
Los
últimos meses de movilizaciones estudiantiles han logrado situar en el
debate público las serias consecuencias de endeudamiento que puede
acarrear el acceso a la educación superior en Chile. Sin embargo, ha sido hasta ahora el Crédito con Aval del Estado –creado bajo el mandato de Ricardo Lagos Escobar-
el mecanismo que ha concentrado las críticas y preocupación de las
autoridades, dadas sus altas tasas de interés y filtros discriminatorios
para los estudiantes de diversas instituciones.
No obstante, la historia del endeudamiento universitario debe remontarse a 1997 y el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, cuando el Crédito Corfo de Pregrado se
ofreció a miles de familias que no podían costear estudios superiores
para sus hijos. De esta forma, “surgió como una iniciativa con fondos
públicos intermediados por los bancos, igual que el Crédito con Aval del
Estado”, argumenta Cristián Villagrán.
Las
condiciones de interés y pago del Crédito Corfo serían, sin embargo,
mucho peores que las del vapuleado CAE: tasas que alcanzan el 9% de interés,
pago en UF e inexistencia de cuota contingente que adecúe los pagos al
ingreso de los deudores. “Se paga lo que te fija el banco”, declara
Villagrán.
Hoy, como aseguran cifras
de Corfo, son alrededor de 106 mil las familias afectadas por las
deudas, pero Villagrán asegura que la agrupación tiene datos que
duplicarían la cantidad de deudores. Éstos, además de estar sobrepasados
por los débitos, están sufriendo la persecución judicial de los bancos,
que ha terminado con embargos y remates.
La situación ya ha sido denunciada por la Agrupación de Estudiantes Estafados por el Crédito Corfo,
que reúne y organiza a deudores de distintos lugares de Chile y ha
contado con el apoyo de diversos dirigentes estudiantiles, entre ellos,
la vicepresidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Camilla Vallejo, quien escribió hace unos días una columna
dedicada a analizar esta problema. “(son) 100 mil familias que están
hoy día con la soga al cuello, que viven con la angustia de ser esclavos
de una deuda que jamás podrán pagar; que se han dado cuenta que la tan
anhelada movilidad social se convirtió en un verdadero retroceso y
estancamiento económico”, argumentó Vallejo respecto a la situación de
los deudores.
“ESTAMOS HABLANDO DE UNA DEUDA BRUTAL”
“El año 2003 quedé en la universidad. Mis padres, al no tener cómo pagar, tuvieron que solicitar el crédito al Banco del Desarrollo -ahora Scotiabank”- relata Jacqueline Torres,
miembro y una de las voceras de la Agrupación de Estudiantes Estafados.
“Investigué y supe que la Corfo entrega el dinero a los bancos
–subsidio- y el banco actúa como intermediario. Mi carrera costaba
aproximadamente 5 millones de pesos.
La Corfo le entrega al banco esa
suma de dinero y el banco paga a la universidad. Sin embargo,
ellos cobran comisiones, deducciones, reajustes y obligan a las personas
a abrir cuenta vista y chequera electrónica -es la única alternativa para acceder al crédito, de otro modo no lo otorgan-. El plazo de pago es a 15 años”, describe.
Torres
argumenta que tuvo que firmar el crédito cuando apenas tenía 19 años,
“sin saber en lo que me estaba metiendo por ignorancia y mala
información”. Pese a que en el banco sólo le comentaron las bondades del
préstamo, resultó ser “una real estafa, porque ahora, a los 27 años, no puedo acceder al subsidio habitacional ni pedir créditos para dejar la casa de mis padres. Mi
padre tuvo un infarto hace cinco meses y nunca hicieron valer el seguro
de desgravamen, salí hace tres años de la universidad y no hicieron
valer el período de gracia, tengo que seguir pagando hasta el 2018 una
cuota de $72.000 mensuales. Si no pago, nos rematan la casa de mis
papás”.
Desesperada en su relato,
Torres asegura que es ella quien sostiene la casa de sus padres –ambos
enfermos y de avanzada edad- y que “del banco llaman todos los días para
amenazar de embargo, ya no sé qué hacer”.
El testimonio de Marcos Hurtado, periodista de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso,
coincide con la desesperación de Jacqueline. “Desde un principio me
sentí vulnerado, pero tuve que tomar el crédito porque mis papás no me
podían pagar la universidad y tampoco calificaba para un crédito estatal o beca, pues tuve la “desventura” de tener a mis dos padres profesionales,
lo que me quitaba prioridad por considerar el Estado que eso los hacía
pudientes. Mis papás son profesores de escuela municipal, no doctores,
así que comprenderás que, si bien la situación no es mala, tampoco da
para pagar un arancel universitario, menos si a eso le sumas lo que
pagan por el colegio de mi hermana”, cuenta.
“Cada año debía reunir una serie de papeles para pedir el crédito, era un martirio porque, además, a mi mamá cada año le iban pidiendo más requisitos, como por ejemplo, abrir una línea de crédito o una cuenta corriente.
