ACERCA DE LOS DICHOS DEL ABOGADO DE LA UDI
(
filial fundación Jaime Guzmán)
Santiago, 9 de enero de 2013
En distintos
medios de prensa y televisión el abogado Carlos Fairlie, representante de la Fundación Jaime
Guzmán, ha formulado extravagantes acusaciones en torno a que los abogados
defensores de Hans Niemeyer Salinas habríamos tenido activa participación en la
carta que este último dio a conocer desde la clandestinidad con fecha 3 de
enero del año en curso.
Para no caer en
imprecisiones, nos permitimos reproducir literalmente lo por él dicho a través del
diario La Tercera
el día de 07 del corriente, a saber, “Me parece del todo grave. Esta carta
claramente está apoyada por los abogados defensores. Hablan de términos
jurídicos que yo creo que el señor Niemeyer por sí sólo no debiera conocer”,
agregando que, “justifican la huida por estar la causa suspendida en el Tribunal
Constitucional. Eso es desconocer la institucionalidad jurídica y es del todo
grave viniendo de parte de un abogado de la república”.
Por su parte, en
el canal de televisión CNN Chile, el mismo día refiere que “Si usted analiza la carta del
señor Niemeyer y como se ha referido a esta causa también el abogado del señor
Niemeyer, son efectivamente muy parecidas, sino decirlo, similares…”, agregando
que, “…acá debe haber algún tipo de asesoría del abogado hacia el señor
Niemeyer…”
El fundamento de
su acusación entonces, es que la misiva contiene “términos jurídicos” que a su juicio, “el señor Niemeyer por sí solo no debiera conocer”.
Nos consta que
el señor Fairlie tiene problemas considerables para comprender conceptos
básicos del derecho penal y procesal penal vigente, tal como lo ha demostrado
en todas las audiencias en que ha participado. Además de eso, creemos que es el
elitismo y pedantería propios de los sectores sociales que él representa lo que
se deja ver en la manera en que formula en voz alta sus especulaciones, dando
por hecho que quienes no forman parte de los suyos, sus íntimos, los poderosos,
son incapaces de llegar a redactar la misiva tan admirada (por él) que
escribiera Hans Niemeyer, no precisamente para él.
Aunque le pese a
su cosmovisión conservadora, elitista y burguesa, en la carta de Niemeyer no aparece nada que no pueda ser formulado por
una persona adulta e inteligente, que estudió tanto pedagogía como ciencias sociales
y que además ha debido por fuerza familiarizarse con la terminología jurídica
propia del proceso penal en que ha estado inmerso hace más de un año, como hacen todas las personas normales
cuando enfrentan este tipo de coyunturas, a las que el entorno del señor Fairie
no está acostumbrado pues en Chile el sistema penal no está diseñado para ser
aplicado a las clases altas.
Por otra parte y
en lo que a los suscritos nos tocan las citadas palabras del abogado de la udi, en cuanto a que nos acusa de “desconocer
la institucionalidad jurídica”, lo cual sería “grave para un abogado de la
república”, podemos decir por ahora, que lo que en realidad nos parece
grave, es que él justifique que una
persona deba permanecer presa porque sí, aun careciendo de fundamento
jurídico, todo lo cual bien debiera saberlo, transforma el encierro de Niemeyer
o de otro cualquier persona en una pena anticipada que viola flagrantemente los
principios que dan forma al derecho penal moderno y que aparecen recogidos por
ejemplo en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos cuando en su
artículo 14 consagra el “derecho a ser juzgado sin dilaciones indebidas”. Y no
necesitamos citar a Carlos Marx o a algún “juez garantista”, sino que al
mismísimo Tomás Hobbes para afirmar que “el mal infligido por la autoridad
pública sin una condena previa no debe incluirse bajo el nombre de pena, sino
como un acto hostil”.
No nos extraña,
en todo caso, ninguna de las aseveraciones de este señor, proviniendo de un
abogado de la extrema derecha, que representa entusiastamente al sector
político que más identificado se siente con la obra de la dictadura de
Pinochet, el único período de la historia reciente en que efectivamente hemos
presenciado en acción al “terrorismo (de
Estado)”, que destruyó el régimen constitucional anterior con aviones,
bombas, centros de tortura y campos de concentración, y cuyos resultados
finales significaron la comisión de algunos de los más graves y horrorosos crímenes
que la humanidad ha conocido, cuales son, por si lo ha y lo han olvidado, los
crímenes de lesa humanidad, que sería
de mal gusto comparar con los hechos materia de este juicio: ni más ni menos
que destrucción de las vidrieras de un banco que al otro día siguió funcionando
con tan solo una hora de retraso.
Tal vez Fairlie
y la UDI nos
acusen ahora de usar los mismos términos que Niemeyer, pero en efecto la
dictadura fue terrorista, en los términos del diccionario de la RAE:
“dominación por el terror; sucesión de actos de violencia ejecutados para
infundir terror”, curiosamente más precisos que los de la Ley Antiterrorista
que a toda costa quieren aplicar. Según información oficial que muy
probablemente se queda corta, las
víctimas directas de la dictadura ascienden a cerca de 35 mil personas, de las
cuales 28.000 resultaron torturadas, 3.400 mujeres violadas, y unas 3 mil resultaron fallecidas. Y
para los que creen que esto pertenece al pasado, o no quieren que se vea la
relación directa entre esas violaciones masivas de derechos de “primera
generación” y el actual estado de vulneración permanente de los derechos
económicos y sociales del grueso de la población, tenemos que coincidir con un sociólogo de moda -que debe saber de lo que está hablando por cuanto
es hijo de un destacado personero de la dictadura- cuando dice que “no
solo ha nacido este modelo por la violencia histórica de la dictadura, sino que
su operación misma está hecha de violencia” (A. Mayol, El derrumbe del modelo,
pág. 47).
Por último, estimamos que resulta absolutamente
indispensable que el señor Fairlie aclare si sus dichos son meras
especulaciones o si por el contrario tienen algún sustento fáctico que vaya más
allá de lo que alguien pudiera haberle dicho quizás desde el “más allá”, sea
directamente o bien a través de su correligionario ministro (quien en su momento, como es dable recordar, refirió
contacto directo con la otra dimensión).
Por nuestra parte y si lo desean, aclaramos que no
hemos tenido contacto alguno ni noticias de nuestro representado, Hans Niemeyer,
sino desde las visitas que efectuáramos en su domicilio mientras permanecía en
un último arresto domiciliario que tal como él señaló, cumplió estrictamente
hasta que el día 7 de diciembre optara por no presentarse al Tribunal para
ejercer el derecho de rebelión, incluyendo cuando el día lunes 3 de diciembre
concurrimos junto a él hasta avenida Apoquindo para poder comparecer
formalmente ante el Tribunal Constitucional, aún cuando todo lo ocurrido entre
aquel período y hasta estos días, al parecer, la inteligencia de nuestro país no está en condiciones de poderlo
confirmar.
Julio Cortés Morales
Rodrigo
Román Andoñe