“Sembrando lucha, cosechamos 600 hectáreas”, celebraron los
campesinos misioneros de la organización Productores Independientes de
Piray (PIP), que lograron una histórica expropiación de 600 hectáreas
que estaban en manos de la multinacional Alto Paraná [filial en Argentina de Celco, Grupo Angelini].
Luego de nueve años de resistir desalojos y de vivir cercados por el
monocultivo de árboles, la legislatura provincial aprobó la expropiación
para que los campesinos la trabajen en forma cooperativa y puedan
quedarse donde siempre vivieron. “Con lucha se puede. Tenemos una
alegría revolucionaria”, explicó Miriam Samudio, de PIP. Piray es un
municipio al noroeste de Misiones, 190 kilómetros al norte de Posadas en
Argentina. En el kilómetro 18 de la antigua ruta nacional 12, de
tierra, viven los campesinos de PIP. Las parcelas tienen entre diez y 20
metros de frente, una junto a otra, y sólo 70 metros de fondo, donde
los pinos de Alto Paraná les marcaron el límite para producir, criar
animales y vivir. Desde 2006, los campesinos denuncian el avance
empresario y se resisten a repetir el futuro de parajes vecinos. “En los
últimos veinte años avanzó mucho más el pino, más nos encerraron en
pedacitos de tierra y más familias tuvieron que irse, ya no podían vivir
con poca tierra”, recuerda Samudio.
En 2010, Productores Independientes de Piray (junto a técnicos locales de la Subsecretaría de Agricultura Familiar de Nación) comenzaron
a gestar un proyecto para producir alimentos sanos, criar animales y no
tener que dejar su territorio. Pero necesitaban tierra.
“Declárese de utilidad pública y sujeto a compraventa y/o expropiación
una superficie total de 600 hectáreas”, señala en artículo 1º de la ley
sancionada por la Legislatura de Misiones. El artículo 2 precisa: “Tiene
como destino regular dominialmente la posesión y/o tenencia de los
productores ocupantes que ya habitan (en el lugar)”.
“Los Productores Independientes de Piray necesitan de tierras que le
permitan llevar adelante procesos productivos sostenibles, que les
aseguren un presente y futuro más digno y salvaguardar los vínculos
ancestrales con la tierra que los vio nacer”, señala la fundamentación
la ley, que reconoce la concentración de la tierras en pocas manos que
padece Misiones (acentuada en las últimas dos décadas) y recuerda: “La
tierra debe cumplir una función social, tal como garantiza el artículo
51 de la Constitución provincial”. La norma fue apoyada por todos los
bloques políticos y aprobada por unanimidad el 6 de junio. Miriam Samudio es una de las voceras de los 250 campesinos.
Sostiene que aún cuesta creer la buena noticia, pero de inmediato
avisa: “Es un paso más en la lucha, no es la solución de fondo, falta
que nos den la tierra y que la podamos trabajar, pero es un paso
importante, y es un logro de la lucha, no es regalo de nadie, sólo con
la lucha obtenemos lo que nos corresponde”. La ley precisa la situación
del agro misionero. “En los años 1997 y 1998 favorecido por políticas
liberales en desmedro del agro misionero, se inicia el proceso de
concentración de tierras por parte de Alto Paraná, se pierden
innumerables puestos de trabajo que llevaron consigo el éxodo rural”,
afirma.
Alto Paraná se instaló en Misiones en 1974. Adquirida en 1996 por la multinacional Arauco. Con su eslogan “sembremos futuro”, cuenta con oficinas en 70 países. Se autopublicita como la “mayor compañía forestal del hemisferio sur”. Cuenta con 1,6 millones repartidas entre Chile, Argentina, Brasil y Uruguay.
En Argentina declara la propiedad de 256.000 hectáreas. El oficialismo
es el Frente Renovador, cuyo referente político es el ex gobernador y
actual diputado Carlos Rovira, hombre fuerte de la política de Misiones.
Marta Ferreyra es diputada por el mismo Frente y una de las
legisladores activas en la ley. “Es algo inédito para nuestra provincia.
Y aún más porque fue un proyecto de PIP, fue tomado por todos los
bloques y aprobado por unanimidad”. La diputada destacó que “el sueño es
que este año se entregue la tierra”, pero aclaró que falta la
promulgación de la ley, el censo de familias campesinas de Piray y la
tasación de la tierra. “Alto Paraná es una multinacional con mucho
poder, que no ha dicho nada oficialmente, pero ya ha dejado trascender
su malestar. Siempre dijo que no entregaría tierras cultivadas (como las
de Piray), pero muchos creemos que por los enormes beneficios
impositivos que tuvo en las últimas décadas, debiera incluso donar las
600 hectáreas.” El oficialismo provincial adhiere a nivel nacional al
Frente para la Victoria. La diputada Ferreyra dejó trascender matices
con el Ministerio de Agricultura de Nación. “Gente de Buenos Aires de la
Subsecretaría de Agricultura Familiar de (Emilio) Pérsico dijeron que
era poca tierra, que podían poner plata para más hectáreas pero luego no
pusieron nada. Esperamos que ahora acompañen en lo productivo”. Miriam
Samudio, de PIP, piensa en clave local pero también nacional: “Queremos
que nuestros hijos puedan vivir de su trabajo en la tierra que los vio
nacer. Y queremos que todos los campesinos de Misiones y de Argentina
tengan la misma posibilidad. La tierra es un derecho de las familias que
vivimos y que la trabajamos con nuestras manos”.
Por Darío Aranda
Fuente: Página 12
Extraído de EL CIUDADANO