En medio de la agitación que se ha venido dando estos días en torno a
la megaminería y los glaciares (Pascua Lama y Andina 244), nos parece
fundamental que en alguna parte pueda leerse lo que las comunidades
afectadas por la megaminería han dicho en relación a esta tema, sobre
todo porque aunque fueron ellas las que lo instalaron en la agenda país,
hoy no existen… debe ser porque su mirada no es tan pragmática como la
del resto de los actores que se han puesto aceleradamente a gestionar
mesas y proyectos para que el 21 de mayo haya un párrafo referido a
glaciares en el discurso de la presidenta… se entiende, la escucha de
las comunidades requiere de ritmos que el pragmatismo no puede tolerar.
“La sed de oro, nos dejará sin agua” es una de las múltiples
consignas que ha acompañado el caminar de las comunidades de la
provincia de Huasco contra el proyecto Pascua Lama, los arrieros de la
parte alta del valle entendieron el 2001 que por donde se quería
instalar el rajo de la mina, se iban a afectar los “bancos perpetuos” y
que eso secaría el territorio, tal como ya se secó el Loa, el oasis de
Quillahua, el río Copiapó… por desgracia hacia el Norte Minero son
múltiples los ejemplos de agotamiento del agua por el actuar de la
megaminería química.
Cuando el 2001, las comunidades advirtieron que la empresa no
mencionaba ni los impactos, ni los riesgos de la destrucción de
glaciares en su estudio de impacto ambiental, el gobierno exigió un
“plan de manejo de glaciares”, haciendo gala de una ignorancia tal, que
validó la propuesta de la empresa de cubicar y trasladar los glaciares,
experiencia exitosa, según Barrick decía, en la lejana Kirdgistán. Pero
las comunidades que saben cómo operan las cuencas, no se tragaron el
asunto y tomamos contacto con el país asiático… la intervención de la
minera allá había sido desastrosa, la afectación del ecosistema glaciar,
irreparable.
Develamos la mentira, pero tal como ahora, los grandes medios de
comunicación no se preocuparon de consignar las gestiones y de alertar
sobre la falsedad con la que operaba Barrick, amparada por el Consejo
Minero.
No existen en el mundo experiencias de compatibilidad de megaminería y
ecosistemas glaciares. El discurso perverso que se quiere instalar en
complicidad con el gobierno, hipoteca severamente la disponibilidad de
agua en el mediano plazo para el país y la calidad de agua en el corto
plazo. La ignorancia de antes, hoy es ocultamiento intencionado de
información, cuestión simplemente imperdonable.
Indudablemente el lobby del sector minero que se ha enriquecido
escandalosamente con lo que antes eran bienes comunes y ahora son
patrimonio privado por la vía de la “concesión”, pesa más que la
voluntad de las comunidades empobrecidas luego de los años de
vaciamiento de sus territorios… en un país donde el dinero manda, son
las transnacionales mineras las que manejan el boliche.
No obstante, nuestro caminar con comunidades afectadas por el
extractivismo, nos devela la existencia de un Chile donde el dinero no
manda, sino que obedece, obedece a las capacidades creativas y de
empoderamiento de los y las que saben vivir con lo que tienen y no con
lo que les falta. Esos comunes y corrientes que somos, y que desde el
2001 venimos impulsando la protección de los ecosistemas glaciares,
junto con la sabiduría local que los hizo aparecer ante nuestra mirada,
vemos con preocupación y nos declaramos en estado de alerta, frente a
las declaraciones del ministro de Medio Ambiente que compatibilizan la
protección de las glaciares con actividades invasivas como la
megaminería; lo que se acompaña del Consejo Minero hablando el mismo
idioma, de la ministra de Minería, esforzada en preparar un buen
cronograma de inicio de proyectos, como si su rol fuera ser secretaria
de las empresas y no representante de la ciudadanía en el gabinete, y de
las recientes declaraciones del ministro de minería argentino,
emplazando a Chile a “ponerse los pantalones largos”… quizás debió decir
la falta cortita… habría sido más preciso en su codificación machista
de la realidad, codificación que pasó por alto que somos gobernados por
una mujer.
Toda esta situación se gatilla justo después de que nuevamente
Bachelet y Cristina Fernández se reúnan para hablar de Pascua Lama. No
importa que Argentina tenga una ley de protección de glaciares y de
ambiente periglaciar que la señora K vetó pero que la presión social
impuso, no importa que Barrick haya demostrado su desprecio profundo a
la cordillera y haya contravenido los débiles compromisos ambientales
contraídos… Otra vez las mandatarias, ¿o en este caso debemos decir
mandatadas? se juntan y empiezan las maniobras de destrabe, antes (2009)
fue para dar el vamos al proyecto, hoy cuando ya se ha demostrado que
no puede operar sin devastar los glaciares que se comprometió a no
tocar, ¿será para dar el vamos, contra toda lógica a la destrucción de
glaciares?.
Lejos del pragmatismo que anima a algunas Ong, a algunos
parlamentarios, al gobierno y a los mineros, nosotros, al ritmo del
andar colectivo, alertamos que por el agua y la vida, por el derecho a
regar las semillas de un Chile abundante y creador, entendemos que los
glaciares tienen valor y no precio, y no permitiremos que les pasen por
encima.
Fuente El Ciudadano