Adital
El 5 de febrero
cumplieron 20 años de ardua labor humanitaria al servicio de los
migrantes indocumentados que atraviesan territorio mexicano en su paso
hacia Estados Unidos.
Su pueblo La Patrona, Amatlán, Veracruz, México
es parada obligatoria para el tren llamado "La Bestia”, que trasporta
en el lomo de sus vagones a miles de indocumentados que han sido
arrojados a la indefensión migratoria, desde sus países de origen por
gobiernos corruptos y sistemas en decadencia que los olvidan en las
alcantarillas de las clases sociales y la imposibilidad del desarrollo.
Norma Romero, coordinadora de Las Patronas: 20 años de entrega a los indocumentados. |
Las Patronas es un grupo de mujeres que sale a
las vías del tren y lanzan bolsas de comida y botellas de agua a los
migrantes que van sobre "La Bestia.” Son el ejemplo vivo de lo que es
dar sin esperar nada a cambio. Con ellas se vive la acción. El actuar.
El movilizar. Concientizar de la situación de la migración indocumentada
es parte vital de su aporte a esta problemática mundial.
Conocidas en el mundo entero por tan íntegra
entrega, Las Patronas están de aniversario — cabe mencionar que es
primera vez que lo celebran. Tuve el enorme privilegio de conversar vía
telefónica con Norma Romero, coordinadora de Las Patronas. Una charla
que nada tuvo de entrevista periodística, más bien una plática entre una
indocumentada que muy bien pudo ir sobre cualquier vagón de "La Bestia”
en su camino hacia Estados Unidos y una mujer que en cualquier instante
pudo tenderle la mano para ayudarla.
Crónicas de una Inquilina tiene el gusto de
presentarles, en Encuentros, a: Las Patronas. Disfrútenla y si les nace
coméntenla y compártanla, porque las heroínas de pies de barro son
candiles encendidos en los rincones más oscuros de la indiferencia.
¿Qué es lo que sucede el 05 de febrero de 1995?
Dos de mis hermanas — Rosa y Bernarda — fueron a
comprar el pan y la leche para desayunar, y cuando el tren venía pasó
despacio porque como es paso ahí tiene que bajar la velocidad, y
nosotros pensábamos que la gente que venía en el tren era mexicana y que
se subía en éste para aventurarse, a veces los jóvenes tiene
inquietudes, verdad. Pensábamos que como nadie les cobraba el transporte
se podían subir pero, ellas escucharon que les gritaron "madre tenemos
hambre” y ellas pensaban que las estaban vacilando, y pasó el siguiente
grupo y también les dijo "madre tenemos hambre regálanos un pan”
entonces una de ellas les tiró la bolsa de pan y vino el grupo de atrás y
también les pidió entonces les lanzaron las cajas de leche. Y llegaron a
la casa y mi mamá les preguntó qué habían hecho con el pan y la leche
que les había encargado y ellas le comenzaron a decir: fíjate mamá que
la gente que va en el tren pues no es mexicana porque tienen un acento
no sé cómo hablan ellos, y nos gritaron que tienen hambre.
Entonces nos reunimos en casa y conversamos
toda la familia, la verdad en ese tiempo alcanzaba el dinero y hasta
sobraba, porque eran baratas las cosas, hoy en día lastimosamente está
más cara la canasta básica. Entonces empezamos a hacer taquitos, que
arrocito, que huevitos y frijolitos. Y pusimos 8 taquitos en cada
bolsita. El día después de que mis hermanas reglaron el pan y la leche
empezamos a hacer la comida y fueron 30 "lonches” y resulta que mi "apá”
dijo bueno y les van a dar el taco, ¿y con qué se lo van a bajar? Pues
llenen una botellitas de agua dice. Las botellitas de agua no las podían
agarrar porque se les resbalaban de las manos, llegamos a casa y le
contamos a mi "apá” y nos dijo que las amarráramos en par un hilo y eso
hicimos.
[Y así inicia la
historia de Las Patronas, que le ha vuelta al mundo; con una familia que
no fue apática a la necesidad de desconocidos. ¿Cuántos de nosotros
haríamos eso?]
Empezaron con 30 almuerzos, ¿hoy en día cuántos dan?
Ahorita a partir de 2014 fue el cambio — debido
al Plan Frontera Sur, que criminaliza a los indocumentados por parte de
autoridades mexicanas y hace que estos busquen otras vías de transporte
para llegar a la frontera con Estados Unidos — porque nosotros
estábamos dando entre 600 y 700 "lonches” porque era mucha gente la que
estaba cruzando, llegamos a tener hasta más de mil personas al día.
