Salim Lamrani
Opera Mundi
La
dictadura de Fulgencio Batista de 1952 a 1958 precipitó el advenimiento
de la Revolución Cubana. Algunos mitos, cuidadosamente alimentados por
los partidarios del antiguo régimen exilados en Miami y por los
detractores de Fidel Castro, persisten aún.
1.
El golpe de Estado del 10 de marzo de 1952 que organizó Fulgencio
Batista, ex presidente de la República de 1940 a 1944, puso fin al orden
constitucional y derrocó al gobierno democráticamente elegido de Carlos
Prío Socarrás, unos meses antes de las elecciones presidenciales de
junio de 1952.
2.
Antiguo sargento estenógrafo, Batista emergió a la vida política cubana
durante la Revolución del 4 de septiembre de 1933 que lideraron los
estudiantes y que derrocó la dictadura odiada de Gerardo Machado.
Encabezó una rebelión de suboficiales y se apoderó del ejército,
convirtiéndose en el nuevo jefe del Estado Mayor. Al día siguiente, el 5
de septiembre de 1933, Batista visitó al embajador estadounidense
Sumner Welles, lo que auguraba su futura traición. Welles estaba
preocupado por los “elementos sumamente radicales” que acababan
de tomar el poder. El gobierno revolucionario de Ramón Grau San Martín,
conocido por el nombre de Pentarquía, tenía el apoyo de “la inmensa mayoría del pueblo cubano”, según la embajada estadounidense.
3.
Estados Unidos se negó a reconocer al nuevo gobierno revolucionario y
alentó a Batista a ejecutar un golpe de fuerza para derrocar a Grau San
Martí. Éste preconizaba, mediante la voz de Antonio Guiteras, verdadera
alma de la Revolución de 1933, la soberanía nacional y la justicia
social. Welles informó a Batista de que disponía del “apoyo de la inmensa mayoría de los intereses económicos y financieros en Cuba”.
4.
En enero de 1934, con el apoyo de Washington, Batista derrocó al
gobierno de Grau San Martín, conocido como el gobierno de los “cien
días” (127 días), impuso la figura de Carlos Mendieta y conservó el
poder real. El sargento ascendido a general acababa de doblar las
campanas de la Revolución de 1933. Washington se alegró de la situación:
“El 4 de septiembre de 1933 fue liquidado”.
5. A
pesar de las incesantes conspiraciones, la inestabilidad política
crónica y la hostilidad de Estados Unidos, la Revolución de 1933
organizó elecciones para el 22 de abril de 1934, convocó una Asamblea
Constituyente para el 20 de mayo de 1934, otorgó la autonomía a las
universidades, redujo el precio de los artículos de primera necesidad,
dio el derecho de voto a las mujeres, limitó la jornada laboral a ocho
horas, creó un Ministerio del Trabajo, redujo las tarifas de
electricidad y de gas, acabó con el monopolio de las empresas
estadounidenses, impuso una moratoria temporal sobre la deuda y, sobre
todo, nacionalizó la Cuban Electric Company, filial de la American Bond and Foreign Power Company.
6.
De 1934 a 1940, Batista reinó entre bambalinas hasta su elección a la
presidencia de la República en 1940, gracias a una coalición heteróclita
que agrupaba a las fuerzas conservadoras y a los comunistas del Partido
Socialista Popular. Según Washington, “el volumen y el tamaño de la corrupción”,
su alineamiento con la política exterior estadounidense y su
dependencia del mercado estadounidense marcaron su gobierno. Batista
permitió también que Washington utilizara el espacio aéreo, marítimo y
terrestre, dispusiera de varias bases aéreas y navales con uso exclusivo
durante la Segunda Guerra Mundial, sin reciprocidad, poniendo así la
soberanía nacional entre paréntesis.
7.
En 1944, Ramón Grau San Martín fue elegido a la Presidencia de la
República y tomó el poder en octubre de 1944. Batista dejó una situación
financiera desastrosa a su sucesor. El embajador estadounidense
Spruille Braden se dio cuenta de la situación tan pronto como julio de
1944 e informó a sus superiores: “Es cada vez más evidente que el
Presidente Batista desea hacerle la vida difícil a la próxima
administración por todos los medios posibles, y particularmente desde un
punto de vista financiero”. Braden denunció “un robo sistemático de los fondos del Tesoro” y señaló que “el Doctor Grau encontrará cajas vacías cuanto tome el poder”.
