viernes, 26 de enero de 2024

UNA MUJER QUE NUNCA HA DEJADO DE LUCHAR!

 




Soy Rosita Silva Álvarez, “Fruto de un gran amor”, un gran amor entre mi madre Graciela Álvarez y mi padre Mario Silva Iriarte, asesinado en “Caravana de la muerte.
Pero también soy la Rosa Silva, con un carácter de mierda, la Rosa Silva idiota, pero también una mujer llena de convicciones, convicciones en las que se me ha ido la vida y tras las cuales he logrado mostrar al mundo que “Los nadie” existían y tenían rostro a través de luchar por justicia para mi padre.
Vengo por parte paterna de una familia de izquierda, mi abuelo fue uno de los fundadores del partido socialista en la década de los 30 (Anselmo Silva Curtis”)
Él era como un evangélico, reclutando los medios y compromisos. Y pese a ser un socialista de tomo y lomo, sus hijos fueron comunistas, de religión comunista y un tío que era del MIR.
Norma Silva mi tía a quien le faltaba una pierna, era comunista, pero eso no le impidió en momentos de alta solidaridad tener ocultos a Miguel Enríquez y Bautista Van Schouwen, como también a Gladys Marín… mi tía Norma…una tremenda mujer.
Mi madre Graciela Álvarez (Posteriormente conocida como La Chela Silva, tras la muerte de mi padre) era socialista, ahí se conoció con mi papá, su madre analfabeta, pero con un sentido de clase… de esas viejas “pará en la hilacha”. Tras la muerte de mi papá nos mantuvo a mi madre y mis hermanos, era socialista pero más que militante, era de esencia socialista.
A mi abuelo en Vallenar le conocían como “el buen niño” pues como conocía a todo el mundo, cuando le pedían referencias sobre alguien él decía, es un buen niño… medio mañoso pero buen niño.
Como buen operador político, tenía incluso el rol de determinar quién sería candidato.
Los Silva Álvarez:
Mis padres eran de un activismo feroz, incluso en la campaña que llevó a Allende al poder, nos mandaron por meses al cuidado de mi abuela para abocarse de lleno a su tarea militante.
En la casa siempre se habló de política, mi hermano mayor antes de aprender a escribir papá, aprendió a escribir Allende… la historia pasaba por mi casa, incluso con mis hermanas nos peleábamos para ir en el auto con Allende, sin saber, ni dimensionar quien era ese ser. De niña en Chañaral, para mí era tan natural ven entrar y salir a Allende, era natural que llegará con su gente a dormir y nosotros despertáramos juntas con mis hermanas.
Mis padres se casaron a escondidas, él trabajaba en la CORVI pues estudiaba derecho y mi mamá trabajaba en el Ministerio de Obras Publicas porque ella había terminado quinto de contabilidad. Se conocieron y casaron...a mi papá en el tiempo de Frei, lo echaron de la Chile cuando nosotros éramos chicos y se tuvo que ir a terminar de estudiar a Ecuador, a mi mamá la echaron de la pega y nos tuvimos que ir a Vallenar donde mi abuela materna que siempre reaparecía para solucionarnos los problemas.
Al volver de Ecuador, mi papá se fue a vivir a Chañaral, ahí fue presidente y regidor del partido socialista y ahí por el 66 le tocó sumarse a la campaña de Allende para el setenta.
Yo de alguna forma desde niña como se dice: comía y cagaba política… así se formó mi mundo, no lo concebía si no era a través de la política.
En mi casa se hablaba de la revolución cubana y a eso de mis 10 años me leía los libros sobre la revolución mexicana, aún recuerdo el formato: Ediciones Aguilar, de México.
Se hablaba del golpe de estado en Brasil, de lo que pasaba en Vietnam, a la hora de almuerzo estando yo aún en la primaria, la conversación te obligaba a tener opinión.
Mis padres eran muy compañeros, por ejemplo: cuando mi papá era presidente del partido socialista, mi madre estaba a cargo de las mujeres del partido, no existía la división genérica, la única realidad era ser compañeros.
El triunfo popular:
El día del triunfo popular estábamos en la casa de mi abuela materna, tengo tan latente esa noche, pues recuerdo que mi papá nos explicaba que tenía que quedarse en campaña, junto a esos seres que eran parte de nuestro cotidiano, Beatriz y Laura Allende entre otros.
