sábado, 3 de enero de 2015

En $hile no hay Lucha de Clases, pero hay cuicos y semicuicos

Por Victoria Aldunate

No hay Lucha de Clases en $hile, ¡claro!, y acá el que no corre, vuela. Y vuelan sin necesidad de sustancias –aunque las consuman- porque su vida es un sueño como de Calderón de la Barca. Los cuicos son etéreos –y hetero- y ellas no abortan en $hile –capaz que lo hacen en Europa-... 

La Van Rysselberghe (senadora dere$hista, UDI) se porta como si no se tirara ni un pedo y la Von Baer (idem) –la misma que no presta su cuerpo, pero está de acuerdo con que nos expropien los nuestros- habla como si jamás se sacara un moco. Y pueden hacerse pasar por lo que quieran y hacer lo que quieran, porque para eso mandan en $hile y a todos sus gobernantes.

Los cuicos acostumbrados a manejar sus fundos, sus haciendas, sus holdings, saben que el E$tado y sus Gobiernos de turno son la continuación de todo eso, que están para servirlos contra la irreverencia flaite.

Y se escandalizan de que se hable públicamente con un lenguaje “tan discriminatorio”: cuicos/flaites. Y es que no tiene que notarse la desigualdad radical entre el 1 por ciento, dueño del país, y el otro 99. Nadie debe fomentar la Lucha de Clases que desapareció –dicen- junto con el muro que cayó y con la URSS que ya no existe –que después de eso, moros y cristianos, izquierdistas y dere$histas unidos, comenzaron a llamarle Beijing a Pekín-.

La Lucha de Clases es un “concepto antiguo” en una sociedad postmo de increíbles performances. Puede estar pasando, pero no hay que nombrarla. La Lucha de Clases es como ser lesbiana, morena, gorda y vieja, y ocurrírsele a una tomarse de la mano en la calle. Te gritan insultos, las vecinas te quitan el saludo y sus maridos te miran como si fueses un monstruo. No hay que mostrar lo que es, ni nombrarlo porque es fomentarlo, y eso coloca en peligro la seguridad de los dueños del país… o del fundo - que para el caso, lo mismo da- .

Hablar de cuicos y flaites es develar la Lucha de Clases innombrable y eso les ofende; igual como mostrarse lesbiana ofende la normalidad heterosexual que oprime a mujeres que nos acostamos, nos besamos y tenemos orgasmos entre sí. Es muy “mal visto”, la Lucha de Clases también…

Y sin embargo, gira…

El $hile, desde que Pinochet nos arrebató el aborto terapéutico a las mujeres en el 89, se habla públicamente de las jóvenes y mujeres pobres, pobladoras, solteras, trabajadoras y sus abortos. Los diarios, los políticos en sus debates, usan nuestros abortos miserables y clandestinos para discutir sus programas políticos con sus contendores, y ninguna se ofende. Contemplamos con naturalidad sus discursos a nuestra costa: somos pobres, abortamos, no tenemos pega, no tenemos plata, es normal.

En $hile cualquier canal de tevé abierta puede tratar a las mujeres que viven violencia como víctimas sin fuerza ni deseos de rebelión. Cualquier programa matinal puede hacer soplonaje y denunciar a travestis, mujeres migrantes y nacionales en explotación sexual, por meter bulla y dejar sucias las calles de “gente decente”. Y cualquier nota de prensa puede exponer las heridas de violación de niñas pobres, rurales, embarazadas; y lo que es peor, cualquier jetón en el Gobierno de turno ha tenido la insolencia de “felicitar” a esas mismas niñas desde su pódium gubernamental “por” parir violadas -y así mostrarse como un ardiente “defensor de la vida” para una posible futura re-elección-… Pero en $hile nadie, ni una Ministra, puede decir que “las hijas de los ricos abortan en clínicas cuicas”. Porque esa Ministra, ahora ex Ministra, no debe ofender a los patrones del fundo, ni a sus hijas; y ya sabemos que a sus hijos borrachos que matan a transeúntes, nadie puede condenarlos porque tienen a “la Justicia” siempre lista y dispuesta a encubrirlos… ¡No, si no hay Lucha de Clases en $hile!, se terminó con la “vuelta a la Democracia” -esa transaca colosal entre cuicos y semicuicos-.