Buscándole pan de dulce, tortillas, lo que hubiera, lo que encontráramos
y pidiéndole a la tente que donara su comida que no la tiraran porque
luego la tiran cuando les sobra. Y hacíamos recolectas y la gente se
empezó a dar cuanta que sí había necesidad y comenzaron a donar. Y así
fue como se dio y la gente se empezó a involucrar.
Claro que no ha sido fácil porque antes ayudar a
un indocumentado era un delito y era donde teníamos que tener cuidado.
Después de formar un grupo con mi familia formé otro grupo en la parte
centro del pueblo con otras mujeres para que nos pudieran ayudar, así
ellas daban comida allá y nosotras por acá. Y fue ahí donde comenzamos
pero después vinieron los malos comentarios de la gente: "no que esas
viejas están locas, que ayudar al migrante es un delito, que las van a
acusar de polleras.” Ellas estuvieron ayudando como dos años, pero
después los esposos comenzaron a decirles "no que si te metes en
problemas a ver cómo le haces, que quién sabe qué,” entonces las mujeres
por miedo nos dijeron, mira mejor no. Yo les dije que estaba bien
porque tampoco quiero ser la causante de que tengas roces con sus
maridos. De las 25 que éramos quedamos 15, de las cuales hoy en día
estamos 14.
Hoy en día estamos dando 100 "lonches” en el
tren, y los que llegan a la casa caminando, porque hay migrantes que se
bajan o van heridos o cansados y llegan al comedor y ahí los atendemos.
Bajó la cantidad debido al cobro de las mafias.
[Que están conformadas por las propias
autoridades municipales, estatales y migratorias en contubernio con los
grupos criminales reconocidos por la violencia con la que tratan a los
migrantes indocumentados]
Veinte años es un mar de memorias…
Mira, hay que ser agradecido con Dios por todo
lo que nos da, agradezco a Dios haberme dado unos padres que me
enseñaron a trabajar y que me dieron valores. Tuve la oportunidad de
tener una pareja que se portó bien y que no se metió en mis decisiones y
que me apoyó [su esposo falleció] y que me dio un hijo que es
tranquilo, que está estudiando y que le está echando ganas.
Mujeres mexicanas de Las Patronas se unieron para dar alimentos a los migrantes de La Bestia. |
El cambio de la palabra a la acción
Norma era
catequista en la iglesia de su pueblo pero sentía un vacío, sentía que
no era suficiente lo que hacía, tuvo algunos roces con otras mujeres de
la iglesia porque para ella no era solo ir a misa y afuera vivir con
envidias, prejuicios y doble moral. Se alejó del catequismo y pidióa
Dios una señal, ella quería pasar de la palabra a la acción y la señal
llegó el día menos pensado.
Ese día en el 1996 terminamos de dar la comida y
después de haber terminado la jornada del día me voy a mi casa y nos
acostamos a dormir y como a eso de las 11:30 llega una compañera del
grupo y toca la puerta y me dice: "oye Norma, el tren se acaba de parar y
trae como quinientas personas pero viene un enfermo y aquí está su
esposa y un compañero” los vi por la ventana y les dije que me esperaran
porque me iba a cambiar. Ella se fue a su casa a dormir y me los dejó
ahí en la puerta y cuando salgo esta mujer me dice ayúdame por lo que
más quieras y se arrodilla frente a mí, inmediatamente le dije que se
levantara, no lo pensé dos veces y le dije que me llevara a donde estaba
su marido, ésa era la señal que yo necesitaba, fue ése el momento en
que cambió todo en mi vida.
Agarré la camioneta de mi esposo y no me puse a
pensar en que en el 96 era delito ayudar a un indocumentado, solo salí y
les dije que me llevaran a donde estaba su esposo, llegamos y vi la
multitud de gente que estaba en el tren, llego a las vías y le dio a
Dios, "Señor si tú me pusiste aquí, tú me vas a ayudar” en ese momento
algo me cubrió desde la cabeza hasta los pies, nunca he vuelto a sentir
algo similar. Fue como un cobijo, como si alguien me hubiese abrazado.
