ASÍ FUE NOMÁS
Por Alejandro Lavquén
Presupuesto de educación
La aprobación del presupuesto de educación 2012 por el parlamento –insuficiente y con letra chica- no debería extrañar a nadie. Primero fue aprobado por el senado gracias al apoyo tácito (no votar) de la Concertación y luego en la cámara baja gracias al voto de diputados interdictos que ignoraron las demandas de los estudiantes y del movimiento social, que pedían rechazar el presupuesto enviado por el ejecutivo. En comisión mixta sólo se vieron cuestiones baladíes, lo de fondo se le concedió al gobierno. Lo ocurrido volvió a demostrar que la elite política sólo responde a su clase, al neoliberalismo y a los intereses del empresariado y la banca. Nos parece, como planteamos en artículos anteriores, que el gran error de los dirigentes estudiantiles fue sentarse a conversar con el gobierno, y luego con los parlamentarios, en vez de jugársela con todo por agudizar la protesta social, incorporando a sectores obreros, campesinos, poblacionales, etcétera, que son los que sufren con máximo rigor los abusos del sistema económico imperante. La protesta social “en la medida de lo posible”, pidiendo autorización para marchar o cambiando los énfasis en los puntos solicitados en principio, no conduce a cambio alguno. Los verdaderos cambios se producirán cuando se tire al tacho de basura la Constitución de 1980 y seamos capaces de dar paso a una Constitución nacida desde una asamblea constituyente. Sólo en ese instante se podrá comenzar a construir una verdadera democracia y los estudiantes podrán acceder a una educación gratuita y de calidad. La elite política, con la complicidad de los medios de prensa, han sostenido majaderamente que “el gran logro de los estudiantes ha sido poner en el debate el tema de la educación, algo en que todo el mundo está de acuerdo”… ¿Basta con eso?... Consuelo para tontos…
El pinochetismo nunca se ha marchado
El alcalde de Providencia, y ex DINA, Cristián Labbé, ha reiterado su posición respecto del reo Miguel Krassnoff, afirmando que “en una guerra los hombres buenos hacemos cosas malas”, refiriéndose a los “excesos”, como él llama a los crímenes de lesa humanidad, dejando claro -sobre todo para los cándidos que aún creen en el costitucionalismo y profesionalismo de las fuerzas armadas- que el pinochetismo sigue vivito y coleando, con toda su abyección, sorna, impunidad y descaro al acecho. Una de las causas de la soberbia pública del pinochetismo, tratando de imponer una “verdad histórica” falsa, que pretende justificar los atropellos a los derechos humanos, inventando además una guerra que no fue, se debe a la permisividad de la clase política y al adormecimiento de la conciencia social debido, principalmente, al miedo, implícitamente colectivo, que se incubó gracias a la frase “justicia en la medida de lo posible”. Por otro lado, hay que reconocer que una parte del pueblo, que es minoría pero maneja el poder económico y político, efectivamente cree que el golpe de Estado de 1973 fue legítimo y salvó a Chile del comunismo; a esa parte del pueblo le importa un rábano las violaciones de los derechos humanos y consideran de mal gusto que se hable de ello; y siendo la clase más poderosa del país, poseedora del dinero y del poder militar, manipula las conciencias a través de la prensa, especialmente de la televisión. Pero lo más grave de todo es que sectores de Izquierda, miserablemente, se presten para avalar a tipos como Cristián Labbé, distorsionando lo que realmente debería ser una democracia. Un ejemplo es cuando, el año 2009, la directiva de la Sociedad de Escritores de Chile (SECh), presidida por un comunista (Reynaldo Lacámara) y un socialista (Gregorio Angelcos), más un directorio mayoritariamente comunista, participaron en un homenaje a Labbé y le ofrecieron luego un cóctel en la Casa del Escritor. Hasta el día de hoy nadie ha dada una explicación, ni en el Partido Comunista ni en el Partido Socialista… así fue nomás, y ya vienen las elecciones municipales…