El
feminismo no debería buscar unirse al E$tado y no tendría porqué
mimetizarse con la República o el Liberalismo. O con ambos, que
actualmente hacen un muy buen matrimonio. Por otra parte, al feminismo
no lo inventaron Ni el movimiento del Género, ni la Academia ni
movimientos de la Diversidad Sexual. Más bien el feminismo les parió a
ellos.
El
feminismo nació autónomo porque es el empeño de las mujeres de rebelarse
a la Dominación y reconocerse como un sujeto independiente en vez de
objeto de otros. El feminismo no aceptaría jamás que hombres hablaran
por él. Y no se trata de biología, anatomía, hormonas, si no de una
vivencia particular histórica y material. (Las ideas del feminismo
pueden ser de todos, la vivencia feminista, no).
Marzo
es feminista. Memoria de opresiones, de resistencias, de rebeldías, de
luchas. Una memoria negada por los intereses políticos de la Historia
del Hombre y sería –es- vergonzoso -entre la mezquindad y la ignorancia –
que nosotras mismas nos omitamos (en general y unas a otras).
TODAS TRABAJAMOS
Marzo
es de las mujeres trabajadoras y todas trabajamos, no sólo las
asalariadas o las que reciben monedas por lo que sea que hagan para
parar la olla.
Si
hay un trabajo generalizado en esta División Sexual del Trabajo diseñado
por el Modo de Producción Doméstico, es el Trabajo de las Mujeres en la
casa, en el barrio, en la Junta de Vecinos, en la Asociación de “Padres
y Apoderados” (a la que van más que nada madres, hermanas, abuelas,
tías…), en el Partido Político, en la Organización social, en el Centro
Cultural, en la Comunidad, en la Okupa, y entre otros espacios, en todas
las causas “solidarias” habidas y por haber (damas de rojo, verde, azul
y todo el arcoíris).
El
trabajo de las mujeres reproduce la sociedad. Entrega las condiciones
para el funcionamiento social. Pero como es un trabajo segregado e
invisibilizado, en vísperas del 8 de Marzo, van a hablar de “El Día de
la Mujer Trabajadora”, entendiendo por ésta a una supuesta Mujer tipo
asalariada, solapando todo el trabajo sin paga desplegado por las
mujeres en el mundo y deslizando –sin decirlo- que este No es un día
feminista.
REPRODUCCIÓN SOCIAL MATERIAL
Según
estudios -que siempre estiman menos de lo que es- en chile, en la
Región Metropolitana, el trabajo no pagado de las mujeres aporta 17 mil
millones de dólares a la economía. Eso es el 26 por ciento del Producto
Interno Bruto (PIB).
Casi
el 70 por ciento del trabajo NO Remunerado en chile, lo hacemos las
mujeres. Entregamos 6,3 horas de trabajo impago al día, mientras los
hombres entregan solamente 2,5 horas(1). Si hacemos una proyección
básica de los tiempos de las mujeres y de los hombres -en la Región
Metropolitana- a las mujeres nos quedan sólo cerca de 40 minutos para el
ocio, la creación y la organización social y política, mientras que a
los hombres les quedan 4 envidiables horas para lo que quieran(2).
Pero
no es sólo en chile, diversos estudios sobre el trabajo de las mujeres
en el mundo demuestran que si se contabilizara este trabajo invisible
resultaría que cerca de 2/3 de la riqueza del mundo es creada por las
mujeres(3)
Así
se desarrollan las fuerzas productivas del patriarcado capitalista:
sobre la División Sexual del Trabajo, sobre las mujeres, parecido a lo
que expresaban con un dibujo de portada las costureras anarquistas
chilenas en el periódico “La Palanca” en 1908(4), mucho antes de que
algún economista se ocupara de medir el trabajo No remunerado de las
mujeres.
“EMPODERAMIENTO” NO ES FEMINISMO
Marzo
es Memoria de resistencia al Patriarcado y autonomía. Y esto No es lo
mismo que llegar al Poder, tener presidentas de la República, subirse a
los carros políticos del momento y acceder al Mundo Público desde esa
mirada que dice que hay dos ámbitos estancados y carcelarios: el Público
y el Privado.
El
devenir humano es más complejo, demos gracias a las diosas y a las
feministas radicales que enunciaron lo íntimo, lo personal y lo público.
Las
luchas feministas para muchas no han significado Llegar al Poder como
sea, con quien sea, hacer lo que sea o aquella hipocresía de “cambiar el
sistema desde adentro”.
Lo
que sí hemos visto es que el sistema “desde adentro”, puja por cooptar a
las feministas. Y hemos contemplado que “adentro” pareciera producirse
tremenda contradicción interna entre lo soñado y el realismo patriarcal.
Cuando
el patriarcado nos deja entrar es para incluirnos en lo suyo y no para
autodestruirse. ¡Qué imbécil sería el patriarcado si aceptara el
feminismo!
Por
eso para muchas feministas la lucha no es la búsqueda de ser incluida, y
menos de manera individual. Flora Tristán por ejemplo se negó a entrar a
las organizaciones de los socialistas utópicos cuando excepcionalmente
la invitaron. Ellos no dejaban entrar mujeres.
Y
No fue para congraciarse con los hombres, ni con los curas ni con los
revolucionarios, que las costureras anarquistas de chile escribieron:
“Vosotros
hombres de fe ¿qué habéis hecho si no persuadirla (a la mujer) de lo
irremediable de su servidumbre, hacerla adorar sus cadenas, nutrir sus
almas con creencias destinadas a eternizar su cautiverio?
Y
Vosotros revolucionarios, ocupados en hacer y deshacer constituciones
¿cómo no habéis pensado en que toda libertad será un fantasma mientras
viva en esclavitud la mitad del género humano?”(5).
Tampoco
parece que las mujeres organizadas en los clubes de librepensadoras
inspirados por la portoriqueña-española anticlerical Belén de Zárraga
buscaran acceder al Poder.
En
1906, Carmela Jeria, una obrera tipógrafa, editora de “La Alborada”,
revista anarquista, reclamaba a sus compañeras dejarse llevar por la
ambición y la vanidad que nos hacen instrumento de los hombres:
“No
creo, ni me es posible creerlo, que la mujer pueda emanciparse de los
egoísmos del hombre y de la avaricia del “patrón”, por más que se
instruya y se organice en sociedades de resistencia, si no procura
cambiar sus propias costumbres. De lo contrario siempre será un juguete
del hombre y un instrumento del patrón; los que explotan su ambición y
su vanidad”.
Esta
cita parece perfectamente aplicable a la ambición actual de ser
incluidas por los hombres en sus instituciones como partidos políticos,
ministerios, gobiernos, ejércitos o incluso en costumbres masculinas
como acosar y hacerse parte de sus burlas y agresiones misóginas y
machistas atribuyéndolo a una supuesta “igualdad de género”.
NI VOTO NI PATRIA NI PROPIEDAD PRIVADA
En
octubre de 1922, en “Verba Roja”, tribuna anarquista en territorio
chileno, una colaboradora, Aura, que no tenía nada de republicana o
“demócrata”, escribía un artículo llamado liberación femenina:
“Por
fin: después de cientos de años de profundo sueño, comienzan, las
mujeres a tornar a la vida; que es lucha y es movimiento. La culpa de
este tardío despertar no ha sido nuestra, ya que de antaño, la Iglesia
por un lado y el Estado por otro, se han complacido en sumirnos cada
día, en más horrorosos prejuicios y mayor esclavitud; de tal manera, que
la rutina, impedía a la jeneralidad de la mujeres, a pensar siquiera,
en una posible liberación. En este movimiento, como ocurre en todas las
cuestiones ideolójicas, hay diversas tendencias. Algunas mujeres,
jeneralmente las burguesas y “aburguesadas”, pretenden obtener derecho a
voz y a voto, en otros términos, desean que la mujer intervenga en lo
que llaman “política” y junto con ello obtener un mejoramiento
económico, que les daría derechos a administrar libremente sus bienes.