8.
Grau San Martín dirigió el país hasta 1948 y su administración estuvo
gangrenada por la corrupción y la dependencia de Estados Unidos. El
Departamento de Estado enfatizó el punto débil de la nación cubana en un
memorándum del 29 de julio de 1948: “La economía mono-productora
depende casi exclusivamente de Estados Unidos. Si manipulamos las
tarifas o la cuota azucarera podemos hundir a toda la isla en la
pobreza”.
9.
Carlos Prío Socarrás, Primer Ministro de Grau en 1945 y Ministro del
Trabajo después, ganó la elección presidencial de 1948. El nepotismo y
la corrupción marcaron su administración.
10.
El 10 de marzo de 1952, a tres meses de las elecciones presidenciales
del 1 de junio de 1952, Batista rompió el orden constitucional e
instauró una dictadura militar. Aumentó el salario de las fuerzas
armadas y de la policía (de 67 pesos a 100 pesos y de 91 pesos a 150
pesos respectivamente), se otorgó un salario anual superior al del
presidente de Estados Unidos (pasó de 26.400 dólares a 144.000 dólares
frente a los 100.000 dólares de Truman), suspendió el Congreso y entregó
el poder legislativo al Consejo de Ministros, suprimió el derecho de
huelga, restableció la pena de muerte (prohibida por la Constitución de
1940) y suspendió las garantías constitucionales.
11.
El 27 de marzo de 1952, Estados Unidos reconoció oficialmente al
régimen de Batista. Como subrayó el embajador estadounidense en La
Habana, “las declaraciones del general Batista respecto al capital
privado fueron excelentes. Fueron muy bien recibidas y yo sabía sin duda
posible que el mundo de los negocios formaba parte de los más
entusiastas partidarios del nuevo régimen”.
12.
En julio de 1952, Washington firmó acuerdos militares con La Habana,
aunque era consciente del carácter brutal y arbitrario del nuevo poder.
Cuba está “bajo el yugo de un dictador sin piedad”, subrayó la
embajada estadounidense en un informe confidencial de enero de 1953 con
destino al Departamento de Estado. En efecto, el general reprimía con
mano de hierro a la oposición, particularmente a la juventud estudiantil
simbolizada por el asesinato del joven Rubén Batista en enero de 1953.
13.
El 26 de julio de 1953, un joven abogado llamado Fidel Castro encabezó
una expedición armada contra el cuartel Moncada, segunda fortaleza
militar del país. Fue un fracaso sangriento. El consulado estadounidense
de Santiago de Cuba señaló que “el Ejército no hizo distinciones entre los insurrectos capturados o simples sospechosos”,
reconociendo las masacres que cometieron los soldados tras recibir
órdenes del coronel Alberto del Río Chaviano. Enfatizó también “el
número muy bajo de heridos entre los insurrectos con respecto al número
de soldados heridos. […]. Los asaltantes capturados fueron ejecutados a
sangre fría y los asaltantes heridos también fueron liquidados”.
14. En noviembre de 1954, Batista organizó una parodia electoral que ganó sin dificultad. Estados Unidos reconoció que “las elecciones que previó Batista eran un simulacro destinado a aferrarse al poder”.
15.
En mayo de 1955, tras una orden de Washington, el régimen militar creó
el Buró de Represión de las Actividades Comunistas (BRAC), que se
encargaba de “reprimir todas las actividades subversivas que pudieran afectar a Estados Unidos”.
16.
Si los discursos de Batista eran ferozmente anticomunistas, conviene
recordar que fue él quien estableció por primera vez relaciones
diplomáticas entre Cuba y la Unión Soviética en 1942.
17. Durante toda la dictadura militar, Batista mantuvo relaciones comerciales con Moscú, vendiendo azúcar. En 1957, el Diario de la Marina, periódico conservador cubano, se alegró de aquellas ventas señalando que “el precio del azúcar había mejorado después de que la Unión Soviética adquiriera 200.000 toneladas”.
En ningún momento, Washington se preocupó de las relaciones comerciales
entre la Unión Soviética y Cuba bajo la dictadura de Batista. La
historia sería otra cuando tomara el poder Fidel Castro.
