Por Victoria Aldunate
No hay
Lucha de Clases en $hile, ¡claro!, y acá el que no corre, vuela. Y vuelan sin
necesidad de sustancias –aunque las consuman- porque su vida es un sueño como
de Calderón de la Barca. Los cuicos son etéreos –y hetero- y ellas no abortan
en $hile –capaz que lo hacen en Europa-...
La Van
Rysselberghe (senadora dere$hista, UDI) se porta como si no se tirara ni un
pedo y la Von Baer (idem) –la misma que no presta su cuerpo, pero está de
acuerdo con que nos expropien los nuestros- habla como si jamás se sacara un
moco. Y pueden hacerse pasar por lo que quieran y hacer lo que quieran, porque
para eso mandan en $hile y a todos sus gobernantes.
Los
cuicos acostumbrados a manejar sus fundos, sus haciendas, sus holdings, saben
que el E$tado y sus Gobiernos de turno son la continuación de todo eso, que
están para servirlos contra la irreverencia flaite.
Y se
escandalizan de que se hable públicamente con un lenguaje “tan
discriminatorio”: cuicos/flaites. Y es que no tiene que notarse la desigualdad
radical entre el 1 por ciento, dueño del país, y el otro 99. Nadie debe
fomentar la Lucha de Clases que desapareció –dicen- junto con el muro que cayó
y con la URSS que ya no existe –que después de eso, moros y cristianos,
izquierdistas y dere$histas unidos, comenzaron a llamarle Beijing a Pekín-.
La Lucha
de Clases es un “concepto antiguo” en una sociedad postmo de increíbles
performances. Puede estar pasando, pero no hay que nombrarla. La Lucha de
Clases es como ser lesbiana, morena, gorda y vieja, y ocurrírsele a una tomarse
de la mano en la calle. Te gritan insultos, las vecinas te quitan el saludo y
sus maridos te miran como si fueses un monstruo. No hay que mostrar lo que es,
ni nombrarlo porque es fomentarlo, y eso coloca en peligro la seguridad de los
dueños del país… o del fundo - que para el caso, lo mismo da- .
Hablar de
cuicos y flaites es develar la Lucha de Clases innombrable y eso les ofende;
igual como mostrarse lesbiana ofende la normalidad heterosexual que oprime a
mujeres que nos acostamos, nos besamos y tenemos orgasmos entre sí. Es muy “mal
visto”, la Lucha de Clases también…
Y sin
embargo, gira…
El $hile,
desde que Pinochet nos arrebató el aborto terapéutico a las mujeres en el 89,
se habla públicamente de las jóvenes y mujeres pobres, pobladoras, solteras,
trabajadoras y sus abortos. Los diarios, los políticos en sus debates, usan
nuestros abortos miserables y clandestinos para discutir sus programas
políticos con sus contendores, y ninguna se ofende. Contemplamos con
naturalidad sus discursos a nuestra costa: somos pobres, abortamos, no tenemos
pega, no tenemos plata, es normal.
En $hile
cualquier canal de tevé abierta puede tratar a las mujeres que viven violencia
como víctimas sin fuerza ni deseos de rebelión. Cualquier programa matinal puede
hacer soplonaje y denunciar a travestis, mujeres migrantes y nacionales en
explotación sexual, por meter bulla y dejar sucias las calles de “gente
decente”. Y cualquier nota de prensa puede exponer las heridas de violación de
niñas pobres, rurales, embarazadas; y lo que es peor, cualquier jetón en el
Gobierno de turno ha tenido la insolencia de “felicitar” a esas mismas niñas
desde su pódium gubernamental “por” parir violadas -y así mostrarse como un
ardiente “defensor de la vida” para una posible futura re-elección-… Pero en
$hile nadie, ni una Ministra, puede decir que “las hijas de los ricos abortan
en clínicas cuicas”. Porque esa Ministra, ahora ex Ministra, no debe ofender a
los patrones del fundo, ni a sus hijas; y ya sabemos que a sus hijos borrachos
que matan a transeúntes, nadie puede condenarlos porque tienen a “la Justicia”
siempre lista y dispuesta a encubrirlos… ¡No, si no hay Lucha de Clases en
$hile!, se terminó con la “vuelta a la Democracia” -esa transaca colosal entre
cuicos y semicuicos-.