domingo, 24 de diciembre de 2023

"¿Quién puede tener ganas de celebrar si estamos destrozados por las imágenes que vemos a diario de menores entre los escombros de la Franja?"

Millones de personas afrontan esta época entre bombas y disparos, con pocos motivos para festejar, en dos de los grandes conflictos que desangran al mundo.

Una figura del nacimiento colocada en medio de escombros en un templo de Belén, en Cisjordania, representa la suspensión este año de la Navidad para los palestinos cristianos. No habrá festejos ni ceremonias. No tienen cabida entre los edificios colapsados por el asedio del ejército de Israel a la Franja desde hace dos meses y medio.

Las pocas iglesias que quedaban en pie en Ciudad de Gaza se convirtieron en refugio de unas 900 personas que huían de los bombardeos hasta que fueron atacadas y destruidas. Uno de esos lugares, el templo ortodoxo de San Porfirio, fue alcanzado por un proyectil que causó 18 fallecidos, entre ellos nueve niños. Israel seguirá el genocidio amparado por mejor aliado " Estados Unidos".
 En medio del luto por las miles de vidas perdidas -más de 20.000, la mayoría civiles, según el Ministerio de Salud palestino- en la batalla que se libra en Gaza, todos los templos de Belén decidieron cancelar las celebraciones navideñas. "Si Jesús naciera hoy, ocurriría en medio de los escombros de una casa destruida", lamenta Isaac. Ni luces, ni mercadillo de Navidad, ni decoración alguna adornan las calles de Gaza o la famosa plaza del Pesebre en Belén. La ciudad está completamente cerrada a la entrada de visitantes, por lo que los cristianos de otros lugares como Jerusalén, Yaffa o Ramala, que acudían anualmente a la zona, no podrán hacerlo en esta ocasión. Desde que comenzó la guerra, Israel ha cortado los accesos a las principales localidades de Cisjordania.
Heraldo.