José Jara Aravena, alumno de la Universidad Católica y militante del MIR, fue secuestrado y torturado durante 11 días por funcionarios de Investigaciones.
En un fallo unánime, la Novena Sala del tribunal de alzada endureció la pena por el crimen, tras establecer que los hechos acreditados en la causa -que Jara murió a consecuencia de los golpes y torturas que recibió de sus captores entre julio y agosto de 1980- configuran el delito de homicidio calificado y no de homicidio simple, como consideró la sentencia de primera instancia.