domingo, 15 de diciembre de 2013

Entretejiendo autogestión comunitaria

(Fuente: Semillas de Agua)

En un mundo desligado del cielo y la tierra, en un país que lucha por la educación gratuita, en una ciudad que diariamente construye más cemento, entre micros y bullicio, entre codazos y televisión, hay espacios que silenciosamente se convierten en hoyos negros. Sin electricidad, sin agua, prácticamente desahuciado, el Liceo Metropolitano de Adultos se convertía poco a poco en un hoyo negro citadino debido a que luego del terremoto del 2010 fue desalojado con daño estructural. Ubicado en Chiloé n°1799, hoy aloja un proyecto de recuperación comunitaria que comenzó este domingo 8 de diciembre tras un carnaval que invitó a los vecinos del Barrio Matta Sur a entretejer un nuevo destino para ese espacio, para el barrio, para el país. Desde ahí se siembran comunitariamente nuevas semillas de resistencia.

Cual hoyo negro en una galaxia, durante casi cuatro años de abandono, el Liceo absorbió lo que el sistema capitalino excluye: droga, saqueo, destrucción… y tiempo que, implacable, deterioraba día a día sus estructuras esperando su propia tumba y quizás, una inmobiliaria que olía ese espacio. Construido en 1891 de adobe y madera, el edificio fue sede de una escuela básica y secundaria. Pasaron años con estudiantes diversos. Luego se consolidó como espacio para la educación de adultos. Sin embargo, tras el terremoto de 2010, quedó con daño estructural y entonces, fue abandonado.

A casi cuatro años del terremoto del 27 de febrero, el liceo yacía bajo polvo. Salas de clases de madera crujientes, libros en el suelo, lámparas sosteniéndose con el último suspiro, maderas con clavos oxidados, libros entreabiertos de “Historia de Chile” junto a cuadernos mezclados con ramas secas, escombros y un sinnúmero de muebles con historias imborrables. Sin embargo, como esos árboles generosos con flores blancas y fucsias que sostienen la primavera en la multicancha del Liceo Metropolitano de Adultos, este domingo 8 de diciembre ingresó carnavaleando por la puerta ancha el sueño colectivo de la recuperación comunitaria.

Aplausos, abrazos y libertad se abrieron junto con la puerta del Liceo recuperado. La emoción comunitaria cruzaba a cada uno de los más de cien participantes de esta acción cultural. Al ingresar, los  voceros lanzaron palabras a las calles para invitar a “todo el barrio a rescatar la tradición popular, a construir lazos fraternos y solidarios, a participar activamente de las decisiones en forma directa y democrática”, así como para “construir escuela con nuestras propias manos, a sembrar y cultivar nuestros alimentos, a comunicarnos, informarnos y relacionarnos con el barrio a través de una radio y un canal barrial, a estudiar y escribir nuestra historia”.

Retejer comunidades
Todo esto “surge de la necesidad”, como explicó Gabriela Jiménez, una de las voceras de la iniciativa que se llama “RecuperAcción Comunitaria”. Además, dijo que “los espacios para las organizaciones están condicionados en este país a la institucionalidad o a lo netamente económico… y si no tienes lucas y no estás asociado a la institucionalidad, no tienes espacios donde trabajar, y esa es una necesidad súper concreta de todas las organizaciones que hoy estamos acá. No nos interesa estar pidiendo plata para poder parar nuestros proyectos, tampoco podemos estar generando actividades constantemente para conseguir un espacio donde hacer nuestras clases, nuestras reuniones, o simplemente para poder compartir. Entonces, allí empieza esta idea y se vuelve una necesidad inminente que había que concretarla lo antes posible”.
  Rayén Alday, otra de las voceras, explicó que el espacio lo pensaron para “hacer realidad nuestros proyectos y trabajos, y dejar de lado lo que se promueve día a día que es el individualismo, la competencia, etc. Pero hoy estamos demostrando que con trabajo organizado se pueden hacer cosas para buscar la felicidad colectiva”.

En este lugar se busca “construir política de la manera que nosotros sabemos que es desde abajo, entre compañeros, mirándonos a las caras y decidiendo en asamblea”, expresó Fabián Cabaluz, también vocero de RecuperAcción Comunitaria, quien agregó que “la necesidad se articula con el exceso que genera el capitalismo que va creando propiedad de un montón de espacios abandonados y sin uso, y parte de nuestro proyecto, implica retomar esos espacios y, a partir de ahí, comenzar a retejer comunidades”.