Mi papá viajo de Chañaral a Vallenar, pues esa noche se tuvo que quedar por los cómputos, al llegar se acostó en mi cama y yo aún recuerdo esa cercanía, fue un momento mágico el sentirlo, pues hacía rato que no lo veía.
Al otro día nos levantamos y contaban anécdotas sobre la noche anterior: el recuento manual…él contaba que esa noche como presidente del partido le había tocado mandar los cómputos a Santiago, (él tenía un problema con su dentadura) y una de las cifras terminaba en 33 y no le salía, pues le salía el viento entre los dientes… yo no entendía mucho, pero al verle reír me contagiaba su alegría… estaban muy felices.
Los tres hermanos mayores nos sumamos a este triunfo y pedimos autorización para sumarnos a la gran marcha nacional y él por supuesto nos dejó participar, en cada parada gritábamos: Federación EFE, Juventud, JOTA, Socialista ESE… No entendía nada lo que era eso de la Federación, pero no importaba… yo gritaba…jajaja.
Era algo hermoso y aunque con mi corta edad no entendía mucho, sabía que era parte de algo importante, la gente andaba contenta, la gente se reía, la gente era como una gran familia… era como ser parte de un carnaval, yo sentía que todo el mundo se quería, entonces yo no sentía inseguridad, no tenía miedo, todo el mundo nos cuidaba y amaba.
¿Cómo llega tu padre a la CORFO?
Tras el triunfo de la unidad popular, mi padre empieza a repetir que él tenía que hablar con Allende…yo me preguntaba el porqué.
Nos vinimos a Santiago, era un circo, pues viajaba con el circo completo, todos en el Jeep, mi mamá adelante, las tres en el asiento más chico y en unos fierros iban sentados los demás.
A él le ofrecieron irse a la embajada de Ecuador, después le ofrecieron la junta de adelanto de Arica, mi abuelo habló muchas veces con Allende pues mi papá quería ser gerente de CORFO, pero ¿por qué? Porque CORFO era el motor del desarrollo y el amando tanto su terruño entre Vallenar y Chañaral donde había construido su mundo político… él decía que la única parte desde donde él podía ayudar a su pueblo era desde la CORFO.
Finalmente le dieron la CORFO y le toco asumir una tremenda tragedia, pues en Chañaral se salió el mar llegando hasta el centro, no quedó nada, ahí él logró llegar con caravanas de ayuda… tras su muerte cuando me ha tocado ir a Chañaral aún me topo con gente que me dice: yo me acuerdo del finado Silva porque cuando se salió el mar él llegó con caravanas de cosas a ayudarnos.
Era un ser maravilloso, para enseñarnos historia nos contaba que el peleó junto a Lautaro, que estuvo en la toma del morro de Arica, estuvo en la independencia de Chile, Lautaro le tenía guardado el caballo blanco con el que había peleado en el sur y nosotros lo único que queríamos era conocer el sur para conocer su caballo…mi padre y su realismo mágico.
El golpe de estado:
Para el día del golpe él estaba en Santiago no sé si en un encuentro de la CORFO o del Partido, estaba en un hotel, ahí fue el embajador de México a buscarlo para ofrecerle asilo para nosotros, pero él le dijo: mi pueblo me entregó un mandato y yo no puedo traicionarlos, así que me entregaré, pues si nada hice no tengo porque temer y viajó toda la noche para presentarse.
Mi mamá me sacó del colegio y me mandaron para la casa, en Antofagasta, todos sabían que era hija del Mario, llegué a casa, mi madre seguramente muy desesperada, pero ella no nos hizo saber su desesperación, ella nos dijo que estaba todo bien, que mi papá iba a llegar, mas nosotros veíamos los aviones pasar, escuchábamos las ráfagas…había un ambiente bélico.
A mediodía del 12 mi papá se presentó en la intendencia acompañado de mi madre, se entregó a Adrián Ortiz Cuttman …
El jefe de plaza era Joaquín Lagos, mi padre había conversado con él sobre la posibilidad del golpe y ellos siempre dijeron que se iban a respetar la vida… al menos eso cuenta el mito.
El encabezaba la lista de quienes debían entregarse por ser presidente del partido socialista y presidente de la unidad popular en la zona.
Mi madre durante el tiempo que transcurrió entre su detención y ejecución, gracias a su sabiduría nos reunió en la casa, nos habló de lo complicado de la situación…esa noche dormimos como pudimos, pero al clarear el día nos mandó al colegio, mi mamá pese a su dolor nos hizo la vida normal.
