Por Alejandro Lavquén
Cada
vez que un dirigente de izquierda hace mención, en cualesquiera que sea
la circunstancia, del concepto “vía armada” o “lucha armada”, la
derecha estalla en descalificaciones y se persigna hipócritamente,
lanzando acusaciones contra el Partido Comunista y otras organizaciones
de izquierda. Fue lo que sucedió tras la publicación de una entrevista a
la dirigente estudiantil Camila Vallejo, en un medio de prensa español,
ocurrida meses atrás.
Sobre
esto, me gustaría precisar algunos puntos. La llamada vía armada, a
través de la historia, y no sólo en Chile, reúne dos componentes. El
primero es lo que podemos denominar Asalto a mano armada, acción
ilegítima ejecutada por el ejército, o las fuerzas armadas en su
conjunto, contra el pueblo soberano, con el fin de reprimirlo y acallar
sus reclamos contra el abuso y la usura que sufre a manos de la
oligarquía que posee el poder económico y político; y por lo tanto, el
control del Estado. El segundo componente lo podemos definir como Defensa propia o Legítima defensa,
que no es otra cosa que la respuesta armada, llevada a cabo por los
sectores más conscientes y organizados del pueblo, para intentar
defenderse de los asaltantes uniformados que asesinan, violan, torturan y
desaparecen personas, tal como ocurrió en Chile durante la dictadura
pinochetista.
El Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) fue un
ejemplo de cómo un sector del pueblo se organiza para ejercer la Legítima defensa.
Por lo tanto, y si uno revisa la historia del Partido Comunista desde
su fundación en 1912, se da cuenta que cuando en el año 1980 impulsa la
Política de Rebelión Popular de Masas (PRPM), que incluía la lucha
armada, lo hace en legítima defensa. Tan simple como eso, no hay nada de
que avergonzarse, por el contrario, fue un acto de dignidad. Los
delincuentes se habían tomado La Moneda mediante un golpe de Estado,
atropellando todas las leyes vigentes ¿A alguien le queda alguna duda
hoy de la verdad histórica? Sólo a la derecha aliancista, al Opus Dei, a
los fascistas y nazistas chilenos.
Les
recuerdo, a la derecha -y a un sector de la Democracia Cristiana-, por
dar un solo ejemplo, que en el delirio del anticomunismo las “gloriosas”
fuerzas armadas chilenas, a través de la DINA y CNI, entrenaron perros
para torturar y violar seres humanos, asunto comprobado por vía judicial
e informes sobre la violación sistemática de los derechos humanos en
Chile. Además están los informes Rettig y Valech ¿Entonces, había que
dejarse matar, torturar, violar, sin defenderse? Ya basta de cinismo, la
violencia armada en Chile, como elemento de represión contra el pueblo,
durante el siglo XX y XXI ha sido ejercida por las fuerzas armadas y la
policía, que actúan como brazo armado de la derecha, no por quienes
defienden su derecho a una democracia de verdad. Historiadores como
Gabriel Salazar han demostrado esto ampliamente. También lo ha hecho
Patricio Manns en su libro “Chile: una dictadura militar permanente”. Nos plus ultra.