. No obstante, su valor
historiográfico es nulo. Así es que en 2014… hechos. Por un lado, la
entidad ultranacionalista inventada siglo y medio atrás por el sionismo.
Por el otro, pueblos que para dicha o desdicha nacieron en Palestina, y
que desde la publicación de Autoemancipación, del polaco Leo Pinsker
(1882), y El Estado judío, del austrohúngaro Teodoro Herzl (1895),
fueron maldecidos con dolosas interpretaciones del Antiguo Testamento.
Con
esa "moral", los soldados del ejército que se jacta de ser "el más
ético del mundo" asesinan a bebés, mujeres y ancianos, destruyen
escuelas y hospitales, disparan con artillería pesada, lanzan bombas de
racimo y proyectiles revestidos con uranio "enriquecido", y han
convertido "la venganza en un valor occidental aceptable" (Gilad
Atzmon).
En
2007, el diario Haaretz de Tel Aviv publicó un reportaje acerca de los
soldados judíos que usan camisetas, gorras y sudaderas exaltando el
asesinato de embarazadas palestinas. En el batallón Lavi, por ejemplo,
un soldado mostraba en su camiseta a una joven palestina magullada, con
el lema: "Apuesto a que te han violado". En la brigada Givati, otro
militar lucía en la suya el lema: "Un disparo, dos muertes", inscrito
bajo un dibujo de un punto de mira que apunta al vientre de una
palestina embarazada vestida con la típica túnica islamita.
Al
ser preguntado, el militar admitió con cinismo: "Hay gente que cree que
no está bien. Yo también lo creo, pero no significa nada. Nadie va a
disparar a una mujer embarazada". Luego, en 2007, se hicieron camisetas
con el lema "Más pequeño, más difícil", en la que había el dibujo de un
niño con la leyenda: "Es un niño, así que tienes más problemas a nivel
moral, y además el objetivo es más pequeño".
Otra
de las camisetas fue encargada por una unidad de francotiradores, y
llevaba el mote "Mejor usa Durex", junto a un bebé palestino muerto con
su oso de peluche al lado, y su madre llorando junto a él. Otra más
mostraba la supuesta evolución de un niño palestino que crece hasta
convertirse en miliciano. La leyenda rezaba: "No importa cuándo
comience. Le pondremos fin".
En
el reportaje, los mandos de cada unidad afirmaron "no tener control".
Aseguran que ese tipo de prendas están prohibidas en ciertas unidades,
pero son permitidas en otras. La oficina de relaciones públicas del
Tsahal (Ejército de Defensa, sic) se justificó diciendo que si bien son
de "mal gusto" (sic), se trata de "…ropas privadas, impresas en empresas
privadas, a petición privada de los soldados que terminan los cursos".
Millones
de judíos del mundo que empiezan a sospechar adónde conducen tales
métodos de impunidad y gratuita crueldad se atreven a "pensar distinto".
Sin embargo, raros son los judíos "antisionistas" (de "izquierda" o
"derecha") que cuestionan la naturaleza asesina del "Estado de Israel".
Algunos creen que la solución radica en los "dos estados". Y otros
esperan algo así como "la paz" sin vencedores y vencidos.
¿Y
todo ese horror ilustrado para qué? Para mantener a salvo económica y
políticamente rentable el "antisemitismo" y "defender" la inviabilidad
de un despropósito: la "identidad" colectiva judía.