Señores: Comisión de Ética
Corte Suprema de Justicia
Presentes
Mi nombre es Patricio Gallardo Trujillo, prisionero en la cárcel de Santiago Uno, desde el mes de Agosto de 2010.
Me encuentro procesado por el 4º Juzgado de Garantía, inculpado en el asalto a un camión de valores en el mes de Septiembre del año 2009.
Cabe señalar que en la fecha en que ocurrió dicho asalto me desempeñaba como director de proyectos en una Fundación religiosa y cumplía con el régimen de libertad condicional en dependencias de Gendarmería; también me encontraba terminando mi Licenciatura en la Universidad ARCIS, es decir, realizaba rutinas en las que era perfectamente ubicable.
Lo que me vincula con dicho asalto es un informe de la SIP de carabineros, en el que se afirma que el hecho fue cometido por “descolgados de grupos terroristas”, por lo cual se construye un set fotográfico con alrededor de 30 fotografías con ex Prisioneros Políticos. Luego la investigación pasó a la PDI, donde fui reconocido por dos de las víctimas, junto a otro ex prisionero político.
Lo único concreto para la Fiscalía Oriente son los reconocimientos, puesto que el informe de carabineros no es más que una especulación (¿o una intención?). En dichos reconocimientos las víctimas dan una primera descripción cuyas características en nada correspondían a mi fisonomía, luego me reconocen en una fotografía de hace unos 20 años atrás, donde tengo 25 años y otras características totalmente diferentes; y, finalmente, se me reconoce en rueda de preso, cuando tengo 46 años y estoy completamente canoso. Es decir, en las tres oportunidades tengo características muy distintas, por lo que se puede deducir que en todo momento el reconocimiento ha sido inducido.
Ante lo inconsistente de las pruebas el 4º Juzgado me ha concedido la libertad en dos oportunidades, pero la Corte de Apelaciones me la ha negado, primero por mis antecedentes penales, por los cuales fui indultado; luego, habiendo presentado todos mis antecedentes personales, de trabajo, de estudio y de gendarmería, los Ministros de Corte de Apelaciones me vuelven a negar la libertad, argumentando que falta poco tiempo para el cierre de la investigación, es decir, un mes más en prisión; es este un argumento jurídico, cuando la PDI tuvo un año para investigar y no encontró absolutamente nada que me pudiera involucrar, incluso con el otro imputado no nos veíamos hace más de tres años y después de la prisión nunca realizamos actividades de ningún tipo.
No tengo motivo alguno para rehuir de las manos de la justicia, pero distinto me resulta cuando me encuentro en las garras de la justicia. Resulta muy delicado para una sociedad cuando la justicia opera a partir de prejuicios en contra de determinados grupos de ciudadanos, como sucedió en la historia reciente de nuestro país y que implicó un mea culpa de parte de vuestra ilustrísima. Cuando el Poder Ejecutivo o Legislativo se equivocan, es posible enmendar ese equívoco, pero cuando este proviene del Poder Judicial, se lesiona la integridad y la dignidad humana del individuo; no es posible devolver la libertad que ayer fue privada, así como no es posible devolver la vida que ya se vivió.
Objetivamente no existe ningún elemento de proceso sólido y el obrar de la Fiscalía Oriente ha redundado en un descriterio. Hoy me encuentro prisionero por mi pasado y por mis convicciones revolucionarias.
Me dirijo a ustedes para presentarles mi queja formal frente a lo que considero una “aberración jurídica” de parte de la Corte de Apelaciones y una arbitrariedad frente al accionar de la Fiscalía Oriente.
Esperando vuestra buena acogida.
Atentamente a ustedes.
Patricio Gallardo Trujillo
C.I. 9.344.118-4
Módulo Nº2
C.D.P. Santiago Uno
Santiago, Miércoles 15 de Diciembre de 2010
CC: Corte Interamericana de DDHH