El espectáculo sería risible sino fuese porque todo un país sufre las consecuencias de la política parasitaria.
La
vedette de la extrema derecha, el “héroe” del rescate de los mineros,
ese que “marcaba tan bien en las encuestas”, desaparece víctima de sus
inconsecuencias financieras, para llamarlas de un modo amable. En
período eleccionario no hay que decir “estafas”, ni “evasión fiscal”, ni
“chanchullos corporativos”, y por eso no lo digo. Evacuado sin piedad
ni miramientos, su degradación, aceptada silenciosamente por el
interesado, es calificada de acto “generoso”, razón por la cual buscan
premiarle –¿y cerrarle la boca?– con una senaduría. ¿Qué tiene de raro
en un país en el que se eligió presidente a un condenado por uso de
información privilegiada, y vicepresidente de la Cámara a un estafador
confeso?
Rápidamente
sustituido por un adepto de los contactos con el más allá, los enemigos
jurados que constituyen la Alianza prometen enfrentarse,
fraternalmente, en elecciones primarias que otorgan el insigne
privilegio de decidir si se prefiere la sartén o las brasas.
La
caricatura llega a extremos inconcebibles cuando se observa el circo de
la Concertación. “Somos los únicos que hemos hecho primarias” se
pavonea el mandamás del PS, antes de demostrar que, como es el caso
desde 1990, no son capaces ni siquiera de honrar su propia palabra.
La
candidata a la candidatura afirma estar “decepcionada” y lamenta la
pérdida de una oportunidad de participación ciudadana en la toma de
decisiones. ¿En serio? Se trata de la misma persona que, en uno de sus
discursos, aseguró que la expresión ciudadana no sirve de nada: “La
verdad es que los plebiscitos, los referéndums en Chile no son
vinculantes. El único sentido que tiene… es decir podría votar el 130%
de la población que quiere una cosa distinta y eso no tiene ningún
significado práctico (París, 29 de mayo de 2009).”
Y en este voto de primarias… ¿Qué significado práctico tiene votar por la Concertación o por la Concertación?
Si
se tratase de hacer participar al pueblo de Chile en las decisiones que
le conciernen, los temas sobran: ¿Por qué no consultarle sobre la
Asamblea Constituyente? ¿O sobre la Educación pública, laica y gratuita?
¿O sobre el fin de las AFP? ¿O sobre la renacionalización del cobre? ¿O
sobre la derogación del Código del Trabajo de la dictadura? ¿O sobre la
Salud pública universal? ¿O sobre la redistribución del ingreso? ¿O
sobre la libertad y la pluralidad de la prensa? ¿O sobre los derechos
del pueblo Mapuche?
No.
Según la abanderada de Escalona y de Girardi, basta con hacer votar al
pueblo sobre los candidatos designados por la Concertación. ¿Por qué no
sobre la importancia del agua en la navegación?
La
descomposición de la política parasitaria se encuentra en estado
avanzado, el mal olor se percibe a cien leguas, la podredumbre de las
instituciones ilegítimas es tal que no las salvan ni embalsamando la
Constitución de Pinochet-Lagos.
Los partidos políticos y sus candidatos dan la impresión –confirmada por la realidad– de estar pudriéndose antes de morir, cuando aún se encuentran en plena agonía.
Sólo queda desear que la naturaleza siga haciendo su obra y dejar que se pudran.
Escribe Luis Casado – 05/05/2013