Como si alguien me hubiera quitado la venda de los ojos, desde ahí perdí
el miedo. Y la certeza que Dios estaba actuando y que quería mi
servicio. El miedo se me fue quitando poco a poco y es como si él me
hubiera dicho: "ahora sí, ven y trabaja.”
Se acercan los muchachos indocumentados y me
dicen, "madre por lo que tú más quieras ayúdanos” y yo les dije voy a
ayudar al que viene enfermo no los puedo ayudar a todos y me dicen, "no,
con que los ayudes a ellos ya nos estás ayudando a nosotros.” Ahí había
amor, solidaridad, ahí no había fronteras, ahí había algo hermoso.
Era un muchacho que había defendido a su esposa
porque el tren fue asaltado por las mafias y querían abusar sexualmente
de ella y él la defendió y lo acuchillaron, imagínate de Agua Blanca a
La Patrona el tren hace tres horas, y en ese tiempo la persona se
desangró y venía con mucha temperatura y además perdió el sentido.
Entonces todos comenzaron a ayudar a bajarlos
del lomo del vagón y fue algo tan hermoso, todos éramos hermanos ahí, y
lo bajaron con tanto cuidado. El muchacho era negro, negro que solo sus
dientes blancos se le miraban, y vi a aquel hombre como le extendieron
las manos y le juntaron los pies, mientras unos lo sostenían de los
brazos, otros lo agarraban de los pies, y fue como ver a un Cristo
negro.
Nos negaron el servicio en el hospital cercano
del pueblo porque era indocumentado, también un doctor de una clínica
privada porque dijo que no se quería meter en problemas. Eso fue como la
segunda llamada de Dios, de decir pues ahora háganlo ustedes, cúrenlo
ustedes. Y me lo llevé a mi casa y estuvo en mi cama, sabía algo de
primeros auxilios y llamé a un amigo que también sabía de primeros
auxilios y él me dijo cómo proceder pero tampoco se atrevió a ir a mi
casa porque pensaba que se nos iba a morir y no quería problemas.
Compramos medicina para la fiebre y para
controlar la infección. Llegando a la casa lo bañamos con agua fría para
bajarle la fiebre y revisamos la herida. Estuvo en mi casa más de 20
días recuperándose y se fue en septiembre y nos llamaron por teléfono el
25 de diciembre para decirnos que había logrado cruzar a Estados
Unidos. Y eso es lo más bonito, de servir y no esperar nada a cambio. Y
mucha gente dice "esto lo hacen y de seguro les pagan” y no es así, el
pago más grande viene de la bendición de Dios.
Alimento y agua son tirados por las mujeres a los migrantes que viajan miles de kilómetros rumbo a Estados Unidos. |
La Internacionalización
Mira nos ha ayudado mucho los documentales que
se han hecho acerca de nuestro trabajo, eso nos ha dado a conocer a
nivel internacional, y como nosotros abrimos las puertas a quién guste
venir a conocer lo que hacemos han llegado personas de muchos países.
Documentalistas, cineastas, periodistas. Y abrimos las puertas porque
queremos concientizar a la sociedad civil, para que no solo juzguen,
para que más bien conozcan a la gente, a veces es mejor enseñarle lo
malo al ser humano que enseñarle lo bueno. Cuando tu ves a una persona
migrante lo que primero que dices es "es un delincuente” ¿ya fuiste a
investigarlo? Por qué mejor no te preguntas si tiene hambre, si necesita
abrigo, en qué lo puede ayudar. Por qué no hacemos todo lo contrario y
te das el tiempo de conocerlo.
Nosotros en todos estos años hemos visto pasar a
miles de migrantes y para nosotros es bendición ayudarlos. Y les
decimos que cuando lleguen a Estados Unidos no se olviden de su familia y
hagan las cosas bien para que les vaya bien.
El comedor-albergue
Ya teníamos el comedor pero no el albergue
porque no teníamos quién nos apoyara en lo económico, entonces un
documental que se llama La Patrona el director lo llevó a varios
festivales, y estuvo en Francia y de allá le preguntaron qué era lo que
nosotros necesitábamos y yo le dije: un cuarto para voluntarios, un
cuarto para que duerman los muchachos –indocumentados- y una oficinita.
Unas regaderas y baños para los muchachos también. Y gracias a los
documentales que se han realizado acerca de nuestro trabajo nos han
invitados de varias universidades a dar pláticas y a concientizar a los
estudiantes. Y siempre los invitamos a conocer la experiencia y llegan a
nuestro comedor y nos llevan víveres. Nosotras necesitamos calzado,
ropa, porque los migrantes van solo con la mudada puesta y por lo menos
que se cambien cuando llegan al albergue, es sumamente importante el
calzado y la ropa.
