lunes, 28 de febrero de 2011

En nuestro país hemos de reconocer que muy pocas cosas nos unen y la cultura, que tiene que ver con las conductas de un pueblo, es quizá una de esas pocas

Una Cultura que a pesar de no contar con apoyo a través de la historia, supo organizarse desde un centro minero al norte del país, desde el campo o el mar, mezclándose con la ciudad y a través de una imprenta, de un mural callejero o de una canción fueron escribiendo nuestras vidas y llenándolas de color.

Una Cultura ancestral que nos recuerda quiénes somos y de dónde venimos y que hoy se defiende de la agonía, contra una modernidad que le da lo mismo destruir su hábitat milenario de sueños y conquistas.

También esta esa cultura que ha brillado en otras latitudes producto de la falta de reconocimiento en nuestro suelo, la del desarraigo y el exilio, los artistas en fuga que supieron enaltecer a nuestro pueblo los Huidobro, Mistral, Jara, Matta, Neruda, Parra entre otros, cientos de anónimos defensores de esa cultura popular.

Y por supuesto la local, esa que tuvo que defenderse de una larga noche, que aprendió a organizarse y a resistir y que creyendo en el espejismo de la “democracia” se decanto y desencanto, esa que hoy sobrevive a la exclusión de las políticas culturales y a la soberbia de un Estado que atomizando ha ido queriendo acorralar y eliminar nuestra cultura popular, acuñando para esto nuevos conceptos que buscan eliminar nuestra historia y nuestra memoria.
Hoy asistimos a uno de los procesos más delicados en lo que Cultura se refiere, donde lo poco que se había avanzado en estos largos años de “democracia” pierde la base que lo sustenta, o sea la acción consiente y permanente de sus protagonistas, permitiéndose con esto entre otras cosas:

• El desmantelamiento de los pocos (aunque insuficientes) programas de participación que habían en el Ministerio de Cultura, el cierre de estos y la expulsión de decenas de funcionarios que fueron echados a la calle sin ningún tipo de reconocimiento a sus años de servicio, cimentándose en esto, la teoría del desalojo que tanto promovieron estos nuevos “gobernantes”.

• La eliminación del concepto de cultura popular y su transformación al de INDUSTRIA CULTURAL.

• La profundización del Fondart, que ahora además de la exclusión existente en el formato de postulación, se le DIGITALIZA EN FORMA OBLIGATORIA aumentando con esto la brecha de participación e impidiendo definitivamente, el acceso a las capas más populares.

• La eliminación de los carnavales de Valparaíso, cambiándolo por el “Festival de las Artes,” donde la participación ciudadana se redujo a la somatizacíon de un pueblo, que solo vio pasar la “Cultura” ante sus ojos como si fuera un juego de artificio, como una instantánea cultural, entregada a grandes compañías extranjeras que se robaron literalmente la participación ciudadana.

• La persecución abierta a través de una brigada especial de la PDI para perseguir el grafiti callejero, ofreciendo la cárcel a los jóvenes que expresan su arte en los muros de la ciudad.

• El Hostigamiento a todo tipo de arte que ose ocupar el espacio público, donde alcaldes e intendentes amparándose en la Ley Orgánica Municipal heredada de la dictadura, so pretexto de velar por el orden, la seguridad y los ruidos molestos, tapan con partes a los artistas urbanos negándoles el derecho al trabajo y a la expresión, pero que nada dicen de la asquerosa publicidad de empresas trasnacionales y nacionales que nos atormentan con sus ofertas, convirtiendo el espacio público en un gran comercial ambulante.

• El acoso a los pocos lugares que prestan sus espacios a la cultura, triplicándole los arriendos u hostigándolos con policías como sucediera con el Taller Sol o el Galpón Víctor Jara.

• La nula capacidad de intención de asegurar el derecho constitucional a salud y previsión a los miles de trabajadores de la cultura, ofreciéndoles a cambio: FONDOS CONCURSABLES donde los más “aptos” pueden acceder.

• Y por último la soberbia de un ministro que no responde las cartas que se le envían pues, ven los estamentos gubernamentales como si fueran una gerencia, vulnerando la obligación legal de responder a las misivas que se le hagan llegar.

Por todo esto es que llamamos a todos los que hacen del arte y la cultura su opción de vida, a luchar por la conquista de estos derechos, por la inclusión en la toma de decisiones, donde se nos pregunte que entendemos por cultura y que esperamos de esta, pero no a través de una prueba de selección múltiple como la nueva idea del flamante Ministro y de sus asesores, sino donde todos y sin exclusión propongan estas políticas culturales.

Por el fin del hostigamiento, del acoso, del abuso, de la soberbia y la inoperancia de estas nuevas autoritarias autoridades y por la reconquista de NUESTRA VALIOSA Y HERMOSA CULTURA POPULAR con todos sus derechos asociados, les convocamos a todos a una asamblea general el próximo 8 de marzo, desde las 15 horas en San Francisco 668 esquina 10 de Julio.

LA UNICA LUCHA QUE SE PIERDE ES LA QUE SE ABANDONA



Bernardino Vásquez González
Presidente de Sicuch

Sicuch@gmail.com
8/7555768