21 de octubre de 1988, tanto Cecilia, conocida
ampliamente en su organización como “Comandante Tamara”, y Raúl
Pellegrin el comandante “José Miguel”, participaron en la toma del
poblado de Los Queñes, en la VIII Región.
Año a año Octubre tiene nombre masculino: el
octubre del Che, el octubre de Miguel, el octubre de Lenin. Año tras año
se alzan las actividades que recuerdan el ejemplo de lucha de
militantes políticos consecuentes que se la jugaron por
llevar a cabo aquellas ideas de un mundo mejor, de iguales.
Hay una silueta que brilla con luz propia, una
figura que en gran medida es invisibilizada en las cronologías de las
izquierdas, una mujer valiente, hermosa e inteligente, una sonrisa
enternecedora que aprendió a endurecerse para luchar
por la liberación de un pueblo oprimido por los fusiles de los ricos y
engañado por los acuerdos de los poderosos.
Nos referimos a la indomable Cecilia Magni, la
joven acomodada que dejó su condición privilegiada por la vida
militante, esa vida de miedos, lucha y amores tan grandes que llevan a
puñados de valientes a derramar sus vidas en búsqueda de
la construcción de la Utopía.
Cecilia fue una privilegiada que tuvo la opción de
tener una buena educación particular, que le permitió entrar a la
elitista universidad de Chile (antes aun más que ahora) a estudiar
sociología en los duros años 80. Mientras muchos estudiantes
apostaban por ser parte del recambio de los poderosos y otros abstraían
las ciencias de la realidad concreta, Cecilia observaba las
aberraciones de la dictadura, pero no le bastó ser una observadora
“crítica”; ella tomó partido de manera activa por los oprimidos,
porque no tan solo se trataba de criticar las opresiones que vivía el
pueblo chileno, sino de fertilizar la tierra para permitir la liberación
de ese pueblo siempre engañado, explotado y dominado.
Ese cuestionamiento de la realidad y amor a los
oprimidos, permitió que poco a poco la coherencia venciera al miedo, lo
que la llevó a participar en las Juventudes Comunistas, y luego pasar al
FPMR, en ese entonces brazo armado del Partido
Comunista. Pronto destacó como un cuadro político militar de grandes
aptitudes, lo que la hicieron merecedora de un rol importante en el
atentado a Pinochet.
Luego de la ruptura del Frente con el Partido
Comunista ocurrida el año 1987 participa en el rediseño, la
transformación del frente de un aparato militar a una organización
político militar que implementaría desde el año 1988 la Guerra
Patriótica Nacional (GPN) como respuesta a la salida pactada que ya se
evidenciaba por parte de una dictadura en decadencia frente a una nueva
expresión de los poderosos: una élite política en ascenso que aseguraría
la continuidad del régimen, todo este proceso
lo realizó en conjunto con su compañero Raúl Pellegrin.
En el marco de la Guerra Patriótica Nacional, el
día 21 de octubre de 1988, tanto Cecilia, conocida ampliamente en su
organización como “Comandante Tamara”, y Raúl Pellegrin el comandante
“José Miguel”, participaron en la toma del poblado
de Los Queñes, en la VIII Región. Atendiendo a esa máxima guevariana de
que el dirigente debe predicar con el ejemplo y no pretender dirigir
solo desde los cómodos asientos del poder, muy por el contrario debe ser
encarnación de las ideas que defiende.
Posterior a la toma del poblado, un gran operativo
militar fue cercando el lugar, es así como la huida de los rodriguistas
se hizo cada vez más compleja, hasta que finalmente fueron
interceptados.
El cuerpo de Cecilia apareció junto al de su
compañero Raúl Pellegrin en el río Tinguiririca con señales de tortura
que en ese primer momento se negaron, pero con el tiempo se han
confirmado. Así moría Cecilia Magni, la inolvidable comandante
Tamara. Moría por el amor a su pueblo, con su querido Raúl Pellegrin y
con el odio de los poderosos, único obsequio que éstos entregan a los
revolucionarios.
Este homenaje a Cecilia Magni, la comandante
Tamara, lo hacemos extensivo, por supuesto a Raúl Pellegrin. No
pretendemos enaltecer la figura de Tamara en un altar inalcanzable, ni
en la figura de una militante ideal. Tamara como Raúl tuvieron
errores, creemos que si bien su apreciación de la adecuación de los
poderosos a una nueva dominación por medio de la transición pactada fue
correcta; la táctica aplicada fue desastrosa, lo que significo perder a
importantes compañeros. Pero hoy sus figuras
se levantan como el ejemplo del militante rebelde que no acepta los
cantos de sirena de los poderosos, que no acepta vender el proyecto de
transformación radical de la sociedad; representan la militancia siempre
inconforme con el poder y la opresión, lo que
nos recuerda las palabras del Che: “No debemos admitir que la palabra
democracia, utilizada en forma apologética para representar la dictadura
de las clases explotadoras, pierda su profundidad de concepto y
adquiera el de ciertas libertades más o menos óptimas
dadas al ciudadano.
Luchar solamente por conseguir la restauración de
cierta legalidad burguesa sin plantearse, en cambio, el problema del
poder revolucionario, es luchar por retornar a cierto orden dictatorial
preestablecido por las clases sociales dominantes:
es, en todo caso, luchar por el establecimiento de unos grilletes que
tengan en su punta una bola menos pesada para el presidiario”.
A 25 años de la caída en combate de Cecilia Magni y
Raúl Pellegrin, rescatamos sus luchas como experiencias que debemos
interpretar en nuestra realidad actual, y rendimos un homenaje a su
consecuencia que los llevó a entregar todo, hasta
la propia vida.