O sea, la idea era amarrar al Banco Estado. Ahora, y luego de haberlo
pedido por última vez el año 2009, la deuda alcanza a 12 millones,
siendo que el año pasado era de 11 y no ha habido mes en el que no
paguemos”, describe Hurtado.
Para el
periodista resulta lamentable estar pagando un crédito cuya cuota sube
cada día más. “No gano un mal sueldo y con lo que hay que pagar durante
al menos 15 años más alcanza demás para pagar el dividendo de una casa o
de un auto, y esto último me violenta, pensar que por estudiar tenga
una deuda que supera el precio de un auto de lujo”, señala.
Villagrán
asegura que las víctimas del crédito Corfo son mayoritariamente
personas que pertenecen al tercer quntil. “Este crédito fue tomado por
gente que no tenía cómo acceder a la educación superior y hoy están
pagando tres ó cuatro veces su deuda”, detalla. “Un ejemplo: Una persona
que solicitó el crédito durante sus 5 años de estudio, con una deuda de
15 millones va a terminar pagando 45. Estamos hablando de una deuda
brutal”.
LUCRANDO CON LOS SUEÑOS
Además
de ligar forzosamente a los deudores a cuentas vistas y chequeras
electrónicas, los bancos que manejan la deuda de los ex estudiantes no
tienen por qué exigir una cuota de pago necesariamente contingente con
el ingreso o salario. Además, el crédito comienza a ser pagado al
momento de empezar a estudiar y cuenta con una tasa de interés compuesto,
que no es fijo y suele aumentar con el tiempo. Así, la tasa de interés
del crédito Corfo fluctúa entre el 8,5 y 9%. Casi 5 veces los índices
del Fondo Solidario, entregado sólo a estudiantes de universidades
pertenecientes al Consejo de Rectores.
Además, los bancos cuentan con un mecanismo llamado “subsidio contingente”
y facilitado por Corfo, que les entrega el 50% de la deuda que el
estudiante pidió en un comienzo. Sin embargo, para que éste subsidio sea
activado, es necesario que el banco comience antes un proceso judicial contra el deudor.
“Recientemente a una señora que tenía una deuda de 20 millones se le
embargaron diversas cosas que apenas ascendían a 450 mil pesos. Es obvio
que así no iban a saldar la deuda, pero el banco puede activar el
subsidio contingente”, explica Villagrán.
Tras
hacer pública las quejas y el sufrimiento de quienes están hoy siendo
torturados por las crecientes deudas, el ministro de Educación, Harald Beyer,
aseguró que “El Corfo no es un crédito ofrecido por el Mineduc es un
crédito que no cumplió originalmente con exigir requisitos de mérito,
calidad de las instituciones ni niveles socioeconómicos. Tiene que
quedar claro (…) que fue una situación inadecuada en gobiernos
anteriores y que este gobierno heredó y que está estudiando”.
Las
dos peticiones centrales de los deudores del crédito Corfo apuntan a
detener las acciones judiciales que han iniciado los bancos, que tienen
por consecuencia embargos o remates de bienes raíces e inmuebles y, por
otra parte, a exigir la rebaja urgente en la tasa de interés del
préstamo, alcanzando el 2% que ofrece el Fondo Solidario en forma retroactiva.
Miembros de la agrupación de estudiantes estafados ya han tenido reuniones con el vicepresidente de Corfo, Hernán Cheyre
y con parlamentarios de diversos colores políticos. “Hemos recibido
apoyo de todas las bancadas políticas, falta la propuesta del Gobierno.
En un comienzo Beyer dijo que esto no tenía nada que ver con esto porque
no era un crédito estudiantil y en eso está equivocado. Tampoco pueden
poner obstáculos por condición socioeconómica, porque la mayoría de los
endeudados pertenece al tercer quintil, y muchos de ellos, además de
tener Corfo tienen Cae, por lo tanto el nivel del endeudamiento es
inmenso”, argumenta Villagrán.
Para el próximo lunes ya está fijada una cita en el ex Congreso Nacional, donde la Comisión de Educación tratará el tema con la presencia del ministro de Economía, Pablo Longueira, Cheyre y los deudores.
Los
deudores, en tanto, esperan por una solución a años de haberse
comprometido con las abusivas cláusulas de un contrato con el fin de
validar su derecho –universal- a estudiar. “No sé qué nivel de éxito
tenga esta iniciativa en el caso de los que hemos sido estafados por el
crédito este, pues quienes pintan las líneas de la cancha también juegan
el partido y lo arbitran”, reconoce Hurtado. En tanto, Torres señala
que “los bancos están lucrando con el sueño de miles de jóvenes,
que como yo, aspiramos a un futuro mejor pero lo más grave es que lo
hacen con fondos estatales (CORFO), que en vez de ayudar y fomentar el
emprendimiento nos hunde cada día más en la pobreza”.
Por Vanessa Vargas Rojas
Fuente El Ciudadano