sábado, 26 de julio de 2025

El 26 de julio de 1953 marcó un hito en la historia de América Latina. Ese día, un grupo de jóvenes revolucionarios cubanos, encabezados por Fidel Castro Ruz, decidieron asaltar de manera coordinada el Cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, y el cuartel Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo. Estos hechos no solo representaron un intento militar, sino también un acto de profunda convicción política y patriótica, cuyo objetivo era iniciar una revolución popular que pusiera fin a la sangrienta dictadura de Fulgencio Batista, instaurada tras un golpe de Estado en 1952.




Aunque la acción militar fracasó en lo inmediato, se convirtió en el símbolo del inicio del proceso revolucionario cubano, que culminaría seis años después, el 1 de enero de 1959, con el triunfo de la Revolución y la entrada del Ejército Rebelde en La Habana.
Los jóvenes revolucionarios detenidos, entre ellos Fidel y su hermano Raúl, fueron encarcelados y sometidos a juicios. Fue durante uno de estos procesos judiciales donde Fidel pronunció su histórica defensa “La historia me absolverá”, que se transformó en un manifiesto político y ético de la revolución.
A partir de entonces, el 26 de julio se conmemora no solo como un acto de valentía, sino como el despertar de una lucha que inspiró a los pueblos de América Latina y el mundo a resistir las dictaduras, el imperialismo y a luchar por la justicia social, la autodeterminación y la dignidad.
Hoy, más de 70 años después, la llama de aquel gesto rebelde sigue encendida en la memoria colectiva de los pueblos que aún creen en la posibilidad de un mundo más justo, soberano y solidario.