Primera entrevista al Comandante Timoleón Jiménez (FARC-EP), realizada por Carlos Lozano, Director del semanario VOZ.
“Hemos estado dispuestos a la búsqueda de la Paz
Timoleón
Jiménez, comandante en Jefe del Estado Mayor Central de las FARC– EP,
es la cabeza visible del legendario movimiento guerrillero, hoy
comprometido en la búsqueda de la paz democrática, mediante un nuevo
diálogo con el Gobierno Nacional. Es la continuidad de una orientación
de la guerrilla de las FARC– EP. Se lo había dicho Manuel Marulanda a
VOZ, durante los diálogos del Caguán: “La paz es una bandera de los
revolucionarios”.
Esta
entrevista se da en un momento histórico, ad portas de un nuevo
esfuerzo para lograr la paz en Colombia. Aquí están las respuestas de
Timoleón Jiménez, concretas, precisas. Se podría decir, sin falso
optimismo, que la paz está más cerca que antes, pero todavía hay mucho
recorrido por delante. Todo el país espera que no sea una nueva
frustración.
Comienza
un nuevo proceso de diálogo con un Gobierno de alguna manera heredero
de la “seguridad democrática” uribista. ¿Cómo lo abordan las FARC?
–
Nosotros siempre hemos estado dispuestos a la búsqueda de soluciones
distintas a la guerra. Con Uribe no fue posible, por su abierto
desconocimiento de nuestra condición política. Santos
no es solo heredero de la seguridad democrática, sino además uno de
sus protagonistas estelares. De hecho, con maquillajes al nombre, ha
continuado con ella. Pero como él mismo lo dice, decidió asumir los
riesgos de dialogar y dio pasos positivos en ese sentido. Cualquier
colombiano diría que el verdadero riesgo es la guerra y no el diálogo,
por eso no vacilamos en aceptar las conversaciones para buscar la paz.
En cuanto al modo de abordar el nuevo proceso, diría que lo hacemos con
grandes expectativas de alcanzar el fin del conflicto. El Presidente
repite que no piensa cometer los errores del pasado y confiamos en que
así sea. Usted sabe que el principal error de todos los procesos
anteriores ha sido el de llegar a la mesa a exigir rendiciones, sin
voluntad real de atender a la solución de las causas que dieron origen y siguen alimentando la confrontación.
La
agenda contempla el tema de la “dejación de armas”, que sería el punto
de llegada de un acuerdo o pacto de paz. ¿Qué expectativas tienen las
FARC al respecto?
–
Carecería de sentido iniciar un proceso encaminado a conseguir la
terminación definitiva del conflicto, sin contemplar la dejación de
armas como punto de llegada. Dejación de armas consiste en la abolición
del empleo de la fuerza, de la apelación a cualquier tipo de violencias,
para la consecución de fines económicos o políticos. Es un verdadero
adiós a las armas. Si lográramos que en Colombia eso fuera una realidad,
nuestro país daría un salto enorme hacia adelante. Confiamos
nuevamente en que la administración Santos, y todos los sectores
empeñados en la violencia como método de acción económica y política,
coincidan en este criterio con nosotros.
Los “errores del pasado”
El
Presidente Santos ha dicho que su Gobierno requiere que este proceso
de diálogo “no repita los errores del pasado”; que exista la garantía
que va a conducir al fin del conflicto; y que el Gobierno mantendrá los
operativos militares y la presión militar sobre las FARC. ¿Cuáles son
los presupuestos de la insurgencia para que el proceso culmine con
éxito?
–
La oligarquía dominante en Colombia, apoyada sólidamente por los
Gobiernos de los Estados Unidos, lleva ya casi 50 años apostándole al
exterminio de las guerrillas. Doce Presidentes, uno con mandato
repetido, han prometido invariablemente nuestro fin y dado manos
libres al aparato militar para cumplirlo. Cuando Santos ordena
incrementar las operaciones no está dando satisfacciones a los sectores
de extrema derecha, lo hace porque cree con ellos, como todos los
anteriores gobiernos, que de veras podrá rendirnos por obra de la
fuerza. Precisamente es ese el círculo vicioso que se necesita romper.
