domingo, 2 de febrero de 2014

El significado de la fuga de 1990

fuga1990Por Raúl Blanchet.

El túnel estuvo terminado varios días antes del día de la fuga. El equipo de apoyo externo afinaba los detalles para asegurar que nuestra salida desde la Cárcel Pública resultase sin mayores dificultades. Lo hicieron a la perfección. Una verdadera joya elaborada por algunos combatientes rodriguístas que habían estado prisioneros junto a nosotros, más otros valiosos hermanos que asumieron diversas misiones ligadas al apoyo extra carcelario de la operación. Ellos debieron además convencer a la dirección del Partido, de que la construcción del túnel era efectiva, porque algunos burócratas a sueldo lo ponían en duda. Fueron ciertos integrantes del entonces Estado Mayor de la organización partidaria, quienes recogieron el relato de nuestros hermanos y decidieron proporcionar apoyo y buscar el respaldo de la dirección del Partido para nuestra operación.

La fecha se había fijado con antelación para el lunes 29 de enero de aquel 1990, ajustando los tiempos con el equipo exterior, que efectuó toda la exploración y reconocimiento sobre el terreno por donde rompería el túnel, las vías de escape, así como planificó y preparó detalladamente el dispositivo de apoyo para nuestra seguridad durante la salida, nuestra evacuación y proceso de distribución en las casas de seguridad obtenidas con anticipación.
En justicia, el dispositivo que preparó y ejecutó la “Operación Éxito”, estuvo compuestos por quienes construimos el túnel y los hermanos que garantizaron la culminación sin tropiezos de toda la operación una vez que nos encontramos en la calle.
Mientras excavábamos y ocultábamos la tierra en el entre techo de la galería siete-ocho, nos enfrentamos más de una vez a la interrogante de si debíamos continuar o no, considerando que la dictadura había perdido el plebiscito de 1988 y todo auguraba el futuro triunfo electoral de la Concertación de Partidos por la Democracia, de la cual estaba excluido el Partido Comunista, organización en que militábamos todos los combatientes rodriguistas involucrados en el plan y por lo cual también formaban parte de nuestro grupo, tres compañeros del Partido, no miembros del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, entre ellos el Secretario Político del Partido en la Cárcel Pública. Por lo tanto el análisis de la situación y las decisiones políticas frente a esa interrogante, los realizamos con todo el grupo operativo. Las conclusiones fueron unánimes: no confiábamos en la Concertación, pues teníamos claro que en las negociaciones con la dictadura y los Estados Unidos, habían vendido por completo el proyecto de una salida popular hacia una democracia avanzada que asegurase la restauración de los derechos robados a nuestro pueblo; asegurando la continuidad del modelo instaurado a sangre y fuego por la dictadura, y la impunidad para los violadores de los Derechos Humanos. Todo ello con el agravante de que los Presos Políticos seríamos transformados en moneda de cambio en el curso de las negociaciones entre las nuevas autoridades y el militarismo (con y sin uniforme) saliente de palacio.

Este debate se volvió a repetir tras la elección de Patricio Aylwin en diciembre de 1989, cuando nuestra excavación había cruzado sobre el techo de la línea dos del Metro, avanzó bajo la vereda norte de avenida Balmaceda y se aprestaba a cruzar el muro que cerraba el viejo recinto de la estación Mapocho por ese sector. Nuestra conclusión volvió a ser la misma y esta vez reforzada por la certeza de que frente a la claudicación política y moral de los partidos integrantes de la Concertación, nuestra fuga sería una señal de rebeldía y denuncia para nuestro pueblo, respecto al oscuro pacto establecido entre el militarismo y las futuras autoridades “democráticas”.

No por nada, Ricardo Lagos, uno de los líderes de la Concertación entonces, declaró que nuestra fuga había sido un hecho lamentable.

Han transcurrido cuatro gobiernos de la Concertación, calificada hace unos años por el diputado Sergio Aguiló, como “la nueva derecha” y concluye el gobierno de la derecha tradicional y golpista. Los hechos han dado la razón a nuestros pronósticos formulados a fines de 1989. La Concertación gobernó para el sistema y mantuvo intacta en el fondo la institucionalidad heredada de la dictadura e impulsó múltiples maniobras cosméticas a través de más de 90 modificaciones a la Constitución de 1980, hasta concluir con la firma de Ricardo Lagos, esta vez como Presidente de la República, junto a la del dictador para consagrar la Constitución Lagos-Pinochet.

Los resultados han sido social, política, económica y culturalmente catastróficos, como lo demuestran múltiples estudios nacionales e internacionales. Basta observar los índices de desigualdad existentes y considerar las demandas sociales que se van abriendo paso por medio de crecientes movilizaciones, para confirmar esta realidad.

Sin embargo hoy, no todos los integrantes del grupo operativo que materializó la fuga hemos permanecido fieles a lo que pronosticábamos durante la construcción del túnel. Varios han derivado en el curso de aproximación hacia la Concertación y defienden la actual alianza que arrastró al histórico Partido Comunista –habida consideración de virtudes, defectos y las sinuosidades de su existencia y acción política- a la mesa del festín.

Otros cuantos, estamos agrupados en diferentes instancias cercanas o hermanas, defendiendo la justeza del ideario comunista y lo necesario que resulta para los trabajadores chilenos, contar con la herramienta política de un partido revolucionario inspirado en el marxismo leninismo. Otros, permanecen en el rescate, construcción y desarrollo del Rodriguísmo, como heredero de la lucha frontal contra la dictadura, para transformarlo en factor que sume a la lucha por las transformaciones pendientes. Juntos seguimos luchando por la revolución pendiente y necesaria. Para algunos de nuestros compañeros en la “Operación Éxito”, estas son cosas pasadas de moda. Alguno incluso asevera que no es marxista y lo conocimos en su condición de comunista integrando las filas del Frente. Ellos –y que triste suena decir “ellos”- son y serán hermanos de aquella gesta que escribimos juntos. Pero, hoy respaldan con su silencio, con su comodidad, con su satisfacción o con su indiferencia, la constitución del bloque político llamado a frenar las demandas del pueblo y preservar la desigualdad y la injusticia.

Acá, seguimos quienes tenazmente sostenemos que: “¡¡Aún tenemos patria, ciudadanos!!” y que “¡Con la razón y la fuerza, venceremos!”
(*) Ex preso político.

Fuente www.piachile.cl