14 de noviembre, se cumplen
23 años del rescate del joven combatiente Marco Ariel Antonioletti (de
21 años) desde el Hospital Sotero del Río en Puente Alto. Este militante
del Movimiento Juvenil Lautaro (MJL) que había sido dirigente de la
Federación de Estudiantes Secundarios (FESES) a partir del liderazgo
demostrado en el Liceo Gabriela Mistral (A-15 de Independencia). Ingresó
al Lautaro a mediados de 1986 mediante la estructura secundaria de
éste. Uno de sus compañeros de liceo lo recuerda como “el weichafe
más lindo y genuino que tuve la oportunidad de conocer y que
lamentablemente asesinaron en democracia. Era buen alumno, alegre, súper
corto de vista”.
Fue
apresado por la CNI a fines de 1989 en la ciudad de Coquimbo. Por esa
fecha la CNI, meses antes de desaparecer, llevó a cabo un fuerte golpe
contra el Lautaro (12 detenciones) que hasta el momento no había
recibido grandes bajas en su accionar irreverente y subversivo.
Como
decíamos, el 26 de octubre de 1989 fue interceptado Antonioletti en el
puerto de Coquimbo (donde había pasado a formar parte del Regional La
Serena-Coquimbo) por una camioneta en la que iban 4 civiles armados. Fue
torturado salvajemente en el sitio conocido como La Pampilla, desde
donde lo conducen a Santiago, donde Carabineros lo continua interrogando
y torturando. Producto de estas torturas es que le provocaron un
desprendimiento de retina en su ojo, por lo cual debió recibir
recurrentemente asistencia médica. Tras un año de estar en la
desaparecida Cárcel Pública las visitas semanales rutinarias al servicio
de oftalmología siguieron siendo necesarias, por eso una camioneta de
Gendarmería con 5 ocupantes lo había llevado en la tarde de ese
miércoles 14 de noviembre al Sótero.
Ante
esta situación el MJL realizó una de sus acciones más simbólicas e
históricas (junto a las recuperaciones en las farmacias y las
posteriores distribuciones de condones entre las ardientes masas
juveniles) cuando decidió abrirse paso en medio de la atención médica
que recibía Antonioletti, a eso de las 14:45 horas, se desplegaron
numerosos cuadros del Lautaro que planificadamente lograron reducir a
los funcionarios en el Hospital. Sin embargo, carabineros presentes en
el lugar se resistieron a la reducción y se inició un enfrentamiento en
que cayeron abatidos 4 gendarmes y un carabinero.
Cuando
el grupo de lautaristas se retiraba dando cumplimiento a esta acción de
recuperación humana una valiente combatiente lautarista es herida en un
balazo como acostumbran a dar los perros de la ley, por la espalda.
Marcela Rodríguez igual logra abordar uno de los automóviles, pero la
precariedad de la infraestructura logística obligó a sus compañeros a
abandonarla para que pudiera recibir asistencia médica y salvar su vida.
Algunos
dicen que ella era la única persona que conocía el lugar exacto donde
se encontraba la casa de seguridad donde se refugiaría Antonioletti, por
lo que no pudieron llevarla allí. Sin embargo, también es probable que
otros lautaristas hayan conocido el lugar pero como sabían que Marcela
sería apresada y sometida a torturas era probable que lograran quebrarla
y pusiera en peligro en lugar; por todo esto es que en definitiva el
refugio debió ser improvisado, por lo que la operación no pudo ser
asegurada.
Marco
Ariel Antonioletti termina “refugiándose” en la casa de Juan Carvajal
(en la fotografía de la derecha), quien era el esposo de una prima de un
militante del MJL y periodista acérrimo concertacionista (trabajaba en Fortín Mapocho
en esos días, pero tras esta operación seróa premiado contratándolo en
la Secretaría General de Gobierno). En principios este tipo se niega a
recibir a Marco, pero lamentablemente termina aceptando. Por qué decimos
esto. Porque de inmediato se contacta con su amigo Ricardo Solari
(camaradas del PS) quien informa directamente a Belisario Velasco
(subsecretario de Interior de esos días) y delata lo que ocurre. En la
noche del día siguiente (15 de noviembre) un fuerte cerco policial se
deja caer sobre la Villa Japón, pasada la media noche cae asesinado a
quemaropa por las fuerzas de la policía de Investigaciones (según los
peritajes, todas las balas halladas en el lugar provienen desde el
exterior). No existió enfrentamiento alguno, la única herida fue la
mortal, por lo que el certero disparo en la frente de Marco debe haber sido provocado mientras dormía. A
la luz de los años podemos juzgar sin grandes reflexiones que la
operación fue un fracaso. No en el aspecto práctico de la acción sino en
el del aseguramiento. Factor no menos vital puesto que provocó que el
accionar, la caída de Marcela y toda la planificación no sirviera para
nada puesto que se le entregó el rescatado nuevamente a los custodios
devenidos en asesinos. Sin embargo, la acción del rescate marcó el
asenso de las acciones combativas del MJL y el símbolo de que había un
puñado de cabros rebeldes que no se tragaban eso de la llegada de la
“democracia”. Pero al mismo tiempo marcó el recrudecimiento de la
reacción antipopular que hasta el día de hoy tiene imborrables recuerdos
como la “masacre de Apoquindo”. Para
justificar la acción Gabriel Valdés, el demócrata por excelencia, el
finado príncipe DC, señaló a la prensa de la época estas humanitas y
cristianas
palabras: “el que a hierro mata, a hierro muere”. Es hora que el pueblo
las comprenda y el caso de Marco Antonioletti no olvida de que la
política es una extensión de la guerra por otros medios y que en la
actual sociedad la historia se desenvuelve en una violenta lucha de
clases.
A
23 años de la caída de Marco Ariel Antonioletti su recuerdo se hace
carne en toda la nueva camada de jóvenes combatientes que no se tragan
esta falsa democracia ni sus libertades de cartón.
Estimad*s amig*s y compañer*s:
Espero que en el
próximo aniversario de la caída de Ariel, se pueda hacer el acto de
memoria de todos los años, estemos atentos a la autoconvocatoria.
Necesitamos difundir que hay dos compañeros ex-MJL que
han sido apresados por procesos de los '90 y se les obliga a cumplir
penas ahora, luego de haber estado largos años en prisión y haber
logrado volver a vivir con sus familias, trabajar, ver a l*s amig*s y
todo lo cual disfrutamos los "libres".
A l*s interesad*s en saber cómo solidarizar con Delfín Díaz Quezada
y Juan Tapia Olivares, les agradeceré contestarnos para rearmar la red
de apoyo.
Delfín tiene visitas en la ex Peni, CDP Santiago Sur, módulo B, martes de 9 a 12 y viernes de 14 a 17.
Juan Tapia, visitas martes de 14 a 17 y viernes de 9 a 12.
Hay que empadronarse previamente en Gendarmería.
Un saludo fraterno,
Carlos Ruiz