Tenemos una camioneta –pickup- que nos donaron cinco familias de Jalapa y eso vamos por las compras para hacer los almuerzos.
Cabe mencionar que
el comedor-albergue está construido en el terreno que le regaló su padre
a Norma. Nada de ayuda municipal o estatal.
¿Cómo es la relación con las entidades migratorias?
Es buena, hemos estado trabajando en equipo y
ayudan en los hospitales cuando llevamos a migrantes heridos, claro el
trato es distinto cuando van solos, tiene que ir una de nosotras para
acompañarlos en todo el proceso y verificar que las autoridades les den
trato humano. Yo siempre he dicho no es en sí la identidad la que está
mal sino las personas y cuando es así yo hablo con ellas directamente y
de buen modo y eso nos ayuda mucho. Trato de concientizarlos y que vean a
los migrantes como hermanos que somos.
Si el paciente necesita prótesis se coordina
con las autoridades, realiza la terapia y se envía a un albergue para
que vayan asimilando lo de su prótesis y su nueva realidad.
El Plan Frontera Sur
El Plan Frontera Sur vino a afectar más la
situación de los migrantes porque los criminaliza, lo que los obliga a
buscar otras alternativas para atravesar México y los expone a bandas de
criminales, caminan más y sin agua ni comida. Ha bajado el afluente
porque antes atendíamos al día a 600 o 700 y hoy a 100 o 120.
El Instituto Nacional de Migración
Bueno por estos lares están más concientizados
porque nosotros nos hemos encargado de no quitar el dedo del renglón, y
porque tampoco nos confiamos, lo que sucede en otros albergues es que
solo les brindan protección dentro de las instalaciones y cuando salen
ya no se hacen responsables. Aquí es lo contrario, los apoyamos dentro y
fuera, los acompañamos abordar los autobuses o si tienen que subir el
tren también vamos. Entones cuando las autoridades nos ven respetan al
emigrante. Esto requiere que nosotros nos involucremos por completo y
salgamos de nuestra zona de confort, si vamos a ayudar que sea bien no a
medias.
Concientizar a la sociedad civil
Todos
los migrantes en mi camino han sido un regalo de parte de Dios, hay
momentos en lo que no solo tienes que batallar con las personas que
lastiman al migrante, sino también con la sociedad civil que desconoce
el dolor que carga el emigrante, pero también los pastores evangélicos.
Es un conjunto de gente que solo critica y habla con prejuicios pero que
no se involucra, muy fácil es hablar pero qué difícil es actuar.
Nosotras como ya sabemos les hablamos a los
migrantes y les decimos "por estos lugares sí pueden pasar, por estos
lugares no, a tal hora sí a tal hora no.” La sociedad civil ahí podría
ayudar muchísimo pero ni las personas como comunidady mucho menos los
pastores de inglesa. Y te das cuenta que no puedes decaer y que tu deber
es crear conciencia. Hay mucha gente que se ha sumado pero que no actúa
y lo que necesitamos en su acción. Es muy fácil encerrarse en la
iglesia y orar y orar pero las cosas no se resuelven orando, tenemos que
involucrarnos todos.
Tú eres de las pocas como Padre Solalinde, Pantoja y Fray Tomás, que son de armas tomar
Hombres como ellos nos hacen muchísima falta,
que tengan el acercamiento hacia las personas ignorantes, que no solo
hablen de la biblia sino que se comprometan con la acción que Dios nos
ha enseñado. Fácil es decir de la boca hacia fuera cuando no sale del
corazón.
Situación de los migrantes sin documentos que pasan por México está cada vez más criminalizada. |
En el 2013 reciben el Premio Nacional de Derechos Humanos
Con ese Premio nos dimos a conocer más, y mucha
gente se sorprendió porque son muchas las organizaciones que trabajan
en la defensa de los Derechos Humanos en México, y nos preguntaban que
cómo le hicimos para ganarlo y nosotras les decimos que solo con el
favor el de Dios y haciendo bien a los demás. Ese reconocimiento yo lo
considero como un regalo de parte de él, porque eran 356 organizaciones
las que estaban propuestas.
A Las Patronas las propusieron para el Premio Príncipe de Asturias 2015.
