Andrés Figueroa
Cornejo
Llueve sobre
mojado en Buenos Aires. Mientras no terminan las secuelas de la diluviana
inundación que remeció mortalmente a La Plata producto del cambio climático y de la
ineficacia e indolencia de los gobiernos nacional, provincial y de la Capital
Federal, la Fundación Libertad reunió a lo más graneado de la inteligencia
ultraliberal de Hispanoamérica para celebrar su cuarto de siglo en Argentina
entre el 8 y 12 de abril.
Cuando
las encuestas de la Universidad Católica de Argentina, empleando la misma insuficiente
y mañosa metodología del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec),
arrojaron que en el país hay 12 millones de pobres y 3 millones de indigentes,
aumenta el desprecio de las grandes mayorías por las expresiones partidistas de
los administradores del Estado en todos sus escalones.
Si el actual Ejecutivo
nacional se derrumba entre pugnas internas que no le importan a nadie, lo mismo
ocurre con el radicalismo y la derecha más explícita. Es el sistema político el
que está en la mira del argentino medio y empobrecido: una democracia sin
pueblo que mal encubre la tiranía del capital en su fase del despojo, el ajuste
y la hegemonía de su momento financiero. Una democracia de baja intensidad y
con representaciones políticas de los intereses de fracciones corporativas de
la burguesía transnacional caracterizadas por su discurso doble,
cortoplacismo, consistencia corrupta, concesionista, carentes ‘por
naturaleza’ de proyecto propio y leal a la fórmula de reducción del gasto
público y derechos sociales y políticos + programas sociales cada vez más
acotados.
En
la división internacional de la acumulación capitalista organizada por los
imperialismos centrales y una audaz arremetida del capitalismo chino y su
expansión, la plataforma geoeconómica argentina tambalea sobre la exportación
primario agrominera y del sector servicios, con resabios de la industria
textil, alimenticia y del montaje automotriz. Esto es, una geoeconomía
dependiente de los polos imperialistas bursátiles, la demanda de commodities,
la financiarización y la deuda, y la subsecuente destrucción ambiental y de
trabajo (el salario representa el 1,8 % del PIB), y la intensificación de la
explotación del trabajo asalariado.
Sus
expresiones culturales, como un todo en las relaciones sociales de clase y
poder, permanecen ancladas en el patriarcado, componentes abyectos de racismo,
la elitización de los bienes culturales, el analfabetismo funcional, la
exclusión ampliada de la población morena, indígena y de los migrantes
fronterizos; y la infantilización política de la sociedad.
El
descontento aún no tiene cauce. Todavía se escriben las primeras líneas de una
futura alternativa política donde el movimiento real anticapitalista sitúe a
los trabajadores y el pueblo como protagonista de las transformaciones de
acuerdo a sus intereses históricos. Gran parte de la propia izquierda
autoproclamada como ‘revolucionaria’, dentro y fuera de la institucionalidad de
los que mandan, por abajo y por arriba, se mantiene fragmentada, y sus
innumerables banderas de referencia, oscurecen, confunden y distancian a
las fuerzas sociales convocadas a cambiar la vida. Muchas de sus
manifestaciones orgánicas reducen su estrategia a la táctica de la lucha
electoral. Como si el solo acceso a la democracia representativa fuera el
objetivo que subordinara al movimiento social, sustituyendo el proyecto
creativo y la hazaña multidimensional para hacerse del poder y posteriormente,
según los tiempos de la lucha de clases regional y mundial, caminar hacia la
disolución del Estado y no lo contrario. Dicen lo que no hacen y piensan lo que
callan. Sus conductas orgánicas resultan atávicamente verticalistas, como si
fueran agrupaciones subversivas de combate, clandestinas, al borde de una
revolución social, cuando en la realidad se limitan a estructuras de propaganda
y agitación, presentistas, cuyas formas y contenidos sólo persiguen su
reafirmación identitaria y la fijación de diferencias con otros empeños hermanos.
La unidad y politización de los que luchan, como tarea necesaria, es postergada
por la agenda del poder, la ausencia del análisis concreto de la realidad
concreta, y de la crítica y autocrítica democráticamente producida por sus
propios militantes; el economicismo y la miopía.
VARGAS
LLOSA Y MARGARET THATCHER
La
Fundación Libertad bautizada en Rosario, la porteña Fundación Pensar y la
española FAES, son centros de producción política e ideológica cuyo fin es
traducir para América Latina y España los dictados de los Estados corporativos
imperialistas. Por eso entre los convocados entuvieron los peruanos Mario y (su
cachorro) Álvaro Vargas Llosa; los españoles José María Aznar y Esperanza
Aguirre; el ministro secretario general de la Presidencia de Chile, Cristian
Larroulet; el uruguayo Luis Alberto Lacalle; el boliviano Jorge Quiroga; y el
jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, entre otros.
"En
Latinoamérica es necesario hacerle frente a lo que se ha dado en llamar el
socialismo del siglo XXI y a los movimientos populistas, y la mejor manera de
hacerlo es con un partido de centro-reformista", dijo el dirigente del
Partido Popular español, Floriano, y “El modelo se inspira en el Partido
Popular europeo, el partido de referencia para una mayoría de ciudadanos en
Europa", deliró.
Lo
cierto es que al mediodía del 12 de abril, diversas organizaciones sociales y
políticas se reunieron en el Obelisco de Buenos Aires para marchar hasta el
Teatro Colón donde se realizó la parte final de la cumbre de los encargados de
gestión del imperialismo en América Latina y España.
