Diferentes sectores de la elite política están condenando la funa que realizaron más de un centenar de jóvenes estudiantes en el Campus Oriente de la Universidad Católica en contra de la Fundación Jaime Guzmán.
El acto mismo era una provocación contra todos los jóvenes que no están dispuestos a aceptar los acuerdos que realizaron la Derecha y la Concertación para blanquear a los ideólogos políticos de la dictadura, junto a la impunidad de los violadores de los derechos humanos, el repudio a este tipo de actos no solo debe ser de los estudiantes, debe ser del conjunto de la sociedad, ya es ahora de seguir el ejemplo de nuestros jóvenes.
La verdad es que es una ofensa intentar pasar a Jaime Guzmán, que fue el principal ideólogo de la dictadura, por un héroe de la “democracia”, este personaje fue el que le dio el sustento ideológico, a la persecución política, a las torturas, asesinatos y desaparición de personas, que fueron ejecutadas bajo el régimen militar.
El asesinato de este oscuro personaje no lo exculpa de su cuota de responsabilidad en las atrocidades cometidas por el régimen dictatorial, a pesar de la creencia popular no todos los muertos son buenos, él es el principal político e ideólogo de casi todas las aberraciones que se implementaron bajo la dictadura, partiendo por la actual constitución anti-democrática que rige a este país, que para poder imponerla tuvieron que utilizar el terrorismo de Estado y la violencia masiva contra la mayoría de la población. Por lo anterior es tremendamente lamentable que hoy se intente tergiversar la historia e intenten pasar a este personaje como una blanca paloma y un defensor de la democracia.
El rol nefasto de los decanos de la Universidad Católica.
Cuando tu rindes honores a un personaje que fue el campeón de la intolerancia, al punto de llegar a justificar el asesinato de cientos de miles de chilenos para imponer sus ideas políticas y defender sus intereses económicos, estas justificando precisamente todas las aberraciones que implico el régimen encabezado por las fuerzas armadas.
Que el rector de la Universidad Católica este amenazando con expulsar a los estudiantes que se manifestaron contra el acto, es un total contrasentido, de lo que deberíamos estar hablando es de la renuncia del actual rector y unos cuantos decanos por el apoyo implícito que le han dado a las violaciones de los derechos humanos ocurridas bajo la dictadura, haciéndose parte y permitiendo que este tipo de actos sean organizados en una sede universitaria.
La posición reaccionaria de un sector de los profesores y decanos de la Universidad Católica es algo que es esta volviendo habitual, baste recordar la reciente polémica generada a raíz de la columna publicada en El Mercurio en defensa de Krassnoff escrita por el profesor titular de la Facultad de Derecho de la UC, Gonzalo Rojas, que intento justificas las violaciones a los Derechos Humanos y realizo una defensa de la dictadura militar, sin recibir ninguna sanción por parte de la rectoría de dicha casa de estudios, a diferencia de las sanciones que hoy están exigiendo contra los estudiantes que repudiaron este acto antidemocrático y de apología a los sustentadores ideológicos de la dictadura encabezada por Pinochet.
Los DC y su cínica defensa de la democracia.
Uno de los principales partidos que promovieron el golpe de Estado en Chile fueron los Demócrata Cristianos, algo que todos sospechosamente han olvidado, incluyendo al señor Patricio Aylwin, primer presidente “demócrata” tras la dictadura, otro campeón de la anti-democracia, que al igual que muchos otros civiles que apoyaron fervientemente a la dictadura hoy se presentan como blancas palomas y grandes “demócratas”.
Por esto no es de extrañar que hayan sido los DC junto a la UDI, los que más han puesto el grito en el cielo, criticando a los estudiantes por protestar contra un “acto legitimo” y por la “intolerancia” de estos y llamando a los demás sectores a condenar unanimente a los estudiantes por “antidemocráticos” y por lo “repudiable de sus acciones”. En realidad todas esas criticas cínicas no necesitan una respuesta, los totalitarios e intolerantes no son los estudiantes, son los que todavía intentan blanquear o ocultar a los que fueron parte de una de las dictaduras más criminales de las que han existido en América Latina, pero que a pesar de todos sus esfuerzos publicitarios todavía siguen con sus manos manchadas con la sangre de cientos de dirigentes sindicales, de trabajadores, pobladores y estudiantes, algo que las nuevas generaciones no están dispuestas a callar.
Celso Calfullan
Socialismo Revolucionario.