Es un trabajo arduo no solo con atender a los
migrantes sino con la sociedad civil que no se involucra y los ve como
delincuentes y luego que piensan que los migrantes cuando cruzan nos
mandan dólares y no es así, solo las gracias recibimos y también creen
que la gente que llega de otros países a conocer nuestro comedor nos
deja mucho dinero y eso también es falso. La gente piensa que esto es
como un negocio. Yo siempre les dijo que si fuera cierto que nos pagaran
entonces no fuéramos 14 mujeres seríamos 100. Es muy fácil hablar pero
tampoco tienen la capacidad de acercarse y ver cómo lo estamos haciendo y
mucho menos involucrarse sabiendo que no van a recibir más que las
gracias. Y las que se han acercado solo tardan una semana y con la misma
se van, porque no es del corazón y esperan recibir algo más.
Los días 14 y 15 de
febrero Las Patronas celebrarán por primera vez su aniversario, cumplen
20 años tendiéndole la mano a los migrantes indocumentados que pasan
por La Patrona, Veracruz. En sus actividades está una misa que oficiará
el Obispo de Saltillo, Raúl Vera, -quién apoya contra viento y marea a
los indocumentados que atraviesan México- contarán con la presencia de
los sacerdotes Alejandro Solalinde, Pedro Pantoja y Fray Tomás González.
Se hará una procesión en el pueblo.
Cumplimos 20 años pero también es un
agradecimiento a Dios a todas y a cada una de las personas que han
caminado a nuestro lado todos estos años. Sin el apoyo de quienes donan
nosotras no podríamos ayudar a los migrantes y esto es para agradecerles
a ellas. Somos un gran equipo. Entre sacerdotes, asociaciones,
fundaciones y sociedad civil.
Los 43 estudiantes de Ayotzinapa
El dolor de ellos es nuestro dolor, así como
cada año recibimos a las madres centroamericanas en su caravana buscando
a sus hijos migrantes desaparecidos en México. Yo le comento a la gente
que cuando fue la masacre de San Fernando que mataron a 72 migrantes
indocumentados, no se hizo tanto ruido porque eran migrantes, tuvimos
que esperar a que pasara esto con los 43 normalistas para que
sintiéramos el dolor que sienten las madres centroamericanas. Les digo,
imagínense todo el dolor que se les ha causado a aquellos países
hermanos, ahora estamos viviendo en carne propia con estos padres que
lamentablemente también están en la lucha.
Es que tenemos que levantar la voz, tenemos que
caminar unos con los otros. Apoyándonos y exigiendo esa justica que
todos necesitamos. Hoy estamos aquí pero mañana estamos expuestos todos,
necesitamos seguridad, nadie es intocable. No tenemos que ser
indiferentes al dolor de las demás personas. Hay que unirnos, hay que
echarnos la mano. Yo me doy cuenta cuando viene la caravana de madres
centroamericanas, la gente las ve como preguntándose, ¿y éstas qué
vienen a hacer? Y yo les digo, acérquense a ver las fotos, tus hijos
también pueden migrar. Que conozcan a las mamás y que conversen con
ellas y que se enteren por qué vienen. Informar si alguien vio pasar a
alguno de las fotografías que llevan las madres colgadas en su cuello.
Que no sean espectadores y que se acerquen. Es
tan poco lo que nos piden y nosotros con tanta indiferencia. No entiendo
por qué somos así.
¿Deseás agregar algo para dar por terminada ésta conversación?
Bueno, decirle a la gente que no discriminemos,
que no juzguemos, así como está Centroamérica hoy vive México y así nos
vamos, los mexicanos no cantamos mal las rancheras. Nos hace falta
solidaridad, el sentir que muchas personas están viviendo momentos
difíciles, que no seamos indiferentes al dolor de las demás personas, no
estamos salvos, en cualquier momento nos puede tocar a nosotros. Que
nos empecemos a respetar. Todos somos hermanos, no importa la religión,
la raza, la nacionalidad, el color.
Nota: si usted
desea colaborar con víveres, dinero, ropa o calzado puede hacerlo
comunicándose con ellas en las redes sociales: @LasPatronas_dh en
Facebook: La Patrona.
Por correo electrónico. Norma Romero: lapatrona.laespezanza@gmail.comTambién le invito a ver el documentalLa Patrona.
Pasemos de la admiración a la acción, con decirles "que Dios las bendiga” no ayudamos en nada.
Vea un video sobre Las Patronas: