Por: Níkolas Stolpkin
El
presidente de EEUU, Barack Obama, está en un lugar que debería
resultarle incómodo para un “Premio Nobel de la Paz”. Su discurso y los
hechos cada vez lo hacen parecer más a un George W. Bush que a un
respetable galardonado con el “Nobel”. A Libia hoy se le quiere sumar
Siria.
Lo
curioso es que la “fórmula” hoy empleada para ir a la guerra contra
Siria parece calcada del capítulo “Irak 2003”, en el aspecto mediático,
aunque el aspecto medular en el fondo ha sido calcada del capítulo
“Libia 2011”.
La
diferencia hoy, al menos hasta el momento, es que, tal como sucedió con
el capítulo “Libia 2011”, China y Rusia le dieron la espalda a Libia,
absteniéndose de hacer uso de su derecho a veto en el Consejo de
Seguridad de la ONU, y dejaron que Occidente liderados por EEUU
agredieran militarmente a Libia.
Por
tanto, lo más probable es que China y Rusia hayan recapacitado y
comprendido el error cometido con el capítulo “Libia 2011”, lo que
obligaría a EEUU a utilizar la fórmula del capítulo “Irak 2003”. Pero...
¿a qué precio?
Hoy el gran desafío para EEUU es poder vender la guerra contra Siria y que la Opinión Pública le de gusto comprarla.
No
obstante el capítulo “Siria” da cuenta significativamente de la crisis
en la cual se encuentra la retórica guerrerista de EEUU.
Hay
que señalar que la principal veta guerrerista de EEUU, el capítulo
“11/9”, ya está agotada; y que el “optimismo generalizado” del capítulo
“La Primavera Árabe”, ya se ha desinflado.
Las
últimas encuestas, tanto en EEUU como en Inglaterra o Francia, dan
cuenta de este agotamiento de la retórica guerrerista del propio EEUU y
sus aliados, que no han tenido la mejor ocurrencia que traer a la
memoria de la Opinión Pública el capítulo de “Irak 2003” y su rotundo
“fracaso”.
¿Podrá
EEUU reinventar su retórica guerrerista frente a la Opinión Pública?
¿Podrá, finalmente, EEUU vender la guerra contra Siria?
Un ataque “limitado” a Siria, por más que fuera “limitado” ¿podría resultar en un “tiro por la culata” a Occidente?
Al
final, entiéndase bien, no estamos más que en un capítulo en que el
Águila deshidratada se esmera por defender egoístamente junto a sus
aliados el “pozo de agua” frente al fuerte interés del Oso y el Dragón
(hoy ya muy grandes) por dar alivio a su acrecentada sed.
Níkolas Stolpkin
Analista político nacional e internacional - Political Analyst - Crítico de política y Cultura Contemporánea - AUTODIDACTA