lunes, 21 de octubre de 2013

MEMORIA HISTORICA: LA GUERRA PATRIOTICA NACIONAL

21 de octubre de 1988, tanto Cecilia, conocida ampliamente en su organización como “Comandante Tamara”, y Raúl Pellegrin el comandante “José Miguel”, participaron en la toma del poblado de Los Queñes, en la VIII Región.

Año a año Octubre tiene nombre masculino: el octubre del Che, el octubre de Miguel, el octubre de Lenin. Año tras año se alzan las actividades que recuerdan el ejemplo de lucha de militantes políticos consecuentes que se la jugaron por llevar a cabo aquellas ideas de un mundo mejor, de iguales.

Hay una silueta que brilla con luz propia, una figura que en gran medida es invisibilizada en las cronologías de las izquierdas, una mujer valiente, hermosa e inteligente, una sonrisa enternecedora que aprendió a endurecerse para luchar por la liberación de un pueblo oprimido por los fusiles de los ricos y engañado por los acuerdos de los poderosos.




Nos referimos a la indomable Cecilia Magni, la joven acomodada que dejó su condición privilegiada por la vida militante, esa vida de miedos, lucha y amores tan grandes que llevan a puñados de valientes a derramar sus vidas en búsqueda de la construcción de la Utopía.

Cecilia fue una privilegiada que tuvo la opción de tener una buena educación particular, que le permitió entrar a la elitista universidad de Chile (antes aun más que ahora) a estudiar sociología en los duros años 80. Mientras muchos estudiantes apostaban por ser parte del recambio de los poderosos y otros abstraían las ciencias de la realidad concreta, Cecilia observaba las aberraciones de la dictadura, pero no le bastó ser una observadora “crítica”; ella tomó partido de manera activa por los oprimidos, porque no tan solo se trataba de criticar las opresiones que vivía el pueblo chileno, sino de fertilizar la tierra para permitir la liberación de ese pueblo siempre engañado, explotado y dominado.

Ese cuestionamiento de la realidad y amor a los oprimidos, permitió que poco a poco la coherencia venciera al miedo, lo que la llevó a participar en las Juventudes Comunistas, y luego pasar al FPMR, en ese entonces brazo armado del Partido Comunista. Pronto destacó como un cuadro político militar de grandes aptitudes, lo que la hicieron merecedora de un rol importante en el atentado a Pinochet.

Luego de la ruptura del Frente con el Partido Comunista ocurrida el año 1987 participa en el rediseño, la transformación del frente de un aparato militar a una organización político militar que implementaría desde el año 1988 la Guerra Patriótica Nacional (GPN) como respuesta a la salida pactada que ya se evidenciaba por parte de una dictadura en decadencia frente a una nueva expresión de los poderosos: una élite política en ascenso que aseguraría la continuidad del régimen, todo este proceso lo realizó en conjunto con su compañero Raúl Pellegrin.

En el marco de la Guerra Patriótica Nacional, el día 21 de octubre de 1988, tanto Cecilia, conocida ampliamente en su organización como “Comandante Tamara”, y Raúl Pellegrin el comandante “José Miguel”, participaron en la toma del poblado de Los Queñes, en la VIII Región. Atendiendo a esa máxima guevariana de que el dirigente debe predicar con el ejemplo y no pretender dirigir solo desde los cómodos asientos del poder, muy por el contrario debe ser encarnación de las ideas que defiende.

Posterior a la toma del poblado, un gran operativo militar fue cercando el lugar, es así como la huida de los rodriguistas se hizo cada vez más compleja, hasta que finalmente fueron interceptados.

El cuerpo de Cecilia apareció junto al de su compañero Raúl Pellegrin en el río Tinguiririca con señales de tortura que en ese primer momento se negaron, pero con el tiempo se han confirmado. Así moría Cecilia Magni, la inolvidable comandante Tamara. Moría por el amor a su pueblo, con su querido Raúl Pellegrin y con el odio de los poderosos, único obsequio que éstos entregan a los revolucionarios.

Este homenaje a Cecilia Magni, la comandante Tamara, lo hacemos extensivo, por supuesto a Raúl Pellegrin. No pretendemos enaltecer la figura de Tamara en un altar inalcanzable, ni en la figura de una militante ideal. Tamara como Raúl tuvieron errores, creemos que si bien su apreciación de la adecuación de los poderosos a una nueva dominación por medio de la transición pactada fue correcta; la táctica aplicada fue desastrosa, lo que significo perder a importantes compañeros. Pero hoy sus figuras se levantan como el ejemplo del militante rebelde que no acepta los cantos de sirena de los poderosos, que no acepta vender el proyecto de transformación radical de la sociedad; representan la militancia siempre inconforme con el poder y la opresión, lo que nos recuerda las palabras del Che: “No debemos admitir que la palabra democracia, utilizada en forma apologética para representar la dictadura de las clases explotadoras, pierda su profundidad de concepto y adquiera el de ciertas libertades más o menos óptimas dadas al ciudadano. 

Luchar solamente por conseguir la restauración de cierta legalidad burguesa sin plantearse, en cambio, el problema del poder revolucionario, es luchar por retornar a cierto orden dictatorial preestablecido por las clases sociales dominantes: es, en todo caso, luchar por el establecimiento de unos grilletes que tengan en su punta una bola menos pesada para el presidiario”.

A 25 años de la caída en combate de Cecilia Magni y Raúl Pellegrin, rescatamos sus luchas como experiencias que debemos interpretar en nuestra realidad actual, y rendimos un homenaje a su consecuencia que los llevó a entregar todo, hasta la propia vida.