lunes, 8 de julio de 2013

Carta a Presidente Correa: Asilo político para Edward Snowden

Estimado Presidente Correa,

Le escribimos para urgirle a proporcionar asilo político a Edward Snowden, alertador de Estados Unidos.
Las revelaciones hechas por Snowden han hecho mucho para revelar la escala alarmante de espionaje por parte del gobierno de los Estados Unidos hacia sus propios ciudadanos y otras personas alrededor del mundo. Las revelaciones han divulgado el sobrealcance desmesurado de la Agencia Nacional de seguridad (NSA) de Estados Unidos, la cual procura recopilar una abrumadora e invasiva cantidad de información sobre individuos dentro de los Estados Unidos. Snowden también ha revelado como la constante vigilancia también aplica a millones de personas fuera de los Estados Unidos, cuyas llamadas telefónicas, correos electrónicos, y otras comunicaciones han sido indiscriminadamente asediadas.
Estos son abusos severos a los derechos más básicos de los ciudadanos norteamericanos como también de los ciudadanos de otros países. Pero en vez de enfocarse en la amenaza a los derechos de libertad y privacidad de los ciudadanos expuestos por estas revelaciones y en cuales reformas son necesarias para proteger los derechos de los ciudadanos, la administración de Obama, el Congreso de Estados Unidos y una gran parte de los medios de comunicación están otra vez dirigiendo su ira hacia el mensajero – el valiente alertador que, con grandes riesgos a su persona, decidió dar un paso adelante e informar al público norteamericano sobre lo que se está haciendo en su nombre como también sobre lo que se les está haciendo. Lamentablemente, gran parte de los medios de comunicación y otras instituciones que deberían desempeñar un papel de vigilancia han abdicado de su responsabilidad.

Hemos visto este tipo de drama desarrollarse varias veces bajo la administración del Presidente Obama. Este gobierno ha acusado más del doble de alertadores bajo la ley de espionaje que en todos los gobiernos anteriores combinados. Las acusaciones han incluido personas como Thomas Drake quien también expuso los abusos de la NSA, y aún más notablemente al soldado Bradley Manning, quien es acusado de proporcionarle a Wikileaks información que revela crimines de guerra por parte de los Estados Unidos, la intervención de los Estados Unidos en los asuntos internos de otros países, y otras graves e inquietantes delitos. Manning fue detenido por tres años antes de su juicio y estuvo detenido bajo condiciones “crueles, inhumanas, y degradantes” según una investigación formal de las Naciones Unidas.
El año pasado muchos de nosotros le urgimos a otorgar asilo político a Julian Assange, fundador de Wikileaks, quien, como usted sabe, ha sido acosado por el gobierno de Estados Unidos por haber publicado evidencia de crímenes de guerra por parte de los Estados Unidos –más notablemente el video de un helicóptero de Estados Unidos que ataca a civiles en Iraq, titulado “Asesinato Colateral” –y otra información vergonzosa para el gobierno estadounidense. La utilización de la ley de espionaje para acusaciones contra Assange y Wikileaks por parte de la administración de Obama, vía un gran jurado, como también la retórica agresiva de altos funcionarios del gobierno y miembros del Congreso, llegan a convertirse en un asalto inhibitorio en contra de la libertad de prensa. Nos alegró haberlo visto apoyar esta libertad tan vital al reconocer la persecución política de Assange y otorgarle asilo y refugio en la embajada ecuatoriana en Londres.
Como también pudo haber sido el caso con Assange, el tratamiento de Manning desde su detención demuestra que Snowden podría ser sujeto a penas crueles e inusuales si Estados Unidos obtiene su custodia. También existe un grave peligro de que Snowden no tenga un juicio justo en los Estados Unidos – una posibilidad que el mismo ha destacado en su petición de asilo. El caso de Manning también demuestra que el derecho de Snowden a un juicio rápido tampoco es seguro. Todos estos son ejemplos serios de persecución política contra Manning que también podrían afectar a Snowden si él se convierte en un prisionero en los Estados Unidos.
No cabe duda que fue su valerosa decisión de otorgarle asilo a Assange que ha incitado a Snowden a buscar asilo en Ecuador. Su decisión en el caso de Assange no fue aislada de consecuencias; tanto el gobierno de los Estados Unidos como el del Reino Unido reaccionaron con ira, impulsando a la policía británica a mantener a Assange dentro de la embajada. Mientras que Assange sigue siendo perseguido por el gobierno de los Estados Unidos, seguirán habiendo más repercusiones políticas. Usted sabía esto y sin embargo actuó en el nombre de la justicia, afirmando que “America Latina es libre y soberana…  No pondremos con intromisión, colonialismo de ningún tipo, al menos en este país, pequeño, pero con un gran corazón.”
Acusar una persona de espionaje, que claramente no cometió espionaje, es evidencia “prima facie” de persecución política.  La cantidad sin precedentes de alertadores acusados bajo la Ley sobre Espionaje por la administración Obama indica que está aplicando esta ley de manera completamente arbitraria.  En el caso de Snowden lo que ha revelado son acciones por parte de la NSA que violan las garantías otorgadas por la cuarta enmienda de la Constitución de Estados Undios, la cual prohibe “requisamientos o decomisos irrazonables.”  No existe ningún tipo de evidencia de que sus revelaciones hayan puesto en riesgo la seguridad nacional de Estados Unidos o que eso fuera en algún momento la intención de Snowden. Pero, en vez de adelantar reformas que pudiesen proteger los derechos de personas en Estados Unidos y otras partes del mundo, la administración Obama está, otra vez, tratando de silenciar los que llevaron estos abusos a la luz.  Se trata de acciones de represión política, y tendría razón en conceder asilo político a Snowden.
Gracias por su atención a nuestra solicitud,
Alicia Lira Matus, presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos- Chile
Martín Almada, Premio Nobel Alternativo de la Paz
María Stella Caceres, Museo de las Memorias, Dictadura y DDHH,  Paraguay
Frei Betto, escritor, Brasil
Raúl Zibechi, periodista, Uruguay
Roy Bourgeois, fundador de SOA Watch
Rina Bertaccini, ingeniera geógrafa, presidenta del Mopassol de Argentina y vice presidenta del Consejo Mundial por la Paz
Fr. Julin Acosta, República Dominicana
Juan Manuel Sandoval Palacios, antropólogo y politólogo, Seminario Permanente de Estudios Chicanos y de Fronteras (Dirección de Etnología y Antropología Social, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México)
Elisa Mata, activista argentina por la causa Palestina
Susana Pimiento Chamorro, Fellowship of Reconciliation, EEUU
Hervi Lara B., Delegado del Servicio Internacional Cristiano de Solidaridad con los Pueblos de América Latina (SICSAL)
Cristina Coronel, Educadora Servicio Paz y Justicia Paraguay
Marta Almada Denis, Educadora Servicio Paz y Justicia Paraguay
Ramón Corvalan, Educador Servicio Paz y Justicia Paraguay
Stella Calloni, periodista escritora
Patricio Labra, Servicio Paz y Justicia Chile
Juana Aguilera Jaramillo, Presidenta, Comisión Etica contra la Tortura (CECT-Chile)
Patricio Véjar, Comunidad Ecuménica Martin Luther King, Chile
Pablo Ruiz, Observatorio por el cierre de la Escuela de las Américas, SOAW.
José Frias, Comité Oscar Romero – Chile
Oliver Stone, cineasta
Noam Chomsky, lingüista, activista
Tom Hayden, autor, activista
Daniel Ellsberg, alertador sobre crimenes de guerra de EEUU
Danny Glover, cineasta, actor
Shia LaBeouf, actor
Roseanne Barr, cómica
Cenk Uygur, co-fundador, The Young Turks
Thomas Drake, ex ejecutivo de la NSA, alertador
Jacob Appelbaum, Proyecto Tor
Medea Benjamin, Co-fundadora, CODEPINK
Jodie Evans, Co-fundadora, CODEPINK
Ann Wright, Coronel del Ejercito de EEUU (ret.) and ex diplomático
Ray McGovern, Ex official del Ejercito de EEUU y ex analista de la CIA (ret.)
Walter Riley, abogado; activista de derechos civiles