Por
otro lado el resto de las mujeres, deseamos también mejoras políticas,
en el sentido a exijir se nos considere, como entidad integrante de un
todo, que es la sociedad; también deseamos mejoramiento económico; pero
no pretendemos que ese mejoramiento, quede encerrado dentro de una
clase, ni dentro de las fronteras, sino que él se haga extensivo a todos
los seres humanos que pueblan este planeta”(6).
Esto es sólo parte de la extensa memoria feminista de estos territorios.
LAS HERRAMIENTAS DEL AMO
A
inicios del siglo 20, en Argentina las obreras anarquistas, en México
las profesoras anarquistas, en Puerto Rico, Uruguay y varios países más
de América Latina, Belén de Zárraga, en Perú Flora Tristán, subrayan el
parecido de las mujeres con la clase obrera, explotadas también. Flora
dice: “La mujeres son las proletarias de los proletarios”. Y Belén
expresa que las mujeres estamos atrofiadas por los consejos de los
curas.
Las
prácticas y discursos De Clase, anticlericales, libertarias –no
liberales- en el feminismo latinoamericano y caribeño han sido una
constante. Se desarrollan, avanzan, se radicalizan. Más al Norte de Abya
Yala, Audre Lorde, feminista de color –afro-, lesbiana, poeta, de
Harlem, lo deja claro:
“Las
que estamos fuera del círculo de la definición que esta sociedad da, de
mujeres aceptables; las que hemos sido forjadas en las encrucijadas de
las diferencias -las que somos pobres, que somos lesbianas, que somos
negras o que somos más viejas -sabemos que la supervivencia no es una
habilidad académica. Es aprender cómo estar en pie sola, impopular y a
veces vilipendiada, y cómo hacer causa común con esa otra gente
identificada como ajena a las estructuras, con el fin de definir y
buscar un mundo en el que todas nosotras podamos prosperar. Es aprender
cómo coger nuestras diferencias y convertirlas en potencias. Porque las
herramientas del amo no desmantelarán nunca la casa del amo. Nos
permitirán ganarle provisionalmente a su propio juego, pero jamás nos
permitirán provocar auténtico cambio. Y este hecho sólo resulta
amenazador para esas mujeres que todavía definen la casa del amo como su
única fuente de apoyo” (7).
No
es en la Academia, no es en el Gobierno, no es con leyes de Matrimonio
igualitario, aborto “terapéutico” o “violencia Intrafamiliar” que se
realiza el feminismo.
El
feminismo es complejo porque surge de cuerpos complejos, cuerpos
vivenciados de mujeres. Es una experiencia material histórica que no es
universal:
“Estar
juntas las mujeres no era suficiente, éramos distintas. Estar juntas
las mujeres gay no era suficiente, éramos distintas. Estas juntas las
mujeres negras no era suficiente, éramos distintas. Estar juntas las
mujeres lesbianas negras no era suficiente, éramos distintas. Cada una
de nosotras teníamos sus propias necesidades y sus objetivos y alianzas
muy diversas. La supervivencia nos advertía a algunas de nosotras que no
nos podíamos permitir definirnos a nosotras mismas fácilmente, ni
tampoco encerrarnos en una definición estrecha…”(Audré Lorde)(8)
Difícilmente
una cátedra universitaria pueda enseñar feminismo. Describirlo, hacer
un recuento, relatar algunas de sus ideas, sí, pero… ¿se puede “enseñar”
a ser negra, india, migrante, mestiza…?
EL FEMINISMO DE EUROPA NO FUE PURA REPÚBLICA
Las
dificultades del Saber suelen estereotipar lo que hemos entendido por
feminismo. Y en estos territorios a menudo se ha pintado el feminismo
como un fenómeno “de afuera”, gringo, europeo, burgués y blanco.
No
es extraño que los hombres de izquierda quieran hacerlo parecer así para
frenar el feminismo en sus compañeras y así conservar sus privilegios.
Por otra parte, la ignorancia coopera, pero no es sólo eso.