A mis hermanos más chicos los mandó a la casa del Pancho Brzovic militante del MAPU, compañero de oficina de mi papá, con el que se querían mucho…por eso mi mamá los envió ahí.
Y a las tres mayores nos mandó a la casa de una compañera comunista de Antofagasta, la Elisa Ravello, ella tenía tres hijas, más nosotras tres… imagínate… camas, preocupaciones, alimento.
Mi madre se fue a vivir al centro y de ahí deambular entre sus hijos y la cárcel a saber de mi papá…ella también estaba en la lista para entregarse, pero no la detuvieron.
Mi padre antes de ser derivado a la cárcel estuvo detenido en la fuerza aérea a las afueras de la ciudad, estando ahí consiguió que le pudiésemos visitar, fue triste, pues él nos pidió que no quería que lo volviésemos a ver en esas condiciones, pero lo de las condiciones hasta el día de hoy no lo comprendo, pues no sabía si se refería a estar detenido o a haber sido torturado, pues recuerdo que me pareció extraño que saliera con un chaleco de lana hasta el cuello, pese al calor de la zona… esa es una duda que me acompañará toda la vida… nos despedimos y nunca más lo volví a ver.
Su muerte:
Estando en la casa de mi tía me enteré que habían matado a dos compañeros, ella le dice a Germán que saque a los más chicos a dar una vuelta, mi corazón a mil cuando recibo la noticia de parte de ella de la muerte de mi padre y de ahí no supe más hasta cuando desperté al otro día.
Al despertar, mi madre sentada en la punta de la cama donde yo estaba me dice: Se nos fue el gordo y lo más parecido que me queda eres tú… y así fue que me transformé en mi papá… tiempo después así lo entendí, nunca más me vi como mujer, nunca más como hija… me convertí en la compañera de mi mamá… entonces si pasaba algo en la casa, yo le ayudaba a resolver, cuando se casaron mis hermanos ahí estaba yo, nunca más bailes, nunca fiestas, siendo una niña la vida se me trastocó y así como de una bofetada supe que ese sería mi mundo… y hasta el día de hoy se lo agradezco mucho.
Después toda una vida a deambular entre organizaciones, la primera fue la agrupación de presos políticos por allá por el 76, pues yo sentía que mi padre pertenecía a ese grupo humano, yo no asumía su muerte, un padecer que rayaba en lo psiquiátrico, después estuve en el CODEPU, hasta que el partido me indica ser parte de la AFEP por allá por el 84, si bien mi madre sabía de mi activismo por los presos nunca me dijo nada, ella por su lado hacía lo suyo, cuando vino la OEA contó la historia completa de mi padre y salió publicada en “El Mercurio”… ella fue haciendo su propia historia sin arrastrarnos y nosotros a la vez fuimos tomando nuestros propios caminos.
Mi madre en el 84 hizo la primera querella contra Pinochet, cuando el abogado Roberto Ávila dijo que para presentarla debía dar con algún familiar dispuesto, entonces desde el partido nombraron a mi madre, nos cuenta Roberto que se encontró con mi mamá y él le advierte de lo delicado de presentar una querella, le trata de dar explicaciones hasta que ella le dice: Basta compañero, suficiente… donde hay que firmar!!
Él, sorprendido por la fuerza de mi madre, les dice a los miembros del partido: ¿De dónde sacaron a esa compañera?... tremenda compañera, entonces le dicen: pero si es la mamá de la Rosa y él dice: con razón la Rosa es como es, toda su forma y todo su ser.
Por ese dejar hacer es que yo no me puedo quedar callada, por eso soy hocicona y grito todo lo que creo que tengo que gritar.
Cuando mataron a mi papá, viajamos toda la noche, llegamos a Vallenar, los pacos nos intentaron impedir llegar, no nos alcanzamos a bajar del auto, mi mamá se devuelve y dice: tenemos que ir a dejar a su padre, el que quiera ir a dejar a su padre no tiene derecho a llorar… ¿Quién va? ¡Todos fuimos!! Y al otro día al colegio. Eso lejos de criticárselo se lo agradecemos pues eso nos construyó.
¿Si te digo Salvador Allende?...
Nostalgia, perseverancia, sueños, amigo.
Entrevista: Bernardino Vásquez
Post producción fotográfica: Greta Estévez.