(Texto publicado por el 27 abril, 2012, solo se hacen ajustes de fechas)
Transcurridos ya cinco (siete) años del asesinato de Rodrigo Cisternas,
quien más ha sufrido con la muerte de este joven trabajador forestal,
sin duda alguna, ha sido su madre y sus hermanos. En un ir y venir
golpeando puertas y buscando justicia, esta mujer de extracción
campesina se ha enfrentado con impotencia a un sin múmero de
situaciones, que lo único que reflejan es la indolencia de las
autoridades (de la Concertación primero y de la derecha fascista ahora) que salvaguardando los intereses de la empresa Bosques Arauco,
prefirió dejar el caso en manos de la justicia castrense quien terminó
por cerrar la investigación (7 de diciembre 2007) a manos del ministro
en visita Renato Nuño Luco, quien a su vez cumplía un doble rol, ya que en la época efectuaba labores de docencia en la Escuela de Carabineros.
El juez castrense no determinó ninguna responsabilidad frente al
asesinato de Rodrigo, ni tampoco del grupo de 11 trabajadores forestales
que resultaron heridos ese fatidico 03/05/2007.
En este mismo peregrinar la compañera Lina (madre
de Rodrigo) conoció también el entreguismo y traición de dirigentes
forestales, que prefirieron el confort de sus cargos, o la incursión en
la politiquería burguesa, en último caso, acomodándose en cargos para
mantener ciertos privilegios, olvidándose por completo del caso de R.
Cisternas.
En el curso de la investigación el
abogado de la familia señaló que se omitieron antecedentes relevantes
como: la incautación de registros que daban cuenta de las
comunicacionaes radiales entre los oficiales y quienes recibieron la
orden de disparar a los trabajadores en toma, en la localidad de Horcones,
donde se encuentra la planta de celulosa Arauco. Empresa que por
entonces tenía utilidades de más de 2 mil millones de dolares diarios.
Su muerte fue producto de ráfagas de disparos efectuados por policías miembros de la Fuerzas Especiales,
luego que Rodrigo volcara varios carros policiales, en represalia al
destrozo de los vehículos de sus compañeros de trabajo que hizo la
policía tras arremeter contra los manifestantes. Rodrigo murió en el
acto con al menos 25 balas de una subametralladora UZI. Al funeral de Rodrigo asitieron más de 15.000 personas en la localidad de Curanilahue, desde todos los puntos del país.
Es a esas personas, amigos y compañeros
que apelamos en este momento, no solo para conmemorar la muerte de
Rodrigo, cuyas convocatorias en el último tiempo han sido exiguas, sino
más bien a movilizarse para que el caso de Rodrigo Cisternas sea
reabierto, y exigir la justicia que Rodrigo se merece.
En la memoria colectiva del pueblo la
justicia siempre ha estado a favor de los poderosos, pero también
estamos ciertos que con organización, decisión y constancia, podemos
lograr el objetivo anhelado.
¡¡JUSTICIA PARA RODRIGO CISTERNAS !!