Salim Lamrani
Opera Mundi
Washington se niega a actuar para impedir que los grupúsculos de la
extrema derecha cubana de Florida planifiquen atentados contra la isla.
El 6 de mayo de 2014, las autoridades cubanas anunciaron el arresto de
cuatro personas residentes en Miami, sospechosas de preparar atentados
terroristas contra la isla. José Ortega Amador, Obdulio Rodríguez
González, Raibel Pacheco Santos y Félix Monzón Álvarez hicieron el viaje
desde la Florida y “reconocieron que pretendían atacar instalaciones
militares con el objetivo de promover acciones violentas”. [1]
El
Gobierno acusó a otros tres residentes de Miami, con graves
antecedentes criminales, de autores intelectuales del proyecto de
atentados: “[Los cuatro detenidos] declararon además, que estos planes se han estado organizando bajo la dirección de los terroristas Santiago Álvarez Fernández Magriñá, Osvaldo Mitat y Manuel Alzugaray, quienes residen en Miami y mantienen estrechos vínculos con el connotado terrorista Luis Posada Carriles”. [2]
Desde
1959, Cuba ha sido víctima de una intensa campaña de terrorismo
orquestada desde Estados Unidos por la CIA y los exilados cubanos. En
total se perpetraron cerca de 7.000 atentados contra la isla desde el
triunfo de la Revolución. Costaron la vida a 3.478 personas e
infligieron secuelas permanentes a otras 2.099. [3]
A
principios de los años 1990, tras el desmoronamiento de la Unión
Soviética y la apertura de Cuba al turismo, hubo un recrudecimiento de
los atentados terroristas contra las infraestructuras hoteleras de La
Habana, perpetrados por la extrema derecha cubana de Miami, con el fin
de disuadir a los turistas de viajar a la isla y sabotear así un sector
vital para la moribunda economía cubana. Los actos violentos causaron
decenas de víctimas y costaron la vida a un turista italiano, Fabio di
Celmo [4]
Los
autores de esos actos terroristas se encuentran todavía en Miami, donde
gozan de total impunidad. El caso de Luis Posada Carriles es un ejemplo
perfecto. Antiguo policía bajo la dictadura de Batista fue agente de la
CIA después de 1959 y participó en la invasión de Bahía de Cochinos. Es
responsable de más de un centenar de asesinatos, entre ellos el
atentado del 6 de octubre de 1976 contra el avión civil de Cubana de
Aviación que costó la vida a 73 personas, entre ellas todo el equipo
juvenil de esgrima cubano que acababa de ganar los juegos panamericanos. [5].
No
cabe ninguna duda de la culpabilidad de Posada Carriles: reivindicó
abiertamente su trayectoria terrorista en su autobiografía titulada Los
caminos del guerrero y reconoció públicamente que fue el autor
intelectual de los atentados de 1997 contra la industria turística
cubana en una entrevista al New York Times el 12 de julio de 1998.
Además los archivos del FBI y de la CIA desclasificados respectivamente
en 2005 y 2006, demuestran su implicación en el terrorismo contra Cuba. [6]
Posada
Carriles nunca fue juzgado por sus crímenes. Al contrario, Washington
siempre lo ha protegido negándose a enjuiciarlo por sus actos o a
extraditarlo a Cuba o a Venezuela (donde también cometió crímenes). Esta
realidad desmiente las declaraciones de la Casa Blanca a propósito de
la lucha contra el terrorismo.
En 1997 Cuba propuso a Estados Unidos una colaboración discreta en la
lucha contra el terrorismo. El escritor colombiano Gabriel García
Márquez, que mantenía relaciones amistosas al mismo tiempo con Fidel
Castro y con Bill Clinton, sirvió de mensajero. El Gobierno de la isla
invitó a dos funcionarios del FBI a La Habana para entregarles un
informe sobre las actuaciones criminales de algunas organizaciones
basadas en la Florida. En efecto, los servicios de inteligencia cubanos
habían infiltrado a varios de sus agentes en Florida. Pero en vez de
neutralizar a los responsables de los actos terroristas, el Gobierno de
Estados Unidos decidió proceder al arresto de cinco agentes cubanos en
1998 y condenarlos a penas de prisión sumamente severas, desde 15 años
de reclusión hasta dos cadenas perpetuas, en un juicio denunciado por
numerosas organizaciones internacionales. Tres de los condenados,
Gerardo Hernández, Antonio Guerrero y Ramón Labañino, aún se encuentran
detrás de las rejas.
