domingo, 3 de agosto de 2025

A la inoperancia de la administración de Codelco y sus empresas contratistas


A la inoperancia de la administración de Codelco y sus empresas contratistas, se suma otro factor que agrava esta situación: la complicidad de sindicatos amarillos, funcionales a los intereses patronales. Estas organizaciones, que deberían fiscalizar y defender la vida y los derechos de los trabajadores, se han transformado en meros instrumentos de control interno, más preocupados de mantener sus privilegios que de proteger a quienes los eligieron. Guardan silencio ante los abusos, ocultan las denuncias y no cumplen su rol frente a los riesgos que nos afectan día a día.
Desde hace años venimos alzando la voz, y lo único que recibimos a cambio son silencios, inspecciones superficiales y amenazas contra quienes se atreven a denunciar. La administración de Codelco, en lugar de asumir su responsabilidad, normaliza la muerte y la enfermedad como parte del "riesgo laboral", mientras maquilla cifras y emite comunicados fríos, vacíos de humanidad.
Nos preguntamos ¿Cuántas muertes más necesita Codelco para actuar con responsabilidad? ¿Cuántas familias más deben ser destruidas antes de que el Estado intervenga de forma efectiva? ¿Hasta cuándo nuestras vidas seguirán siendo el precio del cobre que otros disfrutan?
Exigimos:
1.Una investigación independiente e inmediata, con participación directa de los trabajadores, sobre el accidente ocurrido ayer
2.Suspensión temporal de todas las faenas en zonas de alto riesgo hasta que se garantice la seguridad real
3.Un plan de emergencia con mejoras urgentes en salud y seguridad, con presupuesto, plazos y responsables definidos
4.Fin a las represalias contra quienes denuncian condiciones riesgosas
5.Que los sindicatos cumplan su verdadero rol de defensa y fiscalización, y que los trabajadores puedan organizarse libremente sin coacción
Esta declaración la firmamos como obreros contratistas anónimos, porque sabemos que al alzar la voz también arriesgamos nuestro trabajo. Pero preferimos hablar, antes que seguir caminando sobre las huellas de nuestros compañeros caídos.
¡Nuestras vidas valen más que el cobre!