Los universitarios consideran que aparecer en ella los contradice frente a una reforma tributaria y el alza que creen deben tener las grandes empresas para financiar las demandas sociales. La crítica, según comentan, va dirigida a su forma de financiamiento y no a la obra que lidera Mario Kreutzberger.
“No podemos ir si estamos pidiendo una reforma tributaria”. Ese fue el comentario que hizo uno de los voceros de la Confech el miércoles pasado en el Consorcio de Universidades del Estado de Chile (Cuech), en el que todos los presentes asistieron y comentaron informalmente la invitación que les llegó a participar de la Teletón de parte del propio Don Francisco.
Informalmente porque recién éste sábado lo incluyeron en la tabla del pleno realizado en Puerto Montt y lo discutieron entre todos, acordando que esta semana harán una declaración pública restándose oficialmente como Confederación de Estudiantes de Chile del magno evento solidario. Y los argumentos son parte de lo que ya habían comentado algunos el viernes pasado en medio de las reuniones con los rectores.
La razón es bastante clara: no significa estar en contra de la obra o la labor que prestan a los niños discapacitados sino que la principal piedra en el zapato es con la campaña y el sistema de recaudación de la jornada televisiva. Aún cuando, en algún momento, se planteó ocupar la plataforma para criticar la contingencia, como la resolución de ayer de la partida de Educación del presupuesto 2012.
Sin embargo, el análisis fue bastante crudo. Con la discusión del presupuesto y la presión en las calles para realizar una reforma tributaria que financie las demandas estudiantiles, no se podía aparecer en un evento así, auspiciado y propiciado para transmitir la “solidaridad de las empresas.
“Es justamente lo que nosotros criticamos: mediante ella, las empresas se liberan de un porcentaje de carga impositiva e incluso generan una rentabilidad mayor con el logo de teletín en sus productos. Nosotros queremos todo lo contrario e incluso cuestionamos que exista ese método de financiamiento y no uno proveniente del Estado”, dice uno de los miembros de la mesa ejecutiva.
Teletón estatal
En esa tónica, incluso uno de los líderes más destacados del movimiento relató que la obra caritativa debería financiarse mediante un porcentaje de los impuestos de las empresas y transformarse en una política financiada por el Estado, antes que -al igual que la educación, según la comparación que hizo- por el bolsillo de los chilenos.
“No podríamos apoyar tampoco una campaña mediática basada en el sufrimiento de los niños discapacitados para que algunas empresas laven su imagen y les descuenten impuestos”, dijo otro de los presentes en esa conversación. Una especie de Teletón estatal, que según ellos reuniría más recursos que los consigue hoy en día y que no vendría del aporte directo de las personas.
A juicio de los universitarios, es contraproducente con la verdadera labor detrás de ella, algo que apoyan e incluso han intentado integrar a en sus intervenciones públicas. De hecho, en muchas marchas y manifestaciones públicas han integrado a sus discursos a jóvenes sordomudos para comunicar sus discursos ante los asistentes y la televisión.
De esta forma, los estudiantes harían un pronunciamiento público mediante un documento esta misma semana explicando en detalle su posición frente a la obra y reiterando que su baja corresponde netamente al sistema de financiamiento de ella y la contrariedad que tiene frente a las demandas que ellos han reclamado por más de seis meses, echando por tierra el “gran signo de unidad” que pretendía Don Francisco para el show benéfico.
Cabe recordar que la meta de la Teletón 2010 “Un solo corazón” recaudó $18.890.559.347 mientras que una reforma tributaria planteada por los estudiantes podría recaudar anualmente, al menos 14 mil millones de pesos a través de impuestos a los recursos naturales chilenos más la eliminación de chanchullos jurídicos -como el pago del Impuesto Global Complementario- a los que apelan las grandes empresas para tributar de manera correcta.
Fuente The Clinic