18.
En mayo de 1955, Batista, quien deseaba mejorar su imagen y responder a
una petición popular, procedió a una amnistía general y liberó a Fidel
Castro así como a los otros presos del Moncada.
19.
El 2 de diciembre de 1956, tras organizar una expedición desde México
donde conoció a Che Guevara, Fidel Castro desembarcó en Cuba con 81
hombres para lanzar una guerra insurreccional contra la dictadura
militar de Batista. Sorprendidos por el ejército, la operación fue un
fracaso y los revolucionarios tuvieron que dispersarse. Fidel Castro se
encontró con otros 11 insurgentes, con un total de 7 fusiles solamente.
20.
El embajador estadounidense Arthur Gardner expresó su punto de vista
sobre Fidel Castro en un informe enviado al Departamento de Estado. El
líder del Movimiento 26 de Julio era un “gánster” que “iba a apoderarse de las industrias americanas” y “nacionalizarlo todo”. En cuanto al dictador Batista, “dudo de que hayamos tenido mejor amigo que él”. Hacía falta entonces “apoyar al actual gobierno y promover la expansión de los intereses económicos estadounidenses”.
21.
Batista ejercía una violencia feroz hacia la oposición. Pero Estados
Unidos se mostró discreto con respecto a los crímenes que cometía su
aliado cubano. No obstante, la embajada estadounidense en La Habana
multiplicaba los informes sobre este tema: “Estamos convencidos ahora
de que los recurrentes asesinatos de personas a quienes el gobierno
califica de opositores y terroristas son en realidad el trabajo de la
policía y del ejército. La explicación oficial es que los hombres fueron
asesinados por otros opositores. Sin embargo, el agregado jurídico
recibió confesiones indirectas de culpabilidad en los círculos
policiales, además de pruebas de la responsabilidad de la policía”.
22.
Wayne S. Smith, joven funcionario de la embajada estadounidense, estuvo
conmocionado por las masacres que cometían las fuerzas del orden.
Describió escenas de horror: “La policía reaccionaba de modo excesivo
a la presión de los insurgentes, torturando y matando a centenas de
personas, tanto a inocentes como a culpables. Se abandonaban los
cuerpos, ahorcados en los árboles, en las carreteras. Tales tácticas
condujeron inexorablemente a la opinión pública a rechazar a Batista y a
apoyar a la oposición”.
23. En febrero de 1957, la entrevista a Fidel Castro que realizó Herbert Matthews del New York Times
permitió que la opinión pública estadounidense y mundial descubriera la
existencia de una guerrilla en Cuba. Batista confesaría más tarde en
sus memorias que gracias a ese palo periodístico “Castro empezaba a ser un personaje de leyenda”. Matthews matizó sin embargo la importancia de su entrevista: “Ninguna
publicidad, por más sensacional que fuese, habría podido tener efecto
si Fidel Castro no fuera precisamente el hombre que yo describí”.
24.
El 13 de marzo de 1957, un comando del Directorio Revolucionario del
líder estudiantil José Antonio Echeverría, que se componía de 64
jóvenes, asaltó el Palacio Presidencial con el objetivo de ejecutar a
Batista. La operación fue un fracaso y costó la vida a 40 de los 64
estudiantes. Los supervivientes fueron perseguidos a través de la ciudad
y asesinados. Echeverría perdió la vida durante un enfrentamiento con
la policía cerca de la Universidad de La Habana.
25. La embajada francesa en La Habana brindó un análisis sobre el ataque del 13 de marzo: “Las
reacciones americanas a los acontecimientos en Cuba eran de horror, de
simpatía por los insurrectos, de reprobación contra Batista. Al leer los
editoriales que los principales periódicos dedicaron al evento, resulta
claro que el heroísmo de los patriotas cubanos marcó mucho a Estados
Unidos […]. Si algunos reconocen sin embargo que los insurrectos del 13
de marzo estuvieron equivocados en sus métodos, es verdad, mucho más que
en sus objetivos, todos estiman en cambio que dieron a su causa la
palma del martirio y que este ejemplo galvanizaría a la oposición
cubana”.
26.