Desde un
cierto feminismo criollo, el feminismo se muestra, a menudo, como un
típico relato sobre Derechos Humanos. Unos “Derechos Humanos” que
conviven con la asimetría, la estratificación y las jerarquías
sociales-. Porque el relato de los “Derechos” pretende decirnos que
somos iguales aunque sabemos –porque vivenciamos la desigualdad- que no
somos iguales. Es un relato que cuestiona el Poder en la Violencia
contra las Mujeres, en el Colonialismo, en el Racismo, en el Clasismo,
en la Homofobia, pero sin desmantelarlo, y ni siquiera develar la
Dominación. Es un relato “relativo” que parece decirnos que es una
lástima la pobreza, pero al fin y al cabo no importa –tanto- porque
todas y todos tenemos acceso a los DDHH.
También
es cierto que el enfoque de “los derechos” surge en Europa y se
desarrolla a partir de los valores de la Revolución Francesa, pero la
memoria del feminismo europeo no es sólo “Ciudadanía”. El feminismo en
Europa también parece haber sido vivenciado radicalmente, desde una
mirada de clase, desde el anarquismo y el anticolonialismo…
En
la Comuna de París, Louise Michel, Elizabeth Dimitrief, Sophie Poirier,
Andrée Leo, Beatriz Excoffon y otras feministas de la Comuna exigieron
La abolición de la servidumbre sexual y de la prostitución, Economía de
Intercambio y entre otras medidas, Distribución del Trabajo de las
Mujeres por las propias mujeres. No estaban ahí para refundar un E$tado
si no para desmantelarlo como dijo en Estados Unidos Audré Lorde 2
siglos más tarde. Y no sólo eso, Louise Michel, única comunera –mujer-
que fue exiliada luego de la derrota de la Comuna, en Kanaky
-archipiélago de Nueva Caledonia- se unió a la lucha anticolonial de los
kanakas contra el Estado francés. Esto, mientras sus compañeros,
también exiliados de la Comuna, a cambio de tierras y cargos políticos,
peleaban en contra de los kanakas y a favor del colonialismo(9).
Cada
quién elige y sabe muy bien qué y por qué. Aunque igualmente no deja de
ser contradictorio que el feminismo que nace enfrentando la Dominación
para desmantelarla, tan a menudo en las últimas décadas, hable
“inclusivo”, renovado, adecuado al sistema patriarcal.
MENOS MÁRTIRES MÁS LUCHADORAS
Con
toda la furia feminista que nos merecen los asesinatos patronales, el 8
de Marzo es la conmemoración no sólo de muertes, si no de vidas,
luchas, goce, creaciones, conciencia feminista y logros.
El
sacrificio y el sufrimiento de las mujeres es algo de lo cual goza mucho
el patriarcado -también el de izquierda, el indigenista, el indianista y
el cristiano-. Tiene que ver con la adoración del alma y la guerra. El
sufrimiento del cuerpo purifica el alma y en la guerra los vencidos
reciben como premio de consuelo los honores que se les hacen a los
héroes muertos. Pero las mujeres no tenemos honor y las feministas somos
impuras… Hablar sólo de las obreras calcinadas sin mencionar siquiera
las luchas revolucionarias, las denuncias, las acciones, los debates
feministas, no es ningún halago. Casi como flores y chocolates. Tan
ofensivo como “celebrar” el 8 como si fuese el “día de la Madre” o el
“día del Amor”.
La
historiadora norteamericana Mari Jo Buhle en su obra “Women and American
Socialism 1870-1920″ estudió el incendio de la “Triangle Shirtwaist
Company” que ocasionó la muerte de un ciento de obreras que perecieron
calcinadas pues no pudieron salir de la fábrica
porque el patrón las tenía bajo llave para que no robaran mercancías.
La mayoría eran jóvenes inmigrantes entre los 17 y 24 años. Pero Buhle,
la historiadora, parece haber descubierto además que este crimen
patronal sucedió un 25 de marzo de 1911 y no un 8. Dos años y cuatro
meses antes, a fines de Noviembre de 1908, en Nueva York había comenzado
una insurrección de 20 mil mujeres, trabajadoras de la Confección y tal
vez muchas de las que murieron en 1911 habían estado en esa gran
Huelga. Resistieron 13 semanas en las que hubo hambre, despidos y más de
600 detenciones, pero ganaron algunas cosas: Aumento de salarios,
reducción de la jornada laboral porque trabajaban más de 12 horas, y
derecho a sindicalizarse(10).
