“Sin importar su edad, su credo, su
color, su peso, su seso y su sexo, se han conducido, durante toda su
vida, con absoluta irresponsabilidad frente al Poder en cualquiera de
sus formas; han recibido el repudio de sus respectivos círculos sociales
por su terco inconformismo; han escandalizado a las buenas conciencias y
a policías del comportamiento; han reiterado su rebeldía y su pasión
por la libertad a pesar de los asegunes; y han militado según su
conciencia y no según las modas a modo. En resumen: no se han vendido,
no han claudicado, no se han rendido.”
SupMarcos
Un caracol gigante, iluminado por velas
de cera que levantan con sus manos los pobladores de la comunidad
Oventik, se mueve lentamente. Parece como si llegara de una larga
travesía a reposar en esta ladera nocturna, corazón del nudo montañoso
en los Altos de Chiapas y centro cultural del movimiento indígena
zapatista.
Fue hace diez años que estas luces
multiplicadas en manos anónimas, miles ellas, dieron bienvenida al
nacimiento de los cinco Caracoles y Juntas de Buen Gobierno que
articulan el poder social y horizontal de uno de los más grandes,
extensivos y profundos movimientos sociales anti sistémicos existentes
en el mundo.
En aquella noche y en aquella madrugada
del 10 de agosto de 2003, cuando el calendario de los más pequeños,
indígenas mayas, señaló un nuevo paso, un rumbo y un destino, comenzó a
llevarse a la práctica los derechos y cultura indígena que promovieron
con el estandarte de la paz y la reconciliación, después de haber sido
negada su lucha por el gobierno y los otros órganos del Estado mexicano
al incumplir los Acuerdos de San Andrés.
Las comunidades zapatistas decidieron
construir municipios autónomos, nombrando a sus autoridades locales y
delegados para cumplir las tareas encomendadas colectivamente y honrar
su palabra de alcanzar los derechos que por siglos han sido negados a
los pueblos indígenas. En esa construcción están. La autonomía indígena y
sus derechos concomitantes son una realidad en Chiapas.
Se extendió el mandar-obediciendo como
práctica del bueno gobierno, donde manda el pueblo y el gobierno
obedece. De tal manera que si una autoridad no cumple con su mandado, se
da paso a una nueva autoridad que viabilice el común, el colectivo. Por
eso, el gobierno autónomo allí escucha y orienta el mandato. El
principio es escuchar para avanzar. Es una crítica alternativa al
gobierno parlamentario, al gobierno de la democracia burguesa. De hecho,
es su antípoda. Es el ejercicio del gobierno de todos.
Por eso, cuando uno se encuentra en
territorio rebelde y habla con un niño, anciano, mujer, hombre,
miliciano, delegado, de por sí está hablando con el colectivo zapatista,
con la voz, la sentir y el pensar de todos ellos y ellas. No hay
jerarquía, no existe la cadena mando-obediencia vertical, excluyente,
sordo.
En estos diez años que han pasado desde
el inicio del palpitar de los Caracoles, el nivel de vida de las
comunidades aumentó, se repartió colectivamente la tierra, se produce
para todos y todas, se resuelven las necesidades educativas, de salud,
alimentación, techo, cobijo.
Ya son varias generaciones de zapatistas
que van caminado el profundo paso indígena. Quienes prepararon la lucha
de insurrección, quienes hicieron la insurrección en 1994, quienes
construyeron el proceso de paz y los Municipios Autónomos Rebeldes y
quienes ahora profundizan los Caracoles, dejan la huella larga que marca
el caracol a su paso, un camino, una historia que en aquellos lugares
de rebeldía territorial se marca como estela de posibilidades
coherentes, sencillas, radicales.
LA ESCUELITA ZAPATISTA
En ese marco, los zapatistas han
invitado en los últimos días a miles de personas de México y el mundo
para asistir del 12 al 16 de agosto a la Escuelita Zapatista.
El fin es mostrar, en el primer nivel,
cuatro perspectivas: Lo referente al Gobierno Autónomo en dos partes, la
participación de las mujeres en el Gobierno Autónomo y la Resistencia.
Las comunidades explicarán qué es la libertad según ellos y ellas, cómo
la viven, la sienten, la piensan. Los aciertos y errores en la tarea del
bueno gobierno.
Allí, no se hablará de tácticas y
estrategias políticas ni geopolíticas, coyunturas de todo tipo,
nacionales o internacionales; formulaciones y recetas de acción y ¡de
cocina! (que fuera bueno), sino de compartir experiencias en la lucha,
la organización, la resistencia contra el capitalismo y sus múltiples
caras, discursos y formas en el uso del poder.
