domingo, 22 de diciembre de 2024
A 117 Años de la masacre de la Escuela de Santa María de Iquique
El 21 de diciembre de 1907 en Iquique, durante una huelga de trabajadores de la minería del salitre miles de trabajadores, principalmente chilenos, bolivianos y peruanos, se habían congregado en Iquique para exigir mejores condiciones laborales y de vida. La huelga fue organizada por obreros que habían descendido de la Pampa Salitrera, un vasto desierto en el norte de Chile, para reclamar mejoras en sus precarias condiciones de trabajo, que incluían jornadas laborales extremadamente largas, salarios bajos y falta de servicios básicos.
El conflicto se vio exacerbado por la fuerte presencia del capital británico en las salitreras de la región, con figuras como John North, quien no solo controlaba económicamente la industria, sino que también imponía su propia ley en la zona. En este contexto, el gobierno de Pedro Montt intentó negociar con las empresas salitreras, ofreciendo pagar parte de los aumentos salariales que exigían los huelguistas. Sin embargo, las empresas, representadas por el capital británico, rechazaron la propuesta, argumentando que no era una cuestión de dinero, sino de principios y autoridad. La respuesta de las autoridades fue contundente.
El General Roberto Silva Renard, a cargo de las fuerzas militares, dio la orden de disparar contra la multitud de trabajadores que se encontraban en la escuela Santa María, sin considerar si representaban una amenaza. Los obreros, incluidos mujeres y niños, fueron asesinados sin compasión, y muchos de ellos no pudieron siquiera escapar o defenderse. La masacre dejó una marca indeleble en la historia de Chile, y se considera uno de los episodios más oscuros de la represión social durante esa época.
Este evento no solo revela la crueldad de las condiciones laborales y la deshumanización de los trabajadores, sino que también resalta las tensiones de la época entre la oligarquía y los movimientos sociales emergentes. La masacre de Santa María de Iquique se convirtió en un símbolo de la lucha de los trabajadores chilenos y un catalizador de futuras luchas por los derechos laborales en el país.