Según
el Grupo de estudiosas de san Francisco, el Women´s History Group, el 8
de Marzo de 1909, las huelguistas hicieron una gran manifestación para
celebrar lo ganado y mostrar su fuerza. Entre los carteles que exhibían,
se demandaban mejores condiciones laborales, fin al trabajo infantil y
derecho al voto femenino.
Al
año siguiente, en 1910, los días 26 y 27 de agosto se celebró en
Copenhague el Segundo Encuentro Internacional de Mujeres Socialistas y
este evento estableció el 8 de marzo como día Internacional de la Mujer.
Clara Zetkin y Kathy Duncker lo propusieron en representación del
Partido Socialdemócrata Alemán, mismo partido que 6 años más tarde (en
1916) excluyó a Clara Zetkin porque ella en 1914 junto a Rosa Luxemburgo
formó el grupo antiguerra, “Spartakus”, mientras su partido se había
unido a la burguesía alemana pro guerra (Primera Guerra Mundial). La
consigna del Spartakus fue “Guerra a la Guerra”, Clara fue encarcelada
en 1915 y se le prohibió hablar en público.
Volviendo
al 8 de Marzo, no era tan inédito lo de un día en marzo para conmemorar
a las mujeres. Las socialistas estadounidenses venían conmemorándolo
desde 1908, pero para ellas el Women’s Day tenía una finalidad
reivindicativa por el derecho al voto, para Clara Zetkin y Kathy Duncker
que también querían el derecho a voto, tuvo más que ver con luchas y
movilizaciones de las obreras.
VOTO O REVOLUCIÓN, POCO CAMBIÓ
Los
feminismos han sido diversos, pero todos nacieron por el afán de
autonomía de las mujeres y muchos eventos de la Historia del Hombre ha
ido radicalizando a diversos feminismos.
Porque la radicalidad no es una perfomance ni un dogma sino una
consecuencia de los devenires históricos y políticos.
Diversos feminismos desde fines del siglo 18 persiguieron el derecho a sufragio –o voto- y a la
vez lucharon con ovarios por gobiernos revolucionarios, imaginando que
el cambio del poder desde una clase social a otra, desde unos hombres
burgueses a otros proletarios -compañeros nuestros- traería liberación a
las mujeres y un cambio radical del sistema patriarcal. Pero nada de
eso pasa aún… Emma Goldmann, lo advirtió:
“Innecesario
sería decir que no me opongo al sufragio femenino; en el sentido
convencional de la idea pura, debería ejercerlo. Ya que no veo por
cuáles razones físicas, psicológicas y morales la mujer no posee los
mismos derechos del hombre. Mas esto no me ciega hasta llegar a la
absurda noción que la mujer ha de llevar a cabo cosas en las que el
hombre fracasó. Si ella no las hará peor, tampoco las hará mejor”…
“La
historia puede ser muy bien una compilación de mentiras; no obstante,
algunas verdades contiene, y éstas son la sola guía para el futuro. La
historia de las luchas políticas llevadas a cabo por el hombre nos
demuestra que nada le benefició sin que le costara largos o graves
quebrantos. En una palabra, cada pulgada de tierra conquistada, le valió
un constante combate, una incesante brega para afianzar sus derechos, y
no fue logrado esto mediante el sufragio. No hay, pues, razón para
creer que la mujer, si quiere escalar las vallas de su propia
emancipación, deberá ser ayudada por el voto político”…(11).
Son
sólo un par de párrafos de todo lo que escribió Emma en 1910 o antes
sobre el voto femenino, nuevo “fetiche” -como le llamó- del Capitalismo.