En todo caso, se escuchará cómo los
zapatistas han enfrentado al poder y la dominación, su manera de
resistir y luchar frente al paramilitarismo, la guerra del Estado
mexicano, el racismo cultural, la desmemoria. Es abrir una ventana al
mundo de los de abajo que con vocación de izquierda van caminando lento,
constante y profundo, la mayor de las veces en las sombras, de la raíz a
las ramas del árbol de la historia, de esa que no se conoce en los
libros best seller, medios de comunicación masiva y desinformación,
clases educativas oficiales.
Es la historia contrapelo, los murmullos
de voz en voz y generación tras generación. Los retazos e hilos jalados
de la memoria colectiva de quienes, anónimos, realizan todos los días
su lucha y perseverancia en que cambie su situación y la de los otros y
otras, que en igualdad de condición, resisten con ellos y ellas.
Por eso, la Escuelita Zapatista no es
una convocatoria para la formación de cuadros bien “cuadrados”, sino la
forma de acercar luchas diferentes, de modos de ver el desarrollo de los
pueblos, sus anhelos y carencias, sus metas y horizontes. Para quienes
asistirán, será la posibilidad de verse en el espejo, de preguntarse qué
ha significado la libertad y qué debe significar, cómo le hacemos para
practicarla. Cómo le entramos, dicen los zapatistas.
Según han explicado en sus comunicados,
allí estarán presentes quienes quieren saber un poco o un mucho de la
lucha indígena. Están invitadas organizaciones o individuos, niños o
ancianos, quienes quieran aprender sobre la historia de las comunidades
zapatistas y su guardián y corazón, el Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN).
En la memoria, que es la práctica en la
escuelita, estarán presentes además de los invitados, los desaparecidos
políticos, los caídos en la lucha, los presos políticos en México y el
mundo. En honor a ellos y ellas se ha levantado la Escuelita, es el
deber de seguir en la escuelita de la historia rebelde de los pueblos. Se trata de la necia, implacable, feroz memoria. Porque “el único camino
para llegar a la libertad es la memoria”, dicen.
No están invitados los poderosos, los
responsables de esas muertes, desapariciones y sus cárceles; los que
hacen del dolor, el lucro. Tampoco están invitados aquellos que desde un
espacio de poder sea cual sea, dominan, castigan, juzgan, dictan.
Quienes en su sordera, atropellan y hacen del poder una forma de vida.
Los que sí asistirán son quienes miran
su corazón, porque miran hacia atrás, miran en memoria. Con su libertad
hacen posible voltear atrás. Son los invitados de los pueblos indígenas
chiapanecos que sorprendieron la madrugada del 1ro de enero de 1994 y
tomaron 4 cabeceras municipales en una justa lucha armada, y volvieron a
tomarlas pacíficamente el 22 de diciembre de 2012. Se cuentan por
miles, de todas las edades, que conforman las bases de apoyo, pueblos y
comunidades zapatistas. En territorio rebelde se espera una historia por
escuchar…
CÁTEDRA TATA JUAN CHÁVEZ
El EZLN y los pueblos indígenas de
México, articulados en el Congreso Nacional Indígena (CNI), convocan,
como la continuación del Primer Encuentro de Pueblos Indígenas de
América de 2007, a celebrar sesiones en todo el continente de la Cátedra
Tata Juan Chávez en honor a la memoria de un líder indígena purépecha
de Michoacán.
En la sesión del Primer Encuentro, en
Vícam, Sonora, noroeste mexicano, participaron 570 delegados de 67 pueblos indígenas de 12 países del continente. Allí, los pueblos
participantes acordaron en su pensamiento que plasmaron en la
Declaración de Vícam que “ Somos descendientes de los pueblos, las
naciones y tribus que primeramente dieron nombre a estas tierras; que
nos nacimos de nuestra madre tierra y mantenemos un respeto sagrado
hacia quien nos provee de la vida y nos guarda en la muerte; en
consecuencia manifestamos ante el mundo entero que defenderemos y
cuidaremos con nuestra vida a la madre tierra.”
Entonces, la Cátedra será la suma de
muchas geografías y calendarios diversos de los pueblos indígenas, que
se preparan para la buena nueva de la lucha extensiva en toda América.
De acuerdo a sus modos, tiempos, espacios, los participantes realizarán
actividades y pensamientos sobre la lucha de los pueblos originarios.
La primera sesión será en el CIDECI-Uni Tierra en San Cristóbal de las Casas,
Chiapas, los días 17 y 18 de agosto. Será una sesión de historia viva y
activa, la historia o parte de ella de los pueblos originarios de
México, llena de “cosas terribles y maravillosas” que la componen.
Agosto, entonces, será el calendario de
la rebeldía de los pueblos zapatistas y también de los otros pueblos que
han decidido cambiar el mundo desde sus raíces. La geografía es el
planeta tierra, que agitada y caótica, piensa en el mañana escuchando y
viendo desde la memoria.
Ricardo Martínez Martínez