Mauricio Norambuena tras ser condenado a dos cadenas perpetuas en
Chile por su participacion en acciones del FPMR (Frente Patriotico
Manuel Rodriguez) consigue fugarse el 30 de Diciembre de 1996
helicoptero desde la entonces inexpugnable C.A.S (Carcel de Alta
Seguridad).
Mauricio cae detenido en Febrero del 2002 en Sao Pablo.Brasil. acusado y
condenado a 30 años por el secuestro del multimillonario Washintong
Olivetto.
Mauricio lleva 11 años sometido a desquiciantes condiciones de
aislamiento en secciones de maxima seguridad dentro de las carceles,
prohibicion de libros, correspondencia, obligacion de uniformes
carcelarios, etc, tras varias transferencias en carceles con regimenes
especiales actualmente se encuentra en el penal Campo-Grande.
Desde hace 11 años, la familia y entorno solidario de Mauricio se han
movilizado para exigir condiciones de dignidad dentro de los
guantanamos brasileños donde permanece secuestrado Mauricio. Las
intenciones tanto de Mauricio como de su familia es conseguir la
expulsion a carceles chilenas para de esta forma estar más cerca de su
familia y salir del circulo de aislamiento infernal en Brasil.
Durante la segunda semana de Noviembre del 2012, el juez federal de
la 5 Vara, Dalton Igor Kita Conrado rechazo la peticion que presento el
abogado Alejandro Motta donde solicitaba un cambio de regimen para
Mauricio. El cambio de regimen desde Maxima Seguridad a Semi Abierto
implicaba la posibilidad inmediata de expulsion hacia Chile.
Finalmente el abogado apelara el rechazo del tribunal, esperando de esta forma la expulsion de Mauricio a Chile.
Para escribir a Mauricio Hernández Norambuena:
Penitenciária Federal em Campo Grande-MS
Av. Henrique Bertin, s/n, Jardim Los Angeles
Campo Grande – MS. CEP 79073-785
BRASIL
Av. Henrique Bertin, s/n, Jardim Los Angeles
Campo Grande – MS. CEP 79073-785
BRASIL
Uno de los ultimos escritos que Mauricio ha conseguido sacar desde la carcel:
Carta a mauricio arenas bejas de mauricio Hernandez Norambuena
”Olvidar quiénes eran y qué había
detrás de los nombres,
eso es estar muerto”
detrás de los nombres,
eso es estar muerto”
(C.Fuentes)
CARTA ABIERTA A MAURICIO ARENAS BEJAS*
Querido hermano:
Cómo pensarte sin la tristeza de tus últimos días. Tú que siempre
miraste la vida de frente, tú que te arriesgaste como pocos. En esas
horas del gran silencio y de la última soledad, te imagino repasando tu
vida, tan plena e intensa como querías vivirla. Una vida que no fue de
tonos grises, sino de fuertes contrastes, de azares y victorias.
Qué vida singularmente accidentada la tuya Joaquín. Recorriste los
extremos de esta existencia mirando con ironía los “designios” que esta
historia reservaba para ti. Como aquel 7 de septiembre cuando esculpiste
con balas aquella imagen sacra en el auto del tirano, imagen que sólo
existió en su mente aterrorizada y que luego llamó milagro, porque ese
día él sobrevivió. Más tarde me contabas repetidas veces con qué
desespero veías el vidrio astillarse apenas, y continuabas dando tiros a
centímetros del auto que aceleraba y huía. Faltó tan poco para que le
abrieras el camino a la muerte voraz. “uno o dos segundos más y el
vidrio se quebraba” decías tú y ahí nos deteníamos a pensar cómo ciertas
circunstancias fortuitas y/o insignificantes, muchas veces determinan
el rumbo de la historia, y según tú, esta última siempre tiene más
imaginación que los hombres.
También pienso en tu dolor en esa, tu última noche. No en el dolor
físico que el cáncer te producía, sino ese más profundo que habita los
rincones de la conciencia. Ese mismo dolor que sentiste otras veces que
también morías; cuando soportaste diecisiete días de tortura en las
mazmorras de la CNI, allá en Viña, y meses después al reencontrarnos en
las calles de Santiago me decías taxativo: “sabes compa, es preferible
morir a ser torturado, además del inmenso dolor físico, es totalmente
degradante. No me capturan vivo de nuevo los chanchos”. Años después,
fuiste ejemplarmente coherente con esas palabras, cuando en Vicuña
Mackenna, te resististe a ser capturado por los “chanchos”. En combate
desigual, fuiste lentamente sucumbiendo y mientras el plomo perforaba tu
carne y quebraba tus huesos, pensabas… “qué dolor, mi mayor dolor es no
estar con mis hermanos hoy…” Sí Joaquín, así recuerdo que escribiste en
una nota que nos enviaste desde el hospital, relatando tu “accidente de
trabajo”. Estabas dispuesto a pagar el precio de la muerte para escapar
a los torturadores, por lo tanto tres años de prisión, donde tuviste
que reaprender a caminar, podría ser un precio razonable sino fuese
porque en ese pedazo de tiempo perdimos lo mejor y más querido del
Frente. “Corpus Cristi” y después “Los Queñes” nos envolvieron en una
tristeza que no se disiparía nunca más. No olvido tu desespero e
impotencia cuando expresabas desde la cárcel que debíamos honrar a
nuestros muertos. Era el momento de quemar las naves.