Mark Weisbrot, Co-director, Center for Economic and Policy Research
Bill Fletcher, Jr., autor, activista
Kevin Gosztola, periodista
John Pilger, periodista
Kent Spriggs, abogado, representante de prisioneros de Guantanamo
Kevin Martin, Director Ejecutivo de Acción por la Paz
Kathy Kelly, Co-coordinara, Voices for Creative Nonviolence
Mark C. Johnson, Director Ejecutivo Fellowship of Reconciliation
Rabbi Michael Lerner, Editor, Tikkun, Director, La Red de Progressistas espirituales
Norman Solomon, co-fundador de RootsAction.org
Jeff Cohen, fundador de FAIR
Michael Beer, Director Ejecutivo, No-violencia Internacional
Maya Schenwar, Directora Ejecutiva, Truthout
Michael Albert, co-editor, ZNet, Z Magazine
Robert Naiman, Director de Política, Just Foreign Policy
Sam Husseini, Director, Washington office of the Institute for Public Accuracy
Miguel Tinker Salas, profesor de historia, Pomona College
David Blacker, profesor de filosofía, U. Delaware; Editor, Education Review
Marc Becker, Professor de historia, Truman State University
Adrienne Pine, profesor adjunto de antropología, American University
C. G. Estabrook, profesot, University of Illinois
Carolyn Eisenberg, profesor de política exterior de Estados Unidos, Hofstra University
Peter Kuznick, profesor de historia, American University; co-autor con Oliver Stone de The Untold History of the United States
Greg Grandin, profesor de historia, New York University
Betsy Hartmann, profesora, Estudios sobre Desarrollo, Hampshire College
Van Gosse, profesor de historia, Franklin & Marshall College
Falguni A. Sheth, profesor de historia y teoría política, Hampshire College
Bob Buzzanco, profesor de historia, University of Houston
Vijay Prashad, Profesor de historia,Trinity College

Enviado por SOALatina.org