Si usted observa el plebiscito general de aprobación a las
conversaciones de paz, se dará cuenta de que la inmensa mayoría de los
colombianos no comparte la salida militar, entre otras cosas porque con
mayor cordura que sus gobernantes, sabe que no será posible. Nosotros
partimos de la idea de que este proceso será exitoso, en la medida en
que esas grandes mayorías que se inclinan por la solución política
tengan oportunidad de hablar, de movilizarse, de influir, de decidir al
respecto. Y las estamos invitando a hacerlo.
En varios sectores que apoyan el diálogo se está planteando la propuesta de tregua, cese de fuegos y ceses de hostilidades.
¿Qué opinan las FARC– EP?
–
Estamos completamente de acuerdo. Siempre ha sido uno de nuestros
primeros planteamientos al producirse aproximaciones con los distintos
gobiernos. Desafortunadamente, la oligarquía colombiana se ha inclinado
porque los diálogos se produzcan en medio de la confrontación. Si el
despeje del proceso pasado hubiera estado acompañado de un mecanismo
de esa naturaleza, otra hubiera sido la suerte del mismo.
–
En Colombia, las clases dominantes, su clase política y sus medios de
comunicación sufren la manía de mirar solo a uno de los lados. Informar
de la matanza de 30 guerrilleros en un bombardeo aéreo despierta sus
aplausos, mientras que las bajas oficiales en combate se repudian como
asesinatos. Con dicha manipulación se busca además presionarnos
groseramente en las mesas de diálogos.
El papel del diario VOZ
| Carlos Lozano Guillén, director de VOZ y autor de ésta |
| entrevista al Jefe del Estado Mayor Central de FARC-EP |
–
Ustedes, como medio alternativo de heroica perdurabilidad, son quizás
quienes de manera más honrada han informado al país, desde décadas
atrás, de la infame persecución criminal practicada en Colombia contra
ese tipo de organizaciones. De los archivos de VOZ podría elaborarse la
más fidedigna historia de los crímenes de Estado en contra del pueblo
de este país. El número de víctimas en Colombia se equipara al
espantoso holocausto judío en la Europa ocupada por los nazis. Entonces
adquiere singular importancia el papel de los distintos movimientos
sociales, sindicales, agrarios, populares, que el Estado colombiano
pretende ignorar al abordar con migajas de manera individual uno que
otro caso emblemático. Esa Colombia ignorada y victimizada es la que
tiene que ponerse de pie ahora para reclamar por sus muertos y
desaparecidos, para exigir el fin definitivo de la guerra, para impedir
que se consagre la impunidad, para exigir la satisfacción de los viejos
clamores por los que fue violentada de modo tan generalizado y atroz.
¿Qué opina de los 6 a 8 meses que presupuesta el Presidente Santos?
–
Se trata de una expectativa que él está generando por su cuenta, en
contravía de lo pactado en la letra y el espíritu del Encuentro
Exploratorio. Allí se concertó no poner fechas fatales, ni siquiera la
palabra meses, así que lo expresado por el Presidente nos indica lo
difícil que va a ser este camino que emprendemos. De paso, evidencia de
manera clara la estrategia que van a implementar: cuando no logren algo
en la mesa intentarán imponerlo en los medios. Para llegar a La Habana y
realizar el Encuentro Exploratorio duramos dos años, cuando
inicialmente se creyó que sería cuestión de semanas. Y no fue
precisamente por causa de la insurgencia, tema del cual no quiero dar
pormenores por respeto el compromiso de mantener por el momento en
reserva los detalles al respecto, aunque por las crónicas que han
salido en los medios, la contraparte parece haberse olvidado de ello.
Un asunto de los colombianos
¿Qué propuesta política le hacen las FARC– EP a los colombianos al comenzar el diálogo?
| Una imagen de una sociedad neoliberal |
| clasista desde el centro banquero de Bogotá |
–
Movilizarse en torno a la terminación definitiva del conflicto. La
guerra o la paz son asuntos que nos conciernen a todos los colombianos
y estamos obligados a pronunciarnos. El Gobierno pretende que los
diálogos se realicen exclusivamente entre sus voceros y los nuestros,
de modo discretísimo, sin bochinches, como repite insistentemente.
Como cuando Laureano Gómez y Lleras Camargo firmaron en Europa los
acuerdos de Sitges y Benidorm. Además, pretende que las FARC demos allá
el espaldarazo a sus planes de gobierno, como lo más conveniente para
el país.