Fidel Castro, quien firmó una alianza con el Directorio Revolucionario
en la lucha contra Batista, estaba en desacuerdo con el asesinato
político: “Estábamos contra Batista pero nunca intentamos organizar
un atentado contra él y habríamos podido hacerlo. Era vulnerable. Era
mucho más difícil luchar contra su ejército en las montañas o intentar
tomar una fortaleza que estaba defendida por un regimiento. ¿Cuántos
había en la guarnición del Moncada, aquel 26 de julio de 1953? Cerca de
mil hombres, quizás más. Preparar un ataque contra Batista y eliminarlo
era diez o veinte veces más fácil, pero nunca lo hicimos. ¿Acaso el
tiranicidio sirvió una vez en la historia para hacer la revolución? Nada
cambia en las condiciones objetivas que engendran una tiranía […] Nunca
hemos creído en el asesinato de líderes […], no creíamos que se abolía o
se liquidaba un sistema, cuando se eliminaba a sus líderes. Combatíamos
las ideas reaccionarias, no a los hombres”.
27.
En las montañas de la Sierra Maestra donde se desarrollaban los
combates entre el ejército y los insurrectos, Batista evacuó por la
fuerza a las familias campesinas para eliminar la base de apoyo de los
rebeldes y los concentró en almacenes de la ciudad de Santiago. Aplicaba
así los métodos del general español Valeriano Weyler durante la guerra
de 1895-1898. En un editorial, la revista Bohemia denunció una “situación de tragedia” que recordaba “las épocas más oscuras de Cuba”. El semanal relató la suerte de unas 6.000 víctimas: “Es
una historia dolorosa, de sufrimientos, de penas intensas. Es la
historia de 6.000 cubanos obligados a dejar sus hogares, allí, en los
rincones inextricables de la Sierra Maestra, para concentrarlos en
lugares donde carecían de todo, donde era difícil ayudarlos, darles una
cama o un plato de comida”.
28.
El 29 de julio de 1957, el asesinato de Frank País, líder del
Movimiento 26 de Julio en la provincia de Oriente, desató una inmensa
manifestación que fue reprimida por las fuerzas batistianas, hasta el
punto de que el embajador estadounidense Earl E. T. Smith se sintió
obligado a denunciar “la acción excesiva de la policía”.
29.
El 5 de septiembre de 1957, la sublevación de una fracción del ejército
contra Batista en Cienfuegos fue anegada en sangre. Según el embajador
Smith, “el factor clave para quebrar la revuelta de Cienfuegos” fue el uso de aviones “F-47 y B-26” suministrados por Estados Unidos.
30.
El 29 de septiembre de 1957, el Colegio Médico de Cuba publicó un
informe sobre la situación política cubana durante la XI Asamblea
General de la Asociación Médica Mundial. Según éste, “los
combatientes de la lucha armada que se rinden son liquidados. No hay
prisioneros, sólo hay muertos. Muchos opositores no son sometidos al
Tribunal de Justicia sino ejecutados con un tiro en la nuca o ahorcados.
Intimidan a los magistrados y a los jueces sin que las voces de
protesta sean escuchadas. La desesperanza se difunde entre los jóvenes
que se inmolan en una lucha desigual. El que es perseguido no encuentra
refugio. En la embajada de Haití, diez solicitantes de asilo fueron
asesinados por la fuerza pública […]. La prensa está totalmente
censurada. No se permite la información periodística, ni siquiera por
parte de agencias internacionales […]. En los locales de los cuerpos
represivos de la policía y del ejército, torturan a detenidos para
arrancarles por la fuerza la confesión de presuntos delitos. Varios
heridos presentes en las clínicas y hospitales fueron llevados por la
fuerza y aparecían varias horas después asesinados en las ciudades y en
el campo”. El Washington Post y Times Herald señalaron que “los médicos cubanos son víctimas de atrocidades, incluso de asesinato por curar a rebeldes cubanos”.
31.
En 1958, además de apoyar al régimen de Batista, Estados Unidos
enjuició y encarceló a Carlos Prío Socarrás, presidente legítimo de
Cuba, refugiado en Miami, bajo pretexto de violar las leyes de
neutralidad del país. Éste intentaba organizar una resistencia interna
contra la dictadura.
32.
