Matías Catrileo era un joven mapuche de 23 años, militante de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), un movimiento que defiende los derechos territoriales y culturales del pueblo mapuche en Chile. Catrileo era también estudiante de Agronomía en la Universidad de La Frontera, ubicada en Temuco, y tenía un fuerte compromiso con la lucha por la restitución de tierras ancestrales.
El 3 de enero de 2008, Catrileo fue asesinado por los esbirros del Estado durante un operativo en el fundo Santa Margarita, en la comuna de Vilcún, región de La Araucanía. El caso ocurrió en el contexto de una ocupación de tierras en la que un grupo de peñis, entre ellos Matías Catrileo, intentaba recuperar terrenos que consideraban de su propiedad ancestral, que estaban en manos del empresario Jorge Luchsinger, quien tenía resguardo policial en ese momento. Durante el operativo, el cabo segundo de Carabineros Walter Ramírez disparó a quemarropa utilizando una subametralladora UZI, alcanzando a Catrileo por la espalda, lo que le causó la muerte.
La muerte de Matías Catrileo generó una gran conmoción y se convirtió en un símbolo de la violencia policial en el conflicto mapuche. En cuanto a la condena, Walter Ramírez, él bastardo responsable del disparo, fue procesado y condenado por el crimen en el 2011, el Tribunal de Temuco lo condenó a tres años de libertad vigilada, tras ser encontrado culpable de homicidio simple. Sin embargo, la sentencia fue considerada por muchos como demasiado leve, lo que generó críticas tanto dentro como fuera de Chile, especialmente entre quienes luchan por los derechos mapuche.
El caso de Matías Catrileo se ha mantenido como un hito dentro de la lucha mapuche por la recuperación de tierras y contra la criminalización de sus movimientos. La muerte de Catrileo sigue siendo recordada cada año, especialmente el 3 de enero, fecha de su asesinato, como un símbolo de la violencia estatal hacia las comunidades mapuches que reclaman por sus derechos históricos y territoriales.
Amulepe Taiñ Weichan
