Comenzaba la Segunda Intifada palestina
en la Franja de Gaza, cuando un padre y su hijo se vieron atrapados por
el fuego israelí. La imagen de Yamal Al Durrah y su hijo Mohamed,
agazapados e intentando protegerse de las balas dio la vuelta al mundo.
El momento quedó grabado por un periodista de la televisión France 2
que, además, informó vía telefónica cómo padre e hijo habían sido objetivo del fuego desde las posiciones militares israelíes.
Tras recibir la noticia de que Israel continúa negando la autoría de este asesinato y afirma que el niño sigue vivo, su padre Yamal explica: “El
día en el que el Ejército israelí asesinó a mi hijo y yo salí
gravemente herido estaba haciendo señales a los militares israelíes con
mi mano, pidiéndoles que pararan de disparar. Las balas llegaban hacia a
nosotros.”
Desde que esto ocurriera, el 30 de
septiembre de 2000, Israel ha intentado crear su propia versión
tergiversando la información e incluso manipulando las imágenes. “Al
principio, Israel condenó a los dirigentes de su Ejército porque
dispararon sobre nosotros –continúa explicando Yamal–. Luego, las
imágenes de Mohamed Al Durrah muriendo se difundieron en las cadenas
internacionales, en todas las televisiones del mundo y, cuando Israel
vio esto, quiso evitar la historia.
Creó otro escenario donde
mostraban las imágenes con una keppa sobre mi cabeza y la de mi hijo,
mostrando al mundo lo contrario: que nosotros éramos israelíes y eran
los palestinos los que nos disparaban”, dice Yamal.
Cambiar los hechos
Varias organizaciones de derechos
humanos palestinas han llevado a cabo investigaciones y han recopilado
información más que suficiente para refutar la teoría israelí. “Israel siempre intenta defenderse a través de la emisión de mentiras
y pretensiones que no tienen que ver con la realidad –nos cuenta Samir
Zakut del Centro de derechos humanos Al Mizan en Gaza–. El asesinato de
Mohamed Al Durrah fue tan cruel que conmovió la conciencia humanitaria,
no sólo la de palestinos y árabes”.
Mohamed Al Durrah se convirtió desde
entonces en el símbolo de la Segunda Intifada, tanto es así que un
hospital de la Franja de Gaza porta hoy su nombre. Israel rechazó cooperar con todos los comités de investigación internacionales que fueron enviados a Palestina tras el suceso.
“Lo raro es que este estado de ocupación formó un comité de
investigación para hacer la investigación ellos mismos. Es
incomprensible que el asesino haga una investigación así mismo”, recalca
Samir Zakut.
El pequeño Mohamed murió como
consecuencia de heridas mortales en su abdomen, de disparos que
provocaron que sus intestinos salieran al exterior, según informó en su
momento el médico forense Abed El Razeq El Masri, quien además envió
fotografías del cadáver a los medios de comunicación. Su padre Yamal recibió varias balas en la pelvis, el brazo y la arteria femoral.
“Netanyahu sabe que la imagen de Israel fue manchada con la sangre del
mártir Mohamed Al Durrah y ahora los israelíes intentan demostrar al
mundo que son la víctima y que el pueblo palestino es el criminal”,
añade Yamal Al Durrah.
“Nadie puede cubrir el sol, no se puede ocultar la realidad –nos cuenta Samir desde el centro Al Mizan–. Las fuerzas de la ocupación mataron a Al Durrah a sangre fría.
Mataron a un niño sin piedad. Si la comunidad internacional quiere la
verdad, si realmente está a favor de los derechos humanos y los
defiende, debe formar un comité de investigación. La tumba de Al Durrah
existe, sus restos también. No hablamos de graves violaciones, hablamos de crímenes de guerra porque Israel los comete de manera sistemática”.
Trece años después del asesinato de
Mohamed, su madre Amal sigue esperando que se haga justicia. “Mataron a
mi hijo –dice Amal– y como madre pido que el asesino sea llevado a
juicio. La comunidad internacional es responsable si no interviene, si
no defiende al pueblo palestino ellos son responsables. Los israelíes son famosos por sus mentiras, ellos lo niegan para que no se les lleve a la justicia. No quieren tener las manos manchadas delante del mundo.”
En la imagen, Amal y
Yamal, padres de Mohamed Al Durrah, el niño asesinado a balazos por el
Ejército de Israel hace trece años, junto a su hermano. / Foto: Isabel Pérez