Hicimos
un análisis mas bien modesto del circo electoral que se avecina.
Agradecer a quienes lo comentaron y lo difundieron a través de sus
propias vías, en particular el interés demostrado en el movimiento
sindical, tanto en el sector público como en el privado.
Sin
embargo no podemos dejar sin comentar la virulencia con la que se
expresa el señor Roberto Arce Contreras. Rechazo sus amenazas y
descalificaciones, propias de quienes se siente dueños de toda la verdad
y pasan viendo la paja en el ojo ajeno sin ver la viga del propio.
Se
equivoca el señor Arce al tratar de acallarnos por la vía de la
descalificación. El Pulso es un modesto intento de análisis a nuestra
realidad y desafíos de trabajadores y cuando se haga el resumen
respecto del próximo proceso electoral, el señor Arce y otros como él no
tendrán mas que reconocer lo acertado de nuestra argumentación.
Respecto
de ese tema y solo a modo de conclusión por ahora, llamar a los
trabajadores a no creer en nada mas que en su propia fuerza, ya que será
por esta vía que irán consiguiendo respuestas a sus demandas.
Nada
se gana votando como autómatas, como nada se consigue absteniéndose o
anulando el voto. Claro que es en definitiva una cuestión de conciencia,
pero el único voto que vale es aquel que se sustenta en la fuerza
efectiva de las organizaciones y de sus integrantes, ya que quienes
representan sus postulados no pueden después hacerles la desconocida,
como sucede hasta ahora.
Que
nadie se engañe, como organización no vivimos en una burbuja, es solo
que en una democrática discusión con nuestros sindicatos afiliados,
resolvimos que ya estaba bueno de seguir escuchando ofertas de nuevo
Código del Trabajo, cuando es claro que no habrá un instrumento de esa
magnitud mientras exista el sistema imperante. Por eso hablamos de
reformas urgentes, reformas que vayan a solucionar las mas acuciantes
necesidades de los trabajadores.
Es
urgente que se establezca que los sueldos se pagarán impostergablemente
cada 30 días y que se envíe una reforma que impida la declaración y no
pago de las cotizaciones en la AFP y el Seguro de cesantía. También que
se otorgue el derecho a sala cuna cualquiera sea el número de
trabajadoras por empresa y que se legisle en cuanto a la obligatoriedad
de entregar movilización y colación a todos los trabajadores.
Estas
y otras demandas solo son posibles de concretar con trabajadores
organizados y movilizados, no solo para conseguir bonos por termino de
negociación y prestamos blandos.
Sobre
estas y otras urgencias debe plantearse un paro nacional, considerando
que su efectividad será real solo y cuando el % de trabajadores
organizados se triplique o cuadriplique respecto de los actuales niveles
de organización.
Si
el llamado a paro nacional se va a utilizar para promocionar posibles
candidaturas a lo que sea , así como demandas elaboradas en las oficinas
de los burócratas y los encargados sindicales de los partidos, volverá
ase un fracaso, como todos los anteriores y los trabajadores seguirán
como hasta ahora.
Postergados y sirviendo solo de vagón de cola para intereses que no son precisamente los de la clase trabajadora.
Circula
en el Internet una información, que mas allá de la intencionalidad que
de ella se infiere, da cuenta de un hecho vergonzoso.
Se
trata ni mas ni menos que de la cantidad de miles de millones que se
han embolsicado en estos años de “democracia” los senadores por cumplir
con sus labor. (ver en www.cgt-chile.cl)
Falta por saber si
esta misma medición se hará con los diputados, pero lo que debemos tener
claro es que dichos emolumentos han permitido el trabajo de los
honorables diputados para legislar sobre cuestiones tan importantes como
el salario mínimo, los reajustes de los trabajadores públicos, las
reformas al Código del Trabajo y un largo etcétera de temas.
Comprenderán
los trabajadores que mas que un problema ético, que en el parlamento
tiene muy poco valor para muchos de los que allí ocupan un escaño, el
problema es de capacidades y compromisos.
Aunque
sea repetitivo hay que insistir hasta la saciedad en una cuestión que
es básica. En el actual sistema el pueblo es representado por individuos
que han sido electos en votaciones, no importa si sacan mas o menos
votos por culpa de abstenciones, votos nulos o en blanco. Igual llegaran
al parlamento y legislaran
¿A quien le rinden cuenta?. A cualquiera menos a sus electores.
Por eso es necesario
tener organización, organización horizontal, con dirigentes electos
desde la base, con instrumentos de control que permitan revocar mandatos
de ser necesarios.
Partamos por el lugar de trabajo, sigamos en las poblaciones y los organismos sociales, elijamos y controlemos.
Es el primer paso para llegar a la disputa por el poder.
No sigamos dilatando el momento.
Organización ahora.
MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente C.G.T. CHILE