Ante
la reciente muerte de Margaret Thatcher (http://www.kaosenlared.net/ territorios/t2/internacional/ item/52977-... ),
el escritor Mario Vargas Llosa declaró que la impulsora fundamental, junto al
ex presidente norteamericano Ronald Reagan, del ultraliberalismo antisocial
“defendió los valores de la democracia y la libertad ante el avance del
comunismo” y añadió que “con las privatizaciones hizo renacer el espíritu
empresarial y devolvió la confianza a los británicos”.
“Repudiamos
los dichos de Mario Vargas Llosa que homenajeó a la responsable política de la
muerte de cientos de muchachos argentinos en Malvinas. Ella representaba a un
poder colonialista cuya acción militar aún tiene hondas huellas en nuestro
pueblo”, replicó Rubén Verón, miembro del Movimiento Argentino de Solidaridad
con Cuba.
“CREAR MUCHOS CHE, MUCHOS SANTUCHO, MUCHOS COOKE, MUCHOS
WALSH”
Frente
al Teatro Colón se quemó una bandera norteamericana. Nahuel, joven
estudiante de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos
Aires y parte del Frente Estudiantil Revolucionario, afirmó que “este tipo de
reuniones son parte de una clara estrategia del imperialismo para Latinoamérica
con el fin de dar nuevos impulsos al programa neoliberal. No es casualidad que
quien haga de auspiciador sea el jefe de gobierno de la Ciudad, Mauricio Macri
y la Fundación Pensar.”
Liliana
señaló que “junto a muchas mujeres agrupadas en el Frente por las Mujeres
Perseguidas y Refugiadas y Presas, repudiamos la presencia de la derecha
golpista internacional que se junta para seguir ‘pensando’ en cómo explotarnos
mejor y en particular, a las mujeres. Son unos personajes nefastos para el
planeta.”
Por
su parte, César del Frente de Resistencia Nacional ( http://www.rebelion.org/ noticia.php?id=165760 )
fustigó la cita, evaluando que “Esta camarilla de ultraderecha es la misma de
mata de hambre a los pueblos de América Latina y Europa, y hará acá un examen
teórico para continuar planificando con años de anticipación su política
económica que desde el fin de la Segunda Guerra Mundial es la misma: hambre y
miseria para los pueblos y la concentración de privilegios para unos pocos. Se
trata de una estrategia de la clase social opresora. Pero si no nos dejan
soñar, no los dejaremos dormir."
María
del medio independiente Resumen Latinoamericano (http://www. resumenlatinoamericano.org/ ) dijo
que “Rechazamos a los personeros de la derecha indeseable que se reúne para
programar la pobreza de los pueblos. Vienen a la Argentina para desde aquí
enviar un mensaje a los gobiernos antiimperialistas de la Región.”
Uno
de los oradores principales de la protesta, Rubén Zaccaro, denunció que “En
este grupo se concentran los mentores intelectuales de los genocidios contra
nuestros pueblos. Son los responsables de todas las masacres en el continente.
Cuando hablamos de dictaduras cívico-militares, estamos refiriéndonos a estos
personajes. Ellos son los que aplican las recetas colonialistas: son nuestros
enemigos que tenemos adentro. No nos queda más que seguir uniéndonos y
desenmascarando su campaña”, y agregó, “Pero el domingo 14 de abril,
en el corazón de Nuestra América, se dilucida una vez más nuestro destino. Y
estamos seguros que el pueblo de Venezuela le va a decir Sí al proyecto de la
Revolución Bolivariana”.
Finalmente,
Darío Amador (http://www.generacion80.cl/ noticias/columna_completa.php? varid=15723 )
de Resistencia analizó que “América Latina viene siendo víctima de ataques permanentes
de EEUU y sus aliados en la Región y esta reunión que se realiza en Argentina
es coherente con la opinión y postura de ciertos sectores políticos, incluyendo
al jefe de gobierno de la Ciudad, Mauricio Macri, que se identifica
ideológicamente con sus invitados. Hablamos de los aliados permanentes del
gobierno de EEUU en su política hacia América Latina y el mundo. En el Frente
de Resistencia Nacional siempre hemos planteado que los cambios en América
Latina vendrán de la mano de los pueblos y no de dirigentes pagados y
convencidos de que el destino de nuestros países pasa por las decisiones
que toma el Departamento de Estado de EEUU. En ese sentido, EEUU, entre sus
múltiples aventuras bélicas en todo el mundo tiene todavía aventuras pendientes
en América Latina en función de la ‘recuperación’, según su criterio, y de la
apropiación ilegítima, según el nuestro, de los recursos naturales. De esa
apropiación proviene la megaminería, la deforestación, una política alimentaria
basada en la destrucción intensiva y extensiva del suelo a través del cultivo
de la soja, la represión contra los pueblos indígenas en lucha que han estado
originariamente en estas tierras. Esa misma resistencia, que lleva más de 500
años, es la que proponemos como bandera para toda América Latina. Y si bien,
hoy la situación es distinta a la vivida cuando el Che llamó a crear una, dos,
tres Vietnam, la tarea actual consiste en crear muchos Che, muchos Santucho,
muchos Cooke, muchos Walsh, y millones y millones de hombres y mujeres capaces
de enfrentar y resistir a los planes del imperialismo, que como bien sabemos,
no desaparecerá por sí solo.”