–
Es decir, que se desconozca otra vez a la población colombiana, que se
pacte a sus espaldas lo que en verdad solo interesa y conviene a las
transnacionales, banqueros, empresarios y terratenientes. Eso no puede
suceder más en este país. Las grandes mayorías deben ser escuchadas y
atendidas. Nuestra propuesta apunta a eso.
¿Por qué se decidieron las FARC a asumir este nuevo intento de paz? ¿Debilidad? ¿Estrategia? ¿Realismo?
–
Quienes afirman que la presión militar ha sido definitiva para
movernos a una negociación política, olvidan que esta década de guerra
se desató cuando Pastrana puso fin de manera unilateral al proceso de
paz que se celebraba en el Caguán. Es el Estado quien regresa a la Mesa
de Diálogos con las FARC, para lo cual habrá hecho sus valoraciones
internas. Una de ellas, así no la haga pública, tiene que ser el
reconocimiento de que el enorme esfuerzo realizado para vencernos ha
resultado inútil. Las FARC seguimos ahí, combatiendo, resistiendo,
avanzando. Ahora volvemos al escenario natural de la política, los
diálogos civilizados. Es absurdo afirmar que nos han obligado a
sentarnos a la Mesa, cuando fue el Estado quien se levantó furioso de
ella. Dialogamos, porque la solución política ha sido siempre una
bandera nuestra y del movimiento popular.
| Guerrilleras y guerrilleros de las FARC-EP |
Serios golpes
¿Pero entonces no han recibido las FARC golpes severos durante estos diez últimos años?
–
No puede negarse que hemos recibido serios golpes. Y sumamente
dolorosos. Las muertes de cuatro miembros del Secretariado Nacional no
pueden ser minimizadas. Son muy duras también las muertes de
combatientes bajo el fuego de los bombardeos. Sin embargo, hemos
asimilado con coraje todos esos casos. Ninguno de los actuales
miembros del Secretariado cuenta con menos de treinta y cinco años de
experiencia guerrillera, lo cual puede aplicarse también a casi todo
el Estado Mayor Central. Los relevos no se improvisan. 48 años de lucha
continua han producido un formidable engranaje. Seguimos adelante, con
dolor en el alma, pero más avezados y convencidos de nuestras razones.
En toda guerra hay muertos. La campaña mediática insiste en presentarnos
como una organización derrotada y sin futuro. Igual ha sido siempre.
Si se tratara de hacer frente a una fuerza vencida, no estarían
trabajando en incrementar aún más el pie de fuerza y el ya de por sí
enorme arsenal adquirido. Son verdades que el Estado y los medios
ocultan deliberadamente.
Entonces,
aunque las FARC no ejecuten acciones del calibre de las de catorce años
atrás, ¿puede afirmarse que la confrontación continúa siendo de grandes
proporciones? El Ministro de Defensa los minimiza a ustedes por
completo y alega que la confrontación persiste tan solo en el área
rural de diez municipios aislados del país...
–
Las FARC-EP operamos y nos movemos en los mismos territorios que ellos
ocupan. El supuesto control ejercido por los comandos conjuntos,
fuerzas de tarea, brigadas y batallones, es puesto en ascuas con
frecuencia por la actividad de las guerrillas móviles. El número de
bajas de las fuerzas armadas ha venido en alza de tiempo atrás. Claro,
también nosotros recibimos golpes, mucho más publicitados por los
medios. Es que ese es el conflicto. Una guerra se libra según las
circunstancias, no existen modalidades operativas válidas para todas
las situaciones. Es obvio que las condiciones de hoy no son iguales a
las de una década atrás, sobre todo por uso masivo de la aviación
militar, pero se combate diariamente. En todos los Bloques de las FARC
se trabaja en función de variar esa ecuación en cualquier momento. Sea
como sea, la perduración del conflicto implicará mayor muerte y
destrucción, más luto y lágrimas, más pobreza y miseria para unos y
mayor riqueza para los otros. Imagínese las vidas que se hubieran
ahorrado estos diez años. Por eso buscamos los diálogos, la solución
incruenta, el entendimiento por vías políticas. Con ese propósito
vamos a La Habana. Confiamos en que el Gobierno Nacional también
entiende la necesidad de poner fin a tan larga violencia practicada
contra el pueblo colombiano. ★
Fuente Resumen Latinoamericano