martes, 4 de octubre de 2011

Por el derecho a ocupar. Sobre el intento de criminalizar la lucha social

El nuevo proyecto de ley presentado el día de ayer, es otro esfuerzo desde la política por criminalizar los esfuerzos democratizadores que se despliegan en lo político. Es la abierta persecución del “otro”. La negación de la diferencia. Un dispositivo jurídico de control hegemónico de la polémica, del antagonismo manifestado socialmente en su diversidad.

El carácter histórico que tiene esta iniciativa, de responsabilidad del gobierno de Sebastián Piñera, es que frente a la hipertrofia del movimiento social se produjo la atrofia del Estado. La institucionalidad nuevamente en lugar de abrirse al poder constituyente de la ciudadanía y los pueblos se cierra en la defensa del poder instituido de las minorías dominantes que la administran.

La posibilidad de “ocupar”, es el espacio que resta de democracia en nuestro país, uno que es ejercido directamente y de forma soberana por la ciudadanía organizada; es el intersticio donde aún pervive una política popular.

La ocupación enseña el ámbito decisional de una sociedad; vislumbra el grado de equivalencia de un determinado sector social en tanto es la fortaleza del vínculo la fuente que alimenta una acción radical sobre la vida, tal cual es el ocupar. La ocupación muestra el desborde de lo social; representa la subversión del colectivo organizado sobre el orden establecido donde se ejerce una voluntad libre que corre en los alrededores del Estado. La ocupación es un acto de denuncia sobre problemas societales que no tienen espacio de visibilidad dentro de la política institucional; pone de relieve un déficit de interlocución de los actores y una deslegitimidad de los canales tradicionales de comunicación y demandada.

En efecto aun cuando lo primero que se nos viene a la mente al hablar de ocupación es la idea de “toma”, lo único que se toma es el lugar, en tanto todo lo que sucede dentro es una construcción, una producción social. El concepto del acto más es el de la acción, más que un momento es un tránsito, más que un hito es un proceso. 

Es por ello que, si bien se hace necesario defendernos de este nuevo intento de criminalización desde el aparato burocrático resulta más relevante aún, defender el fundamento: tomarse un liceo o universidad sin que en su interior haya autogobierno y deliberación, no es una ocupación; tomarse un inmueble sin autogestión y organización asamblearia, no es una ocupación; tomarse la calle sin un proyecto político transformador, no es una ocupación. 

Como nos enseñó la historia, tomarse el gobierno sin construir por abajo una fuerza clasista y combativa, no es poder popular. Por ello a construir la vía popular y de los pueblos a la constituyente...


Henry Renna G.
Movimiento de Pobladores en Lucha
Igualdad Herramienta de los Pueblos