Un tiempo después, te arrastrabas sofocado por el polvo en un túnel
interminable. Conseguías con otros hermanos volver junto a nosotros. La
dictadura terminaba. Habíamos hecho lo nuestro, pero el tirano
continuaba acechando los días de nuestro país.
Cargas todas esas cicatrices como marcas de tu historia. Ahí postrado
y febril las recuerdas una a una. La fiel Miriam vela tu agonía. Quizás
sólo la presientes, sumido como estás, en tus recuerdos. No sabes Lobo,
cuántas veces te he imaginado en esas últimas horas, luchando por una
muerte digna.
Sin duda, también habrás recordado, con satisfacción, tu última
misión cumplida. Esa que le negó en términos definitivos el mayor
ideólogo a la derecha pinochetista, con esas palabras resaltabas la
dimensión estratégica, cuando conversábamos respecto a las repercusiones
de aquel hecho. También en cierta ocasión señalaste categórico: “puede
que haya sido un error político, pero fue una acción justa”. De esa
forma enfatizabas el argumento moral de nuestra política “No a la
Impunidad”, la cual era más que nada, un imperativo ético.
Sé que tu mayor dolor fue no estar con tus hermanos en ese último adiós, aquella noche final.
Guardo intacta tu imagen de la última vez que nos vimos antes que
viajaras, donde me expresaste tu preocupación por preservar el legado de
José Miguel, de Tamara y de otros destacados rodriguistas, en lo
referente a la autoridad moral del núcleo dirigente, al ejemplo
personal.
En nuestro abrazo de despedida se concentraban todas las palabras no
dichas… y todavía te pregunto: por qué no pediste que te acompañara en
ese último viaje? Simplemente me dijiste “cuida a los muchachos”.
Tu Joaquín, Facundo, reconocido por excelencia como hombre de acción
en las filas del Frente, respetado y apreciado por tus hazañas
operativas donde fuiste el más destacado, eras también un hombre fecundo
en ideas, y andabas siempre bien provisto de ellas, escuchando y
cuestionando. No es de extrañar si provenías de la escuela mirista,
admirador de Miguel, escuela que estimulaba el pensamiento crítico, eras
orgulloso de esos orígenes, así como de ser el único miembro de
dirección sin preparación, de cualquier tipo, en el extranjero. Con
cierta ironía decías que permaneciste todo el tiempo en Chile,
combatiendo la dictadura.
Tantos recuerdos de ti golpean mi memoria, de tu transparente y dura
vida, de tu vida breve pero suficiente para graduarte de hombre.
Recuerdos de tu hermano que carga el peso de la sobrevivencia.
Mauricio Hernández Norambuena
(20 años después)
Mauricio Arenas Bejas, Joaquín, Lobo:
Miembro de la Dirección Nacional del Frente Patriótico Manuel
Rodríguez. Destacado combatiente y hombre de acción de las filas
rodriguistas. Participó en el atentado a Pinochet y en otras
importantes acciones del Frente, dirigió el ajusticiamiento a Jaime
Guzmán. Sobre esta última acción, dirigentes del Frente declararían al
“Rodriguista” en 1996 “…Esa operación en particular, estuvo a cargo de
nuestro compañero Mauricio Arenas Bejas, el Comandante Joaquín. Él,
entre otras cosas, conoció en carne propia la obra de Guzmán, ya que fue
salvajemente torturado en el año 84 y en febrero de 1987 fue detenido
en medio de un desigual enfrentamiento donde quedó gravemente herido,
con ocho impactos de bala en el cuerpo. Los servicios de seguridad y en
particular el entonces fiscal Fernando Torres Silva, hicieron todo lo
posible porque no viviera y sin embargo logró recuperarse. Joaquín,
quien estuvo recluido por tres años y se fugó en enero del 1990, fue un
fiel exponente de la juventud chilena, valiente y decidido a luchar
hasta la muerte por la libertad y la justicia por nuestra patria…”
Orgulloso de su historia y sus decisiones. Es uno de los dirigentes
más recordados del Frente Patriótico Manuel Rodríguez debido a su
ejemplo, su coraje y su firmeza sin límites.
Mauricio Arenas, murió en Argentina debido a un cáncer pulmonar, el 12 de octubre de 1991.
Fuente http://publicacionrefractario.wordpress.com
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