Contemporánea a las sufragistas fue totalmente visionaria. Sobre la
Revolución Rusa y su “dictadura del proletariado”, en Berlín, en el mes
de abril de 1924, desilusionada escribió:
“Algún
día comprenderán seguramente los trabajadores la completa significación
de esa dictadura. Entonces comprenderán que sólo han sido títeres en el
teatro del comunismo y han contribuido por eso a poner en escena el
drama ruso, aquel drama que ha enterrado la revolución, paralizado el
pensamiento y los actos de las masas y que ha creado un sistema de
persecuciones políticas como apenas había visto antes el mundo. Entonces
reconocerán que bajo la dirección del comunismo han restablecido el
capitalismo”…(12)
LA MARCHA DEL PAN EN RUSIA, UN 8 DE MARZO
El
feminismo no tiene una fórmula única, ni debería tener dogmas. Más
cercano a lo libertario, jamás ha negado la experiencia de clase social
que une a hombres y mujeres en el Capitalismo y la necesidad de las
revoluciones anticapitalistas. Muy por el contrario las ha llevado a
cabo aunque más tarde estas revoluciones no lo reconocieran ni
desarrollaran postulados feministas más que en el maquillaje.
11
años antes de la desilusión de Emma, en 1913, las rusas ya habían
comenzado a conmemorar el 8 de marzo. Y debieron defenderlo ante sus
compañeros. Alexandra Kollontai, la revolucionaria rusa que 70 años más
tarde casi no era mencionada en la Historia Revolucionaria -que nos
enseñaban en la Unión Soviética-, se encargó de explicarles porqué
conmemorar un Día de las Mujeres no era “dañino para la unidad del
movimiento obrero”. Ella ironiza con el calificativo de “dañino”:”Esas
cuestiones todavía se oyen en Rusia, aunque ya no en el extranjero. La
vida misma les ha dado una respuesta clara y elocuente a estas
preguntas”. Para ella “el día de la mujer es un eslabón en la larga y
sólida cadena de la mujer en el movimiento obrero. El ejército
organizado de mujeres trabajadoras crece cada día. Hace veinte años las
organizaciones obreras sólo tenía grupos dispersos de mujeres en las
bases de los partidos obreros… Ahora los sindicatos ingleses tienen más
de 292.000 mujeres sindicadas…”(13)…
Tres
años más tarde de ese artículo de Alexandra, vino la Revolución Rusa en
1917, la que, justamente, desataron mujeres un 8 de marzo del
calendario gregoriano occidental (23 de febrero del calendario juliano
ruso). De manera espontánea, obreras de Viborg declararon la huelga y
cientos de mujeres para apoyarlas llevaron a cabo una marcha que se
llamó “¡Por el Pan!” (¡Za jleb!). Gritaban consignas por la igualdad
entre mujeres y hombres, “¡Abajo el zar!” y “¡Pan!”. Ellas subrayaban su
vivencia de llegar sin pan a
casa al final del día. Los hombres revolucionarios en cambio, pensaban
que aún no era el momento de salir a las calles. Pero ellas lo hicieron
igual. A esta movilización se le llamó “La Revolución de Febrero”.
Así
se gestó la Revolución Rusa que generalmente se recuerda en el mundo
por la Toma del Palacio de Invierno en Octubre del mismo año, que es una
gesta que se imagina netamente masculina.
Sobre
La Revolución de Febrero, Trotsky dice: “la Revolución de Febrero
empezó desde abajo, venciendo la resistencia de las propias
organizaciones revolucionarias;…de la parte más oprimida y cohibida del
proletariado: las obreras del ramo textil…”…“Manifestaciones de mujeres
en que figuraban solamente obreras, se dirigían a la Duma municipal
pidiendo pan.”(14)
Las
Naciones Unidas reconoció el día 8 de Marzo en 1975 y parece que hizo
todo lo posible por no mencionar los sucesos de Rusia, que en los años
70 era socialista y una potencia mundial que amenazaba a Occidente.
CONTRA LA VIOLENCIA MACHISTA
Pero
Marzo no sólo ha sido lucha por la precariedad del trabajo o el hambre
del pueblo. Cinco años antes de la gran marcha de Nueva York, en 1905,
en Francia, Limoges, el empresario de porcelanas Haviland tenía mujeres
trabajando por bajos salarios y en pésimas condiciones, sin embargo para
esas obreras fue más importante luchar contra el acoso sexual que
sufrían de parte de los capataces.
