Marri marri pu lonco, pu machi, pu peñi, pu lamgien, pu pichikeche, y de manera muy especial pu weichave, hombres y mujeres activos del weichan que viven, resisten y luchan por nuestro pueblo.
Desde que Chile existe nos han negado el derecho a justicia, nuestra mayor atenuante ha sido y será el ser mapuche. Intentan que nuestras familias sean hijos y madres del silencio, mientras se le miente a la población subestimando a los pueblos en esta democracia de cartón fabricada por CMPC.
Así se han realizado juicios en contra nuestra que más se parecen a una parodia de justicia, un circo romano, un experimento. Condenaron sin pruebas en una trampa rastrera a Oscar Pilquimán a 14 años de cárcel.
A todos los Elikurache los condenaron erróneamente en una aberración jurídica a más de 20 años cada uno, todas condenas del mismo tribunal, Tribunal de Cañete, mismo tribunal en el que se sigue otra causa en mi contra en donde la fiscalía pide 30 años más de cárcel para mi, de la que ayer jueves hubo audiencia, pero se suspendió para más adelante.
La justicia chilena y el Estado y sus organismos nos han subestimado, nos siguen mirando hacia abajo, como que fuéramos cualquier cosa, escoria, que pueden hacer lo que les venga en gana con nuestras vidas y nuestra libertad. No podemos confiar en esta justicia racista y clasista, juicios arreglados, sentencias redactadas previo al juicio, acordadas políticamente con quienes saquean nuestro territorio. Pero nosotros seguimos por el camino de la mejor estrategia, en donde cada mapuche creo que tiene que entregar y estar dispuesto a dar el máximo de su capacidad para aportar al desarrollo de la lucha por derechos de nuestro pueblo, en estos tiempos cuando el neoliberalismo y su intento de lograr el dominio y sometimiento de las distintas expresiones de lucha, por lo que la visión revolucionaria ancestral del movimiento mapuche cobra relevancia.
Los que tienen intereses creados en los distintos territorios, ya sea forestales, mineras, hidroeléctricas, salmoneras, etc., por medio de operadores políticos nos intentan colocar ante la opinión pública como narcotraficantes, violentistas, terroristas. Yo desde la prisión política puedo decir que la violencia no la instalamos nosotros, los que están el weichan y cuidan las pocas aguas y territorios que nos quedan para sobrevivir. Los que sostenemos estas luchas somos hijos y nietos de perseguidos, de mutilados, de torturados, de aquellos que allanaron con sus armamentos de guerra, fuimos obligados a salir del territorio ancestral, los hombres a la construcción y a trabajar en el latifundio de Curicó, Talca, Rancagua y otras ciudades; y las mujeres de empleadas domésticas a lavar platos y ropa de ricos sin horarios, sin derecho a reclamar, eso es parte de la historia de los pueblos oprimidos. Hoy cuando reclamamos derechos nos tachan de violentistas, pero nosotros decimos autodefensa, y planteamos que la única solución es organización y lucha solidaria entre pueblos. Los vicios, como el alcohol y la droga sólo han servido a los gobiernos para mantener anestesiados y dormidos a la población, con su discurso de progreso se les dice que la gran mayoría es de clase media así ideológicamente los mantienen tranquilos, trabajando para el libre mercado. Desde la prisión hago un llamado amplio al análisis como tarea de cada persona que quiere transformación de verdad en todos los aspectos, económico, social, cultural, en todo, y no soltar el camino del weichan, el camino de la organización y lucha de los pueblos. Continuamos el camino de nuestros kuifikeche.Reitero mi saludo firme, lleno de newen, a toda la gente que pertenece al weichan.
MARRICHIWEWAMULEPE TAIN WEICHAÑ