Al
mismo tiempo, para justificar su política hostil de sanciones
económicas anacrónicas y crueles que afectan a todas las categorías de
la población cubana e impedir toda normalización de las relaciones
bilaterales, Washington no vacila en clasificar a Cuba en la lista de
los países patrocinadores del terrorismo internacional, so pretexto de
que unos miembros de la organización separatista vasca ETA y de la
guerrilla colombiana de las FARC se encuentren en Cuba… tras la petición
expresa de los gobiernos español y colombiano. Washington lo reconoce
claramente en su informe: “El Gobierno de Cuba apoyó y auspició
negociaciones entre las FARC y el Gobierno de Colombia con el objetivo
de lograr un acuerdo de paz entre ambas partes”. Estados Unidos reconoce
que “no hay información de que el Gobierno cubano haya suministrado
armamento o dado entrenamiento paramilitar a grupos terrorista” y admite
que “miembros de ETA residentes en Cuba fueron reubicados con la
cooperación del Gobierno español”. [7]
Washington justifica también la inclusión de Cuba en la lista de los
países terroristas a causa de la presencia en la isla de refugiados
políticos buscados por la justicia estadounidense desde los años 1970 y
1980. Ahora bien, ninguna de esas personas ha sido acusada jamás de
terrorismo. [8]
Los
33 países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños
(CELAC) rechazaron unánimemente la inclusión de Cuba en la lista de
países terroristas, asestando un serio revés a Washington. En una
declaración publicada el 7 de mayo de 2014, la CELAC expresó “su
total oposición a la elaboración de listas unilaterales que acusan a
estados de supuestamente apoyar y copatrocinar el terrorismo e insta al
Gobierno de los Estados Unidos de América a poner fin a esta práctica” que suscita “la reprobación de la comunidad internacional y de la opinión pública de Estados Unidos”. [9]
Desde hace más de medio siglo Cuba sufre la violencia terrorista
orquestada en Estados Unidos, primero por la CIA y ahora por la extrema
derecha cubana. La impunidad otorgada a los grupúsculos violentos y la
condena a penas de prisión drásticas a los agentes cubanos que
consiguieron impedir la realización de por lo menos 170 atentados contra
la isla ilustra el doble rasero de Estados Unidos en la lucha contra el
terrorismo y arroja una sombra sobre la credibilidad de Washington en
este tema.
[1] Ministerio del Interior, «Nota informativa», República de Cuba, 6 de mayo de 2014.
[2] Ibid.
[3] Ministerio de Relaciones Exteriores, «Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores», 30 de abril de 2014. http://www.cubadebate.cu/ especiales/2014/04/30/cuba- rechaza-manipulacion-por-eeuu- del-tema-del-terrorismo/#. U2yRcqLAETA (sitio consultado el 9 de mayo de 2014).
[4] Ibid.
[5] Ibid.
[6] Ibid.
[7] U.S. Department of State, « State Sponsors of Terrorism », abril de 2014.
http://www.state.gov/j/ct/ list/c14151.htm (sitio consultado el 9 de mayo 2014).
[8] Ibid.
[9] Communauté
des Etats latino-américains et caribéens, «Declaración de la CELAC
sobre la inclusión de Cuba en la llamada Lista de Estados Promotores del
Terrorismo», 7 de mayo de 2014.
http://www.granma.cu/mundo/ 2014-05-07/declaracion-de-la- celac-sobre-la-inclusion-de- cuba-en-la-llamada-lista-de- estados-promotores-del- terrorismo (sitio consultado el 9 de mayo 2014).
*Doctor
en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris
Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad
de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y
Estados Unidos. Su último libro se titula Cuba. Les médias face au défi de l’impartialité, Paris, Editions Estrella, 2013, con un prólogo de Eduardo Galeano.
Contacto: lamranisalim@yahoo.fr ; Salim.Lamrani@univ-reunion.fr
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