Con principios como la autogestión, la autonomía, el cooperativismo, el control comunitario y la educación popular buscan articularse con los vecinos para hacer las cosas y, en definitiva, ser una solución a espacios como estos que estaban en absoluto abandono constituyéndose como un foco de delincuencia, drogadicción y pobreza. “Esta recuperación busca hacer un trabajo con la comunidad para que los niños tengan más oportunidades, más talleres, más espacios para crecer de forma integral”, expresa Jiménez.

Exudando el cáncer del capital
Una vez al interior del Liceo, las más de cien personas que componían la “RecuperAcción Comunitaria” se abocaron a las tareas de limpieza y habilitación de cada lugar. Cada grupo que se formó espontáneamente, se hizo cargo de la limpieza de los diversos espacios: el auditorio, la multicancha, algunas salas mientras otros bloqueaban los accesos a los lugares que sobreviven con daño estructural y que son un peligro a la integridad de cualquiera.

La primera hora de trabajo significó que muchos comenzaran a estornudar debido a la gran cantidad de polvo que salió desde la historia de años de abandono. Era ver un hoyo negro de la galaxia exudar el cáncer del capital y liberarlo con el frío viento que acariciaba el cielo azul. En un rato se juntó dinero para comprar más herramientas, guantes y así continuar con la limpieza. También se compró el almuerzo que solo consistió en agüita y un sándwich.

La vocera Rayén Alday manifestó su felicidad ya que “finalmente le estamos dando la espalda a este sistema, estamos promoviendo un trabajo mancomunado y ya llevamos dos horas trabajando y el espacio ha tomado otro color”.
Desde 1891 el espacio ha pasado por diferentes niveles de enseñanza. Así es como bajo la política social de la llamada “Promoción Popular” del entonces Presidente de la República, Eduardo Frei Montalva, fue el Instituto de Desarrollo Comunitario. En los primeros años de dictadura fue anexo del Hogar de Carabineros Fundación Niño y Patria, en 1982, pasó a ser la Escuela de Cultura Popular y, más adelante, Escuela Especial de Adultos D-101. Recién el 22 de noviembre de 1989 se consolidó como el Liceo Municipal Metropolitano de Adultos. Este 8 de diciembre de 2013, a más de cien años de su construcción, aloja un nuevo proyecto de educación, comunicación y política que se inventa día a día: RecuperAcción Comunitaria.
El antes y el después del trabajo de limpieza en
el primer día de RecuperAcción Comunitaria

 El primer día
Al llegar la noche, las estrellas anunciaron que el proyecto cumplía su primer día de vida. Y tras años de brutal abandono, el Liceo Recuperado alojaba a sus primeros habitantes que se acomodaron en carpas y sacos de dormir para reponerse de la labor realizada: el carnaval al alba, la limpieza bajo el fresco sol de primavera, las primeras negociaciones con Seguridad Ciudadana y el ánimo del trabajo territorial, barrial, popular y comunitario.

La recuperación del Liceo aparentemente no concuerda con las pretensiones de la Ilustre Municipalidad de Santiago que espera la pronta salida de “RecuperAcción Comunitaria”, ya que estaría destinado para construir un consultorio.

La vocera Gabriela Jiménez responde que “esas son tretas para justificar nuestro eventual desalojo porque nadie ha escuchado en el barrio que en este espacio se pretendiera hacer algún proyecto, ni por parte de la Municipalidad ni algún ministerio. Simplemente estaba abandonado y ahora que lo ocupamos dirán que estaban interesados en tal o cual cosa para el barrio… en el fondo si estaba abandonado la pregunta es ¿quién decide ahora que lo recuperamos?”

“Si llegamos acá no nos vamos a ir aunque nos ofrezcan otro espacio, queremos el comodato y perdurar acá”, expresó el vocero Fabián Cabaluz. Porque “esta pega lleva meses y nosotros hemos pensado la pega para este espacio y no porque lleguen unas autoridades nos van a sacar… nosotros vamos a resistir”, expresó Alday. 

Desde las organizaciones esperan que los vecinos y vecinas de Matta Sur visiten su espacio y que quienes puedan aportar, se acerquen a conversar para ir construyendo la comunidad que el sistema ha arrebatado.

Más información: Facebook.com/recuperaccioncomunitaria