El
trabajo dignifica y, cuando el que se preparó concientemente para lo
que siempre quiso hacer encuentra el espacio donde realizarse, siente
que es posible concretar los sueños que le acompañaron desde niño.
Son
sueños en los que la familia tiene un lugar importante, inicialmente
es esa que le acompaña desde que tiene uso de razón y con posterioridad
se proyecta con aquel hogar
que cree que puede constituir.
¿Se ha preocupado alguien de estudiar seriamente las consecuencias que acarrea la no realización personal de miles de jóvenes?
Son
hombres y mujeres que lo dieron todo en pos de un futuro mejor, futuro
que les permitiera no tener tantas limitaciones y que sin embargo han
pasado a engrosas largas listas de cesantes, personas frustradas,
amargadas, que por mas que lo han intentado no logran dar con algo que
les acerque aunque sea mínimamente hacía aquello que estudiaron y para
lo que se prepararon.
Trabajan en cualquier cosa, en lo que les cae y muchas veces la frustración los consume.
Conocí hace algunos días un caso que me afectó muchísimo y se relaciona con lo aquí expuesto, por eso deseo compartirlo.
Se
trata de un joven de 20 años, excelente futbolista, que se formó en uno
de los llamados grandes del futbol y que por carecer de padrinos debió
emigrar e ir a probar suerte a otros equipos del futbol profesional.
Dueño
de un olfato goleador, este esforzado muchacho que se cuidaba para
cumplir su sueño de futbolista profesional, terminó trabajando por unos
meses en la construcción al no encontrar donde mostrar su talento.
Su
padre, incansable hincha y amigo, trabajador de la locomoción
colectiva, perseveró y buscó por todos lados el camino para que su
cachorro no viera frustrado sus sueños, hasta que consiguió que
recuperara las ganas y culminó siendo goleador de un equipo en tercera
división.
Sus
capacidades lo llevaron a un equipo de Segunda división profesional,
fue probado y se le seleccionó para firmar contrato. Cuando parecía que
el sol volvía a salir para este joven, un nuevo mazazo lo tiró al suelo.
Los
mismos que lo desecharon, el mas grande y dos mas pequeños, los mismos
que no lo tomaron en cuenta porque no tenía representante, ahora
aparecen reclamando “derechos de formación”, derechos que están
establecidos en los reglamentos que regulan el futbol profesional.
Habrase visto. Si mas parece trata de personas. Una novedosa forma de esclavitud
No
te quiero conmigo, pero si otros te dan la oportunidad tendrán que
pagarme “derechos de formación”. Derechos que no solo cobra el primero
de los clubes si no también los que después recibieron a jugador y
tampoco le dieron la oportunidad de mostrar su valía.
Día a
día vemos como se habla de los millones que cuesta tal o cual jugador.
Si esas son las reglas del juego no las comparto, pero si son aceptadas
por el trabajador – jugador no quedará más que hacer expresión pública
del descontento.
Pero
otra cosa es que se cobren derechos de formación por alguien que fue
desechado durante el proceso de selección. Si el excluido confía en sus
cualidades, debe disponer de la absoluta libertad para tratar de probar
en otras parte su capacidad.
Se
busca y busca razones que expliquen el aumento del nivel de alcoholismo
y drogadicción y las autoridades ocupan todos los espacios disponibles
para pontificar sobre esto, pero muy pocas veces se apunta a un elemento
tan real y objetivo como el que aquí comentamos. La carencia de
oportunidades, la discriminación y la exclusión.
¿O
es que acaso la prostitución encubierta y tantas formas de comercio
sexual no tienen alguna relación con la necesidad de satisfacer
carencias?.
Hay
muchos casos de suicidio que tienen su explicación en estas
frustraciones, asaltos de diverso tipo son cometidos por pandillas de
jóvenes cada vez de menor edad, las agresiones físicas e incluso el
asesinato, mayormente de mujeres, son otras de las consecuencias que se
pueden achacar a esta frustración, la falta de oportunidades de la que
hablamos.
Cual es el límite para aquel que siente que ya no tiene espacio en la sociedad?
Para
nadie es un misterio que donde mayormente se dan estos problemas es en
los niveles medios y bajos de la sociedad, sin embargo se sigue con
soluciones de parche, sin poner un gran letrero PARE.
En
vez de espacios de educación y formación en los medios de comunicación,
proliferan competencias y concursos banales, en los que se hace
resaltar valores impropios y el ganador generalmente resulta ser el
autor de la mayor estupidez, el mas deslenguado, el que se filtra en lo
privado de los demás para obtener “exclusivas” que van a servir para
alimentar el morbo de los clientes cautivos.
La
gran carencia de la que adolecen aquellos que manifiestan preocupación
por la “situación del pueblo”, es la carencia de iniciativas que saquen a
la juventud de este túnel sin salida.
Se
han perdido las escuelas de verano, se ha empequeñecido y hasta
desaparecido la organización consciente, que no es otra cosa que el
resultado del contacto directo con la gente.
El
trabajo voluntario, el hermoseamiento del entorno, los juegos y las
actividades con los niños son el camino para demostrar que se puede
construir una sociedad distinta, en donde la gente se destaque por sus
cualidades y no por hechos oscuros o reñidos con la moral.
Personalmente, pienso que la organización sindical tiene harto que decir en esto.
MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente CGT CHILE