Compañeros dirigentes sindicales, socios de los sindicatos.
La
organización sindical no es un banco, ni el socio de ella un cliente
que solo la busca cuando necesita dinero u otro tipo de ayuda material.
El sindicato no tiene como su única obligación conocer la legislación y aplicarla al trabajo diario.
Tampoco es su única finalidad negociar colectivamente.
El
Sindicato es el instrumento que tiene como tarea dignificar al
trabajador, educarlo en sus deberes y derechos, guiarlo y acogerlo tanto
en lo laboral como en lo social, cada vez que sea necesario.
El
Sindicato debe responder a las inquietudes culturales, recreacionales y
deportivas de sus integrantes. Apoyarlos en las aspiraciones de
capacitación, en la gestión previsional, en todas y cada una de sus
preocupaciones.
Solo así logrará prepararlos para el desafío mayor.
La
construcción, junto a todos los que estén dispuestos, de una nueva
sociedad que sea mas justa y digna que la que hasta ahora lo acoge.
Todo esto y más debe ser parte de la formación de trabajadores y dirigentes.
FRAGMENTOS DE LA HISTORIA QUE NO PODEMOS IGNORAR
El
trabajador tiene que entender que es importante conocer ciertos
elementos de la historia de su clase e incluso anteriores a que ésta se
instalara como tal.
Podrán
darse cuenta de algo que es fundamental para su visión de la vida y que
le permitirá mostrar a los lejos que por ya demasiado tiempo está
instalada una contradicción fundamental en la sociedad.
Unos mandan y otros obedecen.
Unos, los menos, dispusieron de medios y recursos para someter a los otros.
Desde
siempre han vivido en una opulencia que indigna, mientras la gran
mayoría debe aceptar condiciones indignantes para obtener lo necesario
con que sostener su hogar.
Podrán
haber cambiado las condiciones de ese sometimiento, pero sin embargo la
esencia del abuso y de la explotación no ha cambiado.
Por que esa asimetría en la sociedad?
Por
que los poderosos desarrollaron instrumentos y generaron leyes que les
permitieran el control de la sociedad. Con inteligencia mal usada se
sirvieron de los fenómenos naturales, para instalar el temor y el culto a
lo desconocido.
Se
apropiaron de la fuerza de trabajo humana, por siglos sin costos, luego
a cambio de especies y servicios y finalmente a través de la invención y
el control de las maquinarias.
Compran barato - cuando no roban o se apropian por la fuerza de lo que no es de ellos – y luego venden caro.
Construyen
Estados en los que se elige periódicamente a gobiernos que tienen como
objetivo principal defender, a través de las leyes y las constituciones,
los intereses de los poderosos.
Y
cuando esto falla son capaces de movilizar tropas y castigar con dureza
a pueblos enteros, con tal de recuperar y/o mantener su hegemonía.
Pero
también es necesario reconocer que esta manifiesta disparidad se
sostiene en los temores y las inseguridades de los oprimidos.
Estos
han temido y temen al castigo divino, a las tropas y las armas, a
perder el pedazo de tierra, el empleo que tienen en la fabrica, perder
“las garantías y regalías” que los poderosos les otorgan para
mantenerles cautivos.
Pese
al tiempo transcurrido y a la constatación de que “los menos” no son
dioses ni seres dotados de poderes sobrenaturales para sojuzgarlos, la
gran mayoría mantiene baja la vista, reclama en silencio y sigue sin
reaccionar.
No
es que no se haya actuado ni reaccionado ante la discriminación y el
abuso, es que no se tuvo la capacidad para superarlos y establecer una
forma nueva de vida, una forma mas acorde con lo que aspiraba la gran
mayoría.
La
historia de la humanidad y la historia de los trabajadores, está llena
de ejemplos de esta rebeldía apagada por decisión de los poderosos.
Desde
que unos se apropiaran por la fuerza del trabajo de otros y utilizaran
los frutos para su satisfacción y desarrollo, se instaló la
contradicción que debemos resolver. Explotador y explotado.
Avanzaron
los actores, mejoraron sin dudas las condiciones de unos y otros pero
se mantuvo inalterable la dependencia y el abuso.
Ellos,
los que tienen de sobra y siguen queriendo tener mas, han estructurado
un sistema para mantener cautiva a esa mayoría silenciosa.
Fomentaron
el individualismo y con ellos quitaron grandes espacios a la
organización colectiva, promovieron el consumismo y lograron que el
nivel de las deudas hiciera casi imposible la rebelión de los
endeudados.
Pero
también se dieron tiempo para mejorar los mecanismos con los que
neutralizar a quienes no les creen y difunden el verdadero rostro del
capital.
Si
primero persiguieron y mataron, luego acosaron con leyes y clausuraron
espacios. Mas adelante ofrecieron garantías y beneficios económicos y
culminaron invitando a diálogos sociales y acuerdos entre partes.
Entre tanta cosa, lograron instalar en el pueblo, entre los mas castigados, el concepto de la libertad.
Pero
no es la libertad de poder resolver por alguna vía el sistema que
queremos para cambiar las desigualdades, sino esa libertad de poder
elegir entre las opciones que ellos instalan, una libertad extraña,
anómala, una libertad que nos hace seguir siendo prisioneros de las
desigualdades.
Extracto del librillo “La formación de dirigentes y trabajadores”
CONTINUA EN EL PROXIMO PULSO
MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente C.G.T. CHILE