En cuanto a la libertad de prensa, Estados Unidos presenta a la Cuba
prerrevolucionaria con una mirada positiva. Así, afirma, “antes de
1959, el debate público era vigoroso: había 58 periódicos y 28 canales
de televisión que proporcionaban una pluralidad de puntos de vista
políticos”. Los documentos de la época y los hechos contradicen esta
afirmación. En efecto, un informe de la Sociedad Interamericana de
Prensa (SIP) publicado en 1957 calificó de “antidemocrático al gobierno del Presidente Fulgencio Batista de Cuba, pues este gobierno no respeta la libertad de prensa”.
De hecho, la censura en la prensa se aplicó durante 630 días de los 759
que duró la guerra insurreccional entre el 2 de diciembre de 1956 y el 1
de enero de 1959.
33. Bajo Batista, la corrupción era endémica. “Los
diplomáticos informan incluso de que si siempre hubo corrupción
gubernamental en Cuba, nunca fue tan eficaz y generalizada como bajo el
régimen del Presidente Fulgencio Batista”, precisaba el New York Times.
34.
Batista estaba íntimamente vinculado a los elementos de gansterismo
tales como Meyer Lansky o Luigi Trafficante Jr. Sus primeros contactos
con la mafia se remontaban a 1933 cuando se autoproclamó coronel y se le
acercaron Charles “Lucky” Luciano y Santo Trafficante senior. El
mundo del juego, sumamente lucrativo, estaba controlado por Lansky,
número dos de la mafia estadounidense, ‘uno de los principales gánsteres de Estados Unidos”, quien “había creado para el dictador Batista la organización actual de los juegos de La Habana”, según el diario francés Le Monde.
35. Estados Unidos y los partidarios del antiguo régimen presentan todavía la Cuba batistiana como “la vitrina de América Latina” de
la época. La realidad es sensiblemente diferente. Las estadísticas del
Banco Nacional de Cuba están disponibles para este periodo y es posible
comparar la situación económica bajo el gobierno democrático del
presidente Carlos Prío Socarrás y bajo el régimen militar de Batista.
Así, entre 1951 y 1952, el PIB cubano aumentó un 2,52%. De 1952 a 1953,
bajo Batista, el PIB cayó un 11,41%, con un alza de sólo un 0,9 de 1953 a
1954, y de un 3,5 de 1954 a 1955. Sólo en 1956, el PIB volvió a
alcanzar su nivel de 1952 con 2.460,2 millones de pesos. Así, resulta
imposible hablar de crecimiento económico entre 1952 y 1956. Durante dos
tercios del reinado de Batista no hubo crecimiento. La mejoría sólo
ocurrió a partir de 1957 cuando el PIB alcanzó la cifra de 2.803,3
millones de pesos y en 1958 volvió a bajar a 2.678,9 millones de pesos.
36.
Además, las reservas monetarias cayeron de 448 millones de pesos en
1952 a 373 millones en 1958, los cuales fueron robados durante la huida
de Batista y sus cómplices 1 de enero de 1959. La deuda de la nación
pasó de 300 millones de dólares en marzo de 1952 a 1.300 millones en
enero de 1959 y el déficit presupuestario alcanzó 800 millones de
dólares.
37.
La política azucarera de Batista fue un fracaso. Mientras que este
sector generaba ingresos a la altura de 623 millones de pesos en 1952,
bajó a 383,5 millones en 1953, 412,8 millones en 1954, 402,1 millones en
1955, 426,1 millones en 1956 y 520,7 millones en 1958. Sólo el año 1957
generó más ingresos que 1952 con 630,8 millones de pesos.
38.
Los obreros y empleados agrícolas pagaron el precio. Mientras que su
remuneración se elevaba a 224,9 millones de pesos en 1952, cayó a 127,7
millones en 1953, 128,2 millones en 1954, 118,9 millones en 1955, 127
millones en 1956, 175,3 millones en 1957 y 156,9 millones en 1958.
Durante el régimen de Batista nunca tuvieron el ingreso de 1952. Lo
mismo ocurrió con los obreros y empleados no agrícolas. Mientras que su
ingreso global era de 186,6 millones de pesos en 1952, bajó a 126,2
millones en 1953, 123,5 millones en 1954, 112,7 millones en 1955, 114,6
millones en 1956, 145,7 millones en 1957 y 141,8 millones en 1958. Bajo
Batista los obreros y empleados no agrícolas nunca alcanzaron su nivel
de ingreso de 1952.
39.
No obstante, el régimen de Batista se benefició de la ayuda económica
estadounidense como nunca antes. Las inversiones estadounidenses en Cuba
pasaron de 657 millones de dólares en 1950 bajo Carlos Prío Socarrás a
más de 1.000 millones de dólares en 1958.
40. El profesor estadounidense Louis A. Pérez Jr. señala que “en realidad, el ingreso per cápita en Cuba en 1958 era más o menos similar al de 1947”.
41.
Según un estudio que realizó el Consejo Nacional de Economía de Estados
Unidos entre mayo de 1956 y junio de 1957 publicado en un informe
titulado Investment in Cuba. Basic Information for the United States Busing Department of Commerce,
el número de desempleados era de 650.000 la mitad del año, es decir
cerca del 35% de la población activa. Entre esas 650.000 personas,
450.000 eran desempleados permanentes. Entre los 1,4 millones de
trabajadores, cerca del 62% recibía un salario inferior a 75 pesos
mensuales. Según el Departamento de Comercio de Estados Unidos, “en
el campo, el número de desocupados aumentaba tras la zafra azucarera y
podía superar el 20% de la mano de obra, es decir entre 400.000 y
500.000 personas”. Los ingresos anuales del jornalero no superaban los 300 dólares.
42.
Cerca del 60% de los campesinos vivía en barracones con techo de guano y
piso de tierra desprovistos de sanitarios o de agua corriente. Cerca
del 90% no tenían electricidad. Cerca del 85% de esos barracones tenían
una o dos piezas para toda la familia. Sólo el 11% de los campesinos
consumía leche, el 4% carne y el 2% huevos. El 43% eran analfabetos y el
44% nunca había ido a la escuela. El New York Times señala que “la gran mayoría de ellos en las zonas rulares –guajiros o campesinos– vivían en la miseria, a nivel de la subsistencia”.
43. Según el economista inglés Dudley Seers, la situación en 1958 era intolerable.
“Lo que era intolerable, era una tasa de desempleo tres veces más
elevada que en Estados Unidos. Por otra parte, en el campo, las
condiciones sociales eran malísimas. Cerca de un tercio de la nación
vivía en la suciedad, comiendo arroz, frijoles, plátanos y verdura (casi
nunca carne, pescado, huevos o leche), viviendo en barracones,
normalmente sin electricidad ni letrinas, víctima de enfermedades
parasitarias y no se beneficiaba de un servicio de salud. Se le negaba
la instrucción (sus hijos iban a la escuela un año como máximo). La
situación de los precarios, instalados en barracas provisionales en las
tierras colectivas, era particularmente difícil […]. Una importante
proporción de la población urbana también era muy miserable”.
44. El Presidente John F. Kennedy se expresó también al respecto: “Pienso
que no hay un país en el mundo, incluso los países bajo dominio
colonial, donde la colonización económica, la humillación y la
explotación fueron peores que las que hubo en Cuba, debido a la política
de mi país, durante el régimen de Batista. Nos negamos a ayudar a Cuba
en su necesidad desesperada de progreso económico. En 1953, la familia
cubana mediana tenía un ingreso de 6 dólares semanales […]. Este nivel
abismal empeoró a medida que la población crecía. Pero en vez de
extenderle una mano amistosa al pueblo desesperado de Cuba, casi toda
nuestra ayuda tomaba la forma de asistencia militar –asistencia que
sencillamente reforzó la dictadura de Batista [generando] el sentimiento
creciente de que Estados Unidos era indiferente a las aspiraciones
cubanas a una vida decente”.
45.
Arthur M. Schlesinger, Jr., asesor personal del Presidente Kennedey,
recordó una estancia en la capital cubana y testimonió: “Me encantaba
La Habana y me horrorizó la manera en que esta adorable ciudad se había
transformado desgraciadamente en un gran casino y prostíbulo para los
hombres de negocios norteamericanos […]. Mis compatriotas caminaban por
las calles, se iban con muchachas cubanas de catorce años y tiraban
monedas sólo por el placer de ver a los hombres revolcarse en el
alcantarillado y recogerlas. Uno se preguntaba cómo los cubanos – viendo
esta realidad – podían considerar a Estados Unidos de otro modo que con
odio”.
46.
Contrariamente a las prácticas el ejército gubernamental, los
revolucionarios otorgaban una gran importancia al respeto de la vida de
los prisioneros. Al respecto, Fidel Castro cuenta: “En nuestra guerra de
liberación nacional, no hubo un solo caso de prisionero torturado, ni
siquiera cuando hubiéramos podido encontrar como pretexto la necesidad
de conseguir una información militar para salvar a nuestra propia tropa o
para ganar una batalla. No hubo un solo caso. Hubo centenares de
prisioneros, luego miles, antes del fin de la guerra; se podrían buscar
los nombres de todos y no hubo un solo caso entre estos cientos, estos
miles de prisioneros que sufriera una humillación, o siquiera un
insulto. Casi siempre poníamos en libertad a estos prisioneros. Eso nos
ayudó a ganar la guerra, porque nos dio un gran prestigio, una gran
autoridad frente a los soldados del enemigo. Confiaban en nosotros. Al
inicio, nadie se rendía; al final se rendían en masa”. El New York Times también aludió al buen tratamiento reservado a los soldados presos: “Es
el tipo de conducta que ha ayudado al Señor Castro a tener una
importancia tan extraordinaria en el corazón y el espíritu de los
cubanos”.
47. El embajador Smith resumió las razones del apoyo de Estados Unidos a Batista: “El
gobierno de Batista es dictatorial y pensamos que no tiene el apoyo de
la mayoría del pueblo de Cuba. Pero el gobierno de Cuba ha sido un
gobierno amistoso hacia Estados Unidos y ha seguido una política
económica generalmente sana que ha beneficiado a los inversionistas
estadounidenses. Ha sido un partidario leal de las políticas de Estados
Unidos en los foros internacionales”.
48.
El periodista estadounidense Jules Dubois, uno de los mejores
especialistas de la realidad cubana de la época con Herbert L. Matthews,
describió al régimen de Batista: “Batista regresó al poder el 10 de
marzo de 1952 y empezó entonces la etapa más sangrienta de la historia
cubana desde la guerra de independencia, casi un siglo antes. Las
represalias de las fuerzas represivas de Batista costaron la vida a
numerosos presos políticos. Por cada bomba que estallaba, sacaban a dos
presos de la cárcel y los ejecutaban de modo sumario. Una noche en
Marianao, un barrio de La Habana, se repartieron los cuerpos de 98
presos políticos por las calles, acribillados de balas”.
49. El Presidente Kennedy también denunció la brutalidad del régimen: “Hace
dos años, en septiembre de 1958, un grupo de rebeldes barbudos bajó de
las montañas de la Sierra Maestra de Cuba y empezó su larga marcha hacia
La Habana, una marcha que derrocó finalmente a la dictadura brutal,
sangrienta y despótica de Fulgencio Batista […]. Nuestro fracaso más
desastroso fue la decisión de darle estatura y apoyo a una de las más
sangrientas y represivas dictaduras en la larga historia de la represión
latinoamericana. Fulgencio Batista asesinó a 20.000 cubanos en 7 años
–una proporción más grande de la población cubana que la proporción de
norteamericanos que murieron en las dos guerras mundiales– y transformó
la democrática Cuba en un Estado policiaco total, destruyendo cada
libertad individual”.
50.
A pesar de las declaraciones oficiales de neutralidad en el conflicto
cubano, Estados Unidos brindó su apoyo político, económico y militar a
Batista y se opuso a Fidel Castro. A pesar de ello, sus 20.000 soldados y
una superioridad material, Batista no pudo vencer a una guerrilla que
se componía de 300 hombres armados durante la ofensiva final del verano
de 1958. La contraofensiva estratégica que lanzó Fidel Castro ocasionó
la huida de Batista a República Dominica y el triunfo de la Revolución
el 1 de enero de 1959.
*Doctor
en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris
Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad
de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y
Estados Unidos. Su último libro se titula Cuba. Les médias face au défi de l’impartialité, Paris, Editions Estrella, 2013, con un prólogo de Eduardo Galeano.
Contacto: lamranisalim@yahoo.fr ; Salim.Lamrani@univ-reunion.fr
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