Michelle
Perrot, historiadora, rescata este hecho (15). Dice que “las obreras
estaban expuestas a los avances de los capataces, más todavía que a los
directores de las fábricas…”. Ellas lo habían denunciado al movimiento
obrero y a la patronal. Lo que movía a esas mujeres no era la búsqueda
de una simbólica igualdad, si no la experiencia material del machismo en
sus cuerpos. El abuso sexual las sublevó.
Los
abusadores –como pasa actualmente también- eran sus propios compañeros
de clase aprovechándose del escaso poder que el patrón les entregaba y
usándolo contra el estrato que viene directamente “bajo ellos” en la
jerarquía patriarcal, las mujeres de su misma condición social.
Las
obreras declararon la huelga el 28 de Marzo en Limoges y otros talleres
de mujeres se plegaron. Veinte días más tarde, el 17 de abril, no
habiendo logrado que las insurrectas desistieran, la patronal envió
soldados a disolver la huelga. El E$tado francés disparó contra ellas,
quedaron varias heridas y, al parecer, una asesinada llamada Camille
Vardelle. Si Camille hubiese sido un hombre, de seguro habría cantatas y
numerosos trozos de la Historia del Hombre la mencionarían. Pero era
mujer y hay un libro que no es un clásico mundial -como “Germinal” de
Zola por ejemplo- si no la novela Le Pain noir de Georges-Emmanuel
Clancier(1975), que dio lugar a una telenovela en Europa. Y también una
antigua y muy poco conocida película “La grève de Limoges” (“La huelga
de Limoges”)(16).
Una
huelga como esta, de tan clara resistencia a la violencia contra las
mujeres poco sirve para ilustrar revoluciones masculinas, por esto
probablemente no se mencionará en estos días.
SIGLO 21: SE PROFUNDIZA EL INTERCAMBIO DE MUJERES
Unos
tratan el 8 como un día comercial, otros como un día ”clasista” en el
sentido marxista-leninista que invisibiliza que las mujeres somos una
clase de seres apropiados por medio del Matrimonio, la Maternidad y la
Familia, como instrumentos de reproducción y producción social. Lo que
Colette Guillaumin, feminista materialista francesa llamó Sexaje(17).
Una clase que sostiene en promedio en el mundo, la mitad del Producto
Interno Bruto de cualquier país, pero que a la vez vive la realidad de
tener entre sus filas al 70 por ciento de la gente más pobre del mundo,
que son mujeres.
Negocio
redondo este del Patriarcado -que es sumamente material-: trabajamos
más, trabajamos gratis “por amor”, ganamos menos o no ganamos nada,
porque las más pobres del mundo sobreviven con menos de un dólar al día,
pero igual trabajan, paren y crían guaguas para los ejércitos de pobres
y los ejércitos de guerra.
Somos
una clase compleja cruzada profundamente por clases sociales mixtas,
opuestas, millones de etnias diversas, pueblos originarios perseguidos,
saqueados, viviendo en territorios colonizados y tomados por los nuevos
imperialismos, migraciones de la pobreza y desplazamientos de las
guerras y guerrilas; otras viviendo en territorios que han construido su
bienestar a costa de los pueblos invadidos. Somos mujeres con prácticas
sexuales, deseos, estéticas y miradas éticas distintas, también
lesbianas políticas. De diversas culturas, idiomas, costumbres. Todas
sin embargo, en riesgo de muerte por el sólo hecho de ser mujeres. Y no
es riesgo de muerte sólo en el matrimonio, la pareja, la familia, o en
la prostitución, sino en masa, en la nueva esclavitud: el Tráfico de
Personas.
El
cuerpo vivenciado y sus experiencias materiales no se relativizan ni con
los nuevos y brillantes lenguajes postmodernos. El Intercambio de
Mujeres, que subrayó Levi Strauss, está más vigente que nunca en el
siglo 21. Las instituciones internacionales confiesan que hay 1 millón y
medio de esclavas sexuales en el mundo y 28 millones de esclavos de
trabajo forzoso, cuya mayoría son mujeres, niñas y niños.
Siddharth
Kara, estadounidense de origen indio, entrevistó a casi 300 personas en
el mundo, mujeres víctimas de tráfico, familiares de víctimas, hombres
que compraron mujeres y traficantes (18) y reveló las razones por las
cuales la Esclavitud Sexual, cuyo objeto son las mujeres, es más
rentable que el Tráfico de Drogas: La mujeres no se cultivan y una sola
mujer se usa muchas veces… A una niña de 16 años ya la han violado cien
hombres en ese negocio criminal.
Esto
es apropiación de los cuerpos de las mujeres como instrumentos. Una
manifestación cruda y evidente del mismo fenómeno, la Violencia
Estructural Contra las Mujeres…
¡La
mujer no es una perfomance! El Patriarcado no es sólo símbolos y
lenguaje, es sobre todo crueldad material, concreta y práctica.
¿Qué
liberación nos trajeron la República, los estados de Derecho, el voto
femenino, las revoluciones socialistas?… Nuestras elecciones podrían
estar claras ante la aplastante realidad de las mujeres como clase y
como individuas, pero no lo están…
El
patriarcado que es precapitalista, capitalista, socialista y
postsocialista, es un sistema material de acumulación, asimétrico que
jerarquiza, segrega y estratifica a los seres para apropiárselos y
explotarlos. Primeramente a los animales, luego a las hembras humanas.
Las
mujeres no somos un hecho sólo simbólico. No somos seres humanos que
nos sentimos mujeres…No. Cada ser humano puede sentirse lo que desee, es
ético y justo que lo reivindique, lo actúe, lo vivencie. Pero las
mujeres en el Patriarcado, independiente de lo que sintamos, somos seres
material e históricamente usados como cuerpos esclavizados, productores
y reproductores. No disputamos feminidad –al contrario-, pero sí la
vivenciamos individual y colectivamente.
Así,
cualquier alianza política con movimientos antipatriarcales debería
partir de la devolución de la reproducción a las mujeres. Nada de
“Aborto Terapéutico” u otra acomodación; Despenalización del Aborto sin
manipulaciones del E$tado; una nueva relación social del trabajo,
desarrollo feminista de las fuerzas productivas, reconocimiento
explícito de la estatificación, la jerarquía y la segregación que dan
origen a los privilegios masculinos para desmantelarlos con la renuncia…
¡Y claro! Nada de dictaduras, tampoco del proletariado.
Victoria Aldunate Morales
*memoria feminista, feministas autónomas wallmapu
REFERENCIAS:
1. Estudio de Corporación Domos, SERNAM y Universidad Bolivariana (2008)
2.
En una proyección básica de estas estadísticas 8 horas de sueño, 8 horas
de trabajo con paga, 6,3 horas trabajo sin paga: a las mujeres nos
quedan sólo 1 hora 40 minutos para comer y además crear, descansar,
participar en organizaciones, y a los 4 horas libres y una hora y media
para comer. Lo dijimos en 2005 sin saber las estadísticas criollas en el
artículo “No voy a votar por Bachelet”. ALDUNATE MORALES, VICTORIA.
“Cuerpo de Mujer, Riesgo de Muerte. Ed. Sarri Sarri, Santiago 2012.
3.
Causas fundamentales de la pobreza, la inequidad y la degradación
ecológica: necesidad de rediseñar la creación del dinero y la asignación
del crédito, y de reestructurar los sistemas financieros. Julio de
2009. En: www.eclac.org/
mujer/noticias/paginas/5/36595/Henderson_espanol.pdf
4. Ver portada “LA PALANCA”, Revista mensual. Órgano de la Asociación de Costureras de Chile, 1º de Mayo de 1908.
5. LA PALANCA”, Revista mensual. Órgano de la Asociación de Costureras de Chile, 1º de Mayo de 1908.
6.
PALOMERA, ADRIANA y PINTO, ALEJANDRA. “Mujeres y prensa anarquista en
Chile, 1879-1931”. Edición Espíritu Libertario, Santiago 2006.
7 y 8. LORDE, AUDRE. “La Hermana, La Extranjera: Artículos y Conferencias”, Ed. Horas y Horas, Madrid 2003.
9.
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http://old.kaosenlared.net/noticia/louise-michel-ahora-pueblo-esta-encadenado-